TESORO DE LAS RELIGIONES

El Dalai Lama nos invita a orar por la paz
— por María Luisa Ulloa

El año 1989 al recibir el Premio Nobel de la Paz, el Dalai Lama terminó su discurso con estas palabras: «Permítanme compartir con ustedes una corta oración que me da una gran inspiración y determinación:

Por tanto tiempo como dure el espacio
y tanto tiempo como permanezcan seres vivos,
hasta entonces, pueda yo también permanecer
para disipar la miseria del mundo».

El Dalai Lama, con más de 80 años, es el líder político y religioso de los tibetanos desde 1930, vive en el exilio por la invasión de su país por China.

Es un sencillo y sonriente monje budista que recorre el  mundo abanderando los principios  de la no violencia, la convivencia  de todos los pueblos como una gran familia, el cuidado del medio ambiente, la armonía de las religiones, la responsabilidad de unos por otros, la paz personal interior para darla a los demás. Esto dice acerca de la paz:

«La paz empieza dentro de cada uno. Cuando poseemos paz interior, podemos estar en paz con todos a nuestro alrededor. Cuando nuestra comunidad está en un estado de paz, esta paz puede ser compartida con nuestras comunidades vecinas. Cuando sentimos amor y bondad hacia los demás, esto no sólo hace que los demás se sientan amados y protegidos, sino que nos ayuda también a nosotros a desarrollar paz y felicidad interior. Y hay maneras en las que podemos trabajar conscientemente para desarrollar sentimientos de amor y bondad. Para algunos de nosotros, la forma más efectiva de hacerlo es a través de las prácticas religiosas. Para otros, pueden ser prácticas no religiosas. Lo importante es que cada uno de nosotros hagamos un esfuerzo sincero de tomar seriamente nuestra responsabilidad».

El teólogo brasileño Leonardo Boff cuenta esta conversación con el Dalai Lama:

«En el intervalo de una mesa redonda sobre religión y paz entre los pueblos, en la cual ambos, el Dalai Lama y yo, participábamos, yo, maliciosamente mas también con interés teológico, le pregunte en mi inglés defectuoso:

— Santidad, ¿cuál es la mejor religión?

Esperaba que dijera:

— El budismo tibetano o las religiones orientales, mucho más antiguas que el cristianismo…

El Dalai Lama hizo una pequeña pausa, sonrió, me miró fijamente a los ojos –lo cual me desconcertó un poco, porque yo sabía la malicia contenida en la pregunta– y afirmó:

— La mejor religión es la que te aproxima más a Dios. Es aquella que te hace mejor.

Para salir de la perplejidad ante tan sabia respuesta, pregunté:

— ¿Qué es lo que me hace mejor?

El respondió:

— Aquello que te hace más compasivo, más sensible, más desapegado, más amoroso, más humanitario, más responsable, más ético... La religión que consiga hacer eso de ti es la mejor religión.

Callé, maravillado, hasta hoy estoy rumiando su respuesta sabia e irrefutable».

Con los monjes tibetanos, escucha el famoso mantra: Om Mani Padme Hum (9:30 m)

 

 

agosto 2016