EVANGELIO DOMINICAL

Domingo 24º durante el año


Lecturas: Éxodo 32,7-11.13-14 / Salmo 50,3-4.12-13.17.19 / I Tim 1,12-17 / Lucas 15,1-32

Botón homilético: Francisco Quijano

• Tres parábolas: una oveja y una moneda extraviadas, el hijo que se va de casa, su padre y su hermano. Eso es lo que recordamos. ¿Hay algo más en estos relatos? Por supuesto que sí: lo esencial, lo más importante.

• Seis veces se habla de alegrarse, cuatro veces de festejar, hay música y danzas. ¿Quién se alegra? ¿quién festeja? ¿por qué se alegra y festeja? Esto es lo importante.

• La circunstancia de las parábolas también importa: responden a la crítica contra Jesús porque se le acercan recaudadores de impuestos y pecadores, y pecadoras también bastante efusivas.

• Importante igualmente es preguntarse: ¿qué se pierde y qué se gana en estas historias? Se pierde, desde luego, algo valioso: una oveja, una moneda. Se pierden dos hijos, uno que se va de casa, otro que se amarga en casa. Y se pierde también la alegría, el contento, el festejo.

• El gozo, la alegría, el festejo en estos relatos revela lo que se gana, los bienes que se habían perdido se recuperan, el hijo vuelve a casa. Todo ello queda envuelto en gozo, alegría, felicidad.

• Estas tres parábolas son imágenes de Dios que invita a celebrar su gozo al acoger en su amistad a quienes se habían perdido. El pastor invita a sus amigos a compartir su alegría, la mujer invita a sus amigas a alegrarse con ella. El padre goza por el gozo de su hijo que ha regresado, quiere que su otro hijo comparta ese gozo.

• Lo luminoso en estos relatos tiene dos aspectos. Uno, descubrir que el gozo, la alegría, la felicitad tienen una fuente: Dios, su amor, que se extiende a todo el mundo, un amor incondicional. Otra, reconocer que estamos envueltos por el amor de Dios, saber que estamos llamados vivir en el gozo de su amor.

• ¿Y qué es lo sombrío? Hallarse fuera de la alegría y la felicidad del amor. La parábola del padre y sus hijos deja abierta esa posibilidad. El padre dice su hijo mayor: «Tú siempre estás conmigo, todo lo mío es tuyo, era necesario festejar, porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida». Pero la historia no dice si este hijo amargado llega a participar en el festejo.

• Fiesta, música, danzas. Esta imagen de una gran fiesta, como los banquetes de bodas, Jesús la usa para hablar del Reinado de Dios. ¿Cómo podemos nosotros revivir esta imagen?

• La celebración de la Eucaristía es un banquete. No podemos reflejarlo tal cual en el rito eucarístico. Desde un principio, las comunidades cristianas crearon ritos. Pero no hemos de olvidar que la Eucaristía es la Última Cena de Jesús con sus amigos antes de morir. No olvidar tampoco que el Reinado de Dios es la fiesta de su amistad con nosotros.

• Podemos y debemos celebrar la Eucaristía con música y coros, porque así «se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se arrepiente».

 

Lecturas: Éxodo y Timoteo

• El episodio de la adoración del becerro de oro en el desierto da cuenta de la perversión colectiva de la fe en Yahveh, el Dios de la Liberación y de la Alianza, a quien los judíos cambiaron por Baal, el dios cananeo, representado por un toro. Ese fue un pecado colectivo de idolatría que acarreó grandes injusticias.

• La intercesión de Moisés manifiesta, a su vez, no el poder de su súplica en favor del pueblo, sino la fidelidad de Dios a la Alianza con su pueblo a pesar de sus graves pecados. Que la súplica de Moisés haya sido eficaz es una enseñanza de que confianza en Dios y su perdón supera nuestras debilidades, flaquezas y pecados.

• Dice san Pablo a Timoteo: «Nuestro Señor Jesucristo me ha considerado digno de confianza, llamándome a su servicio, a mí, que antes fue blasfemo y perseguí a la iglesia». Al decirírselo, da testimonio del cambio drástico que tuvo en su vida.

• ¿Acaso él, siguiendo el hilo de la parábola, había abandonado la casa del padre? Quizás, no. Quizás se dio cuenta más bien, o el Señor le hizo ver, que estaba en la casa equivocada. Uno puede estar convencido con toda sinceridad de estar en lo correcto y no es así. ¿Qué sucede, entonces?

• A veces no basta que caer en cuenta de que uno está equivocado. A veces es necesario caer en cuenta de que toda una forma de pensar y actuar está equivocada. Este reconocimiento es más difícil y profundo. Puede ocurrir no solo en el ámbito religioso, también en el ámbito cultural y en el ámbito político.

• En lo que concierne a Pablo, que fue antes Saulo, a este Saulo le ocurrió justamente esa doble conversión: reconocer que estaba equivocado y reconocer que el judaísmo fariseo estaba equivocado.

• Concluye así: «Cristo Jesús vino a este mundo a salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el peor. Pero Cristo Jesús me perdonó para que fuera yo el primero en quien él manifestara su generosidad».

 

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Claves para la homilía: Julián Riquelme

• Contexto - Palestina, año 30: Los fariseos y los escribas no aceptan que Jesús reciba a los publicados y pecadores y coma con ellos. - Grecia, año 80: Los judaizantes piensan que Dios ama más a quienes cumplen las leyes y observancias israelitas; y consideran relajados a los cristianos procedentes de la gentilidad.

• Sentido Las tres "parábolas del perdón" tienen la misma estructura: Búsqueda, encuentro, y alegría. En el texto se pueden distinguir tres imágenes o estampas:

• Actitud de Jesús frente a los pecadores (15,1-2). Hay dos sectores o bloques de personas: Por un lado, están los pecadores oficiales, que incluye a los publicanos, las prostitutas, los marginados, los enfermos y los extranjeros: Por otro lado, se hallan los pretendidos justos, donde se ubica a los fariseos, los escribas y la gente de bien. Los fariseos y los escribas desprecian a los "pecadores" de todas las categorías, y consideran una "impureza" tener trato con ellos. Por eso, reprochan al Nazareno el dar acogida a los pecadores. Enseñanza: El Maestro tiene trato con los pecadores para hacerles presente la verdadera imagen de Dios.

• La oveja perdida (15,3-7). Las ovejas, que no se descarriaron, representarían, no a los justos, sino a los fariseos, que se creían justos, a pesar de andar lejos del camino de Dios. He aquí la ironía de Jesús: ¿Existen acaso justos, que no tengan necesidad de conversión? Los fariseos se tienen por tales. Pero Dios se alegra más por la conversión de un pecador que por la ilusoria "justicia" de los fariseos, que creen no tener necesidad del perdón de Dios. Mensaje: El buen cristiano y el buen pastor encarnan la ternura de Dios.

• La dracma perdida (15,8-10). El único deseo de Dios es que también los pecadores se conviertan y se salven. Por eso, los busca con preocupación, prolijidad y cuidado. Como la mujer siente alegría al encontrar la dracma perdida, así Dios se llena de alegría al encontrar a una persona, que se había alejado del camino de la justicia. Moraleja: La alegría, que viene de Dios, es la de quien por amor trabaja para el crecimiento de una y de todas las personas.

• Pinturas: de Marc Chagall, El hijo pródigo; de la colección Jesús Mafa del norte de Camerún, El buen pastor.

Semana XXIV: Lunes (aquí)