EVANGELIO DOMINICAL

Domingo 1º de Cuaresma


Botón homilético                                                                                                 Francisco Quijano OP

Domingo 1º de Cuaresma (18.2.2015): Marcos 1, 12-15

● Las tentaciones de Jesús en el desierto son tres grandes frescos en Mateo y Lucas que representan las seducciones a las cuales estuvo sometido en su vida pública y su pasión.

● Usar a Dios para evadir la responsabilidad de buscar el bien humano: no solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

● Reclamar una relación privilegiada con Dios que lo coloca al margen de los riesgos de la vida humana: no pondrás a prueba al Señor tu Dios.

● Asumir el poder como eje de las relaciones humanas en vez del amor: al Señor tu Dios adorarás y a él solo darás culto.

● Este desierto y estas tentaciones son las nuestras, Jesús las venció por nosotros. ¿Qué lugar es este? ¿A qué riesgos y qué tentaciones estamos expuestos?

● El desierto es allí donde te encuentras a solas contigo y decides qué quieres ser, descubres que eres un don para ti y te aceptas con gratitud.

● Allí donde te acechan tus ambiciones y egoísmos y luchas contra ellos, donde el Espíritu te inspira y tú buscas seguir sus inspiraciones.

● Allí donde escuchas a tu prójimo y se te conmueven el corazón, donde se decide tu destino, como Jesús decidió el suyo por ti.

⦁ Ilustración del Salterio de la Abadía de San Albano, Hildesheim, siglo xii

 

 

Claves para la homilía                                                                                                Julián Riquelme OP

◙ ContextoPalestina, año 30: Después que Jesús recibió el bautismo de Juan, fue a meditar su ministerio al desierto de Judea, que se encuentra en la ribera del río Jordán ► Roma, año 70: Esta catequesis invita a los perseguidos a hacer una experiencia interior para encontrarse con Dios y con su Enviado Jesucristo (cf. Dt 32,10; Os 2,16-20).

◙ Sentido En el Evangelio aparecen dos temas:

● La tentación en el desierto (Mc 1,12-13). El relato contiene tres elementos:

La experiencia: Después de su bautismo, el Nazareno es impulsado por el Espíritu Santo a profundizar su proyecto mesiánico (Mc 1,12). Según el Evangelio de Marcos, en el desierto Jesús busca el descanso de la oración (Mc 1,35), se libera por un tiempo de la gente (Mc 1,45), tranquiliza a sus discípulos (Mc 6,31), y a veces le siguen las turbas (Mc 8,4).

La opción: “Cuarenta días” es un tiempo simbólico, pues durante cuarenta años guió Dios a Israel en su caminar por el desierto (Dt 8,2); y cuarenta días camina por el desierto el profeta Elías, fortalecido con el alimento de los ángeles, hasta llegar al monte Horeb (1 R 19,1-8). El mismo Jesús elige y decide experimentar un tiempo de soledad y de búsqueda, de lucha y de drama, en el que supera obstáculos y trata de hacer suyo el mejor camino para acompañar a su pueblo. Durante este tiempo, Cristo es tentado por Satanás, que es el acusador de los seres humanos ante Dios, se empeña por esclavizarlos en el temor, y les insinúa caminos contrarios a su plenitud humana. Debido a esa búsqueda y al poder del Espíritu Santo, el Nazareno vence al Tentador (Mc 1,13abc).

La victoria: Jesús comienza a lograr la paz mesiánica universal, en que la naturaleza y los animales no perjudican, sino que entran en armonía con los seres humanos (cf. Is 11,6-9; 35,5-10; 65,25; Ez 34,23-28; Dn 6,23). La experiencia del desierto permite a Cristo abrirse a la confianza con Dios Padre, recibiendo más fuerza del Espíritu Santo. Desde ahora puede iniciar el ejercicio de su función profética: maniatar al Fuerte (cf. Mc 3,27), y anunciar el Reinado de Dios (Mc 1,13dc; cf. 13,27).

● El comienzo de la predicación de Jesús en Galilea (Mc 1,14-15). Aquí se pueden detectar dos rasgos:

La cercanía del Reinado de Dios: La presencia del Dios vivo se aproxima a cada persona y a todo grupo humano: "El reino de Dios está cerca" (Mc 1,15b).

La invitación: La gratuidad de Dios exige seriedad. Pide rectificar el camino y la mentalidad: "Conviértanse" (Mc 1,15c); y abrir el corazón a la fuerza salvadora de Dios: "Crean en la Buena Noticia" (Mc 1,15d).

⦁ Ilustración de un salterio medieval – Biblioteca Real de Copenhague