EVANGELIO DOMINICAL

Domingo 19º durante el año


Botón homilético                                                                                                       Francisco Quijano OP

Domingo 19º durante el año (7.8.2016)  Lucas 12,32-48

● El Padre ha decido darnos el reino. ¿Qué don es este? En el pasaje anterior Lucas presenta la enseñanza de Jesús sobre la confianza en Dios: «No anden buscando qué comer o qué beber, no se angustien... El Padre sabe que lo necesitan… Busquen su reino y recibirán lo demás por añadidura».

● Hay dos formas dispares de enfrentar el futuro: acumulando bienes con el propósito de asegurarlo como si fuéramos sus dueños o confiando en Dios de quien hemos recibido la vida. Esta confianza no es providencialismo irresponsable.

● Dos parábolas ilustran cuál debe ser nuestra actitud: somos administradores de los dones de Dios, Él nos ha confiado la vida para que la llevemos hasta su plenitud.

● El reino que hemos de buscar es una vida buena, digna, feliz, no solo para mí, también para los demás, especialmente para quienes viven en condiciones precarias, en extrema necesidad.

● La diferencia entre estas dos formas de ver la vida aparece a las claras en nuestro mundo: acumulación ilimitada de bienestar, poder y dominio sobre los demás, en contraste con hambre y miseria de millones, persecuciones, despojos y emigraciones forzadas.

● Esta es la advertencia de Jesús sobre cómo hemos de dar cuenta de nuestra administración: «A quien mucho se le dio mucho se le pedirá, a quien mucho se le confió mucho más se le exigirá».

⦁ Peter Brueghel el Viejo, La prudencia (grabado, 1559)

 

 

Claves para la homilía                                                                                                      Julián Riquelme OP

◙ ContextoPalestina, año 30: En la subida a Jerusalén, Jesús exige a sus discípulos buscar por sobre todo el Reino de Dios. ► Grecia, año 80: Se llama a no tener miedo, sino confianza en Dios, porque en Él no hay futuro, sino un continuo presente, lleno de Amor.

◙ Sentido El tema del Evangelio es “Dios no viene de fuera, sino de dentro”. En el texto se pueden distinguir los siguientes aspectos:

● Invitación a estar siempre en búsqueda (Lc 12,35). La búsqueda tiene como finalidad encontrar el “tesoro escondido”, que hay dentro de cada uno de nosotros: Es el Reino de Dios, es decir, Dios mismo como fundamento de nuestro ser. Él ya se ha dado todo previamente, y ha regalado su amor a cada uno de nosotros. Tener “ceñidas las vestiduras” significa “andar con ropa de trabajo”: Esta búsqueda es muestro trabajo principal, todos los otros quehaceres son importantes, pero subalternos. Por otra parte, cuando el texto habla de las “lámparas encendidas” llama a trabajar de noche, en la oscuridad, sin miedos ni temores, porque Dios ya está caminando con nosotros, desde nuestra interioridad. Así no le tendremos miedo ni a la muerte.

● Parábola del patrón que vuelve de una boda (Lc 12,36-38). Primero: Hay que estar prontos, dispuestos, siempre listos para abrirle a Dios las puertas de nuestro corazón: Él es un don total, incondicional y permanente. Segundo: En la noche se producirá el encuentro personal con el Dios vivo: “Él mismo recogerá su túnica, los hará sentar a la mesa y se pondrá a servirlos”. Además, en la Pasión, Jesús afirma. “Yo estoy entre ustedes como el que sirve” (22,27). Cuando descubrimos a Dios, sirviéndonos desde nuestro interior, no hay miedo a la “noche”, y llega la felicidad, el sentido de la vida, y la experiencia de la mejor de las fiestas.

● Parábola del ladrón (Lc 12,39-40). Se invita a discernir los procesos históricos, a cultivar la consciencia de lo que ocurre, a defender la vida de nuestros prójimos cuando está amenazada. Así nuestro peregrinar presente, tiene pleno sentido por sí mismo. Lo que proyectamos para el futuro, está ya aquí y ahora a nuestro alcance. Aquí y ahora, me es posible vivir la eternidad, ya que puedo conectarme con lo que hay de Dios en mí y comunicarlo a los demás. Aquí y ahora puedo alcanzar mi plenitud y ayudar a otros a encontrarla, porque, unidos a Dios, lo tenemos todo al alcance de la mano. En este contexto, se supera el temor al futuro, y, si se actúa con responsabilidad, el desarrollo humano ciertamente va a crecer y un nuevo día va a amanecer.