ORAR CON LA BIBLIA

Comunión espiritual con una Catequesis del siglo I


La Didajé o Enseñanza del Señor a las Naciones por medio de los Doce Apóstoles es una catequesis contemporánea de los Evangelios Sinópticos, escrita entre los años 65 y 80 dC. Fue encontrada en 1873 en Macedonia, cerca de Constantinopla. Es la primera catequesis escrita que se conoce con 16 breves capítulos, de los cuales el 9 y el 10 se refieren a la Eucaristía, cuya celebración se da por hecho. En estos tiempos de pandemia y cofinamiento, podemos utilizar las oraciones de acción de gracias de estos capítulos como comunión espiritual. De este modo, en la fe, la esperanza y la caridad, podemos vivir una comunión que trasciende los siglos y sobrepasa los confines geográficos.
 

«La copa de bendición que bendecimos, ¿no es comunión con la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo? Uno es el pan y uno es el cuerpo que todos formamos, porque todos compartimos el único pan» (I Cor 10,16-17).
 

«Te damos gracias, Padre nuestro, por la santa viña de David, tu siervo, la que nos diste a conocer a nosotros por medio de Jesús, tu siervo. A ti la gloria por los siglos».

Luego sobre el trozo de pan:

«Te damos gracias, Padre nuestro, por la vida y el conocimiento, que nos diste a conocer por medio de Jesús, tu siervo. A ti la gloria por los siglos.

«Como este fragmento estaba disperso sobre los montes, y reunido se hizo uno, así sea reunida tu Iglesia de los confines de la tierra en tu reino. Porque tuya es la gloria y el poder, por Jesucristo, por siempre».

«Te damos gracias, Padre santo, por tu santo nombre que hiciste morar en nuestros corazones, y por el conocimiento, la  fe y la inmortalidad que nos has dado a conocer por medio de Jesús, tu Hijo, para Él sea la gloria por siempre.

«Tú, Señor omnipotente, creaste todas las cosas por causa de tu nombre, y diste a los hombres alimento y bebida para su disfrute, para que te dieran gracias. Mas a nosotros nos hiciste el don de un alimento y una bebida espiritual y de la vida eterna por medio de tu Hijo; te agradecemos sobre todo que nos puedas salvar. Para Él sea la gloria por siempre.

«Acuérdate, Señor, de tu Iglesia, para librarla de todo mal y hacerla perfecta en tu caridad, y congrégala desde los cuatro vientos, santificada, en tu reino que le has preparado. Porque tuyo es el poder y la gloria por los siglosł».

 

Otras oraciones de comunión espiritual (aquí)