SEMANA XXVI: EVANGELIOS

Lunes: «Quien recibe a este niño en mi nombre, me recibe a mí»


Evangelio de San Lucas 9,46-50

• Dos actitudes espontáneas de los discípulos muestran el camino que tuvieron que recorrer para hacer suyas las enseñanzas del Maestro: tenían aspiraciones de grandeza y ambiciones de poder, y cultivaban un espíritu de grupo sectario.

• Discutían entre ellos quién sería el más grande y, luego, al ver a uno que expulsaba demonios en nombre de Jesús, tratan de impedírselo porque no era de su grupo.

• Ambas actitudes tienen su origen en una más radical, que la sabiduría antigua de los judíos expresó con estas palabras: «Dios sabe que cuando ustedes coman de ese árbol, se les abrirán los ojos y serán como Dios» (Gen 3,5).

• ¿Cuál es ese árbol? ¿Cuáles sus frutos? Hay que dejar los relatos simbólicos y las metáforas, y examinar, en escala social, lo que está en el origen de los conflictos que atraviesan la historia. Y, en escala interpersonal, examinar lo que provoca envidias, competencia, voluntad de dominio.

• Jesús ofrece dos formas de examinar estos impulsos ciegos que brontan del psiquismo humano. Un niño es un don, recíbelo como un regalo y, en ese don, encontrarás el sentido último tu vida: el don que es Dios.

• Acepta a los demás tal como son. Ya no son niños, pero siguen siendo un don. Recíbelos, acógelos. La gratuidad y el don son la forma de sobreponerse a las ambiciones desbocadas y al espíritu sectario y de rivalidad.

 

Lectura: Job 1,6-22

• El Libro de Job como el de Qohélet tratan una crisis de fe profunda que ocurrió a los judíos después del destierro en Babilonia. Tras la conquista de Babilonia por Ciro, rey de los Persas, los judíos habían vuelto a su tierra y reconstruido la ciudad de Jerusalén y su templo. Pero su confianza en el Dios de las promesas había decaído.

• La cuestión grave era esta: ¿qué ocurre con el destino de los buenos y los malos? Estos prosperan, en cambio los buenos sufren penurias y desgracias. ¿Dónde está Dios? ¿Qué hace? ¿Cómo actúa ente estas injusticias?

• Esta crisis de fe vuelve una y otra vez en la historia: ¿dónde estaba Dios en Auschwitz? ¿dónde está Dios en Ucrania? ¿dónde está Dios en Sinaloa? ¿dónde está Dios en Venezuela?

• En tiempos de Job como ahora, reclamamos a Dios por lo que ocurren en el mundo. En tiempos de Job había sabios judíos que justificaban el statu quo de las desgracias de los buenos. Hoy en día hay quienes justifican las desgracias que ocurren a la humanidad.

• El libro de Job consta de cuatro tandas de diálogos, tres de unos amigos de Job con él, a quienes Job refuta sus razonamientos que justifican las desgracias que lo aquejan. En el cuarto, Job dialoga con Dios, que se le manifiesta y a quien finalmente le dice: «Te conocía solo solo de oídas, ahora te han visto mis ojos».

 

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Reflexión: Julián Riquelme

• Contexto - Palestina, año 30: Los discípulos de Jesús al comienzo buscaban más el Reinado de Israel que el Reinado de Dios. - Grecia, año 80: Hay que superar la ambición de poder, la autosuficiencia y el orgullo de grupo, cuando surgen dentro de la Iglesia, para anunciar el Evangelio a todos.

• Sentido Según el Evangelio “Quienes siguen a Jesús no han de buscar ser los más grandes”. Contiene los siguientes aspectos:

• Ambición de poder (46). Los discípulos lo piensan para sus adentros y lo comentan entre ellos, sobre el puesto y el nombre de quién será el mayor en el porvenir. Ellos esperan un gran triunfo al llegar a Jerusalén, inspirados en un concepto político imperialista no del Reinado de Dios, sino del Reinado de Israel. Según su lógica, los más importantes dentro de un grupo o comunidad son quienes destacan por sus cualidades o por la responsabilidad en el ejercicio de sus funciones. Lección: Hay que transformar la competividad en cooperación.

• El ejemplo del niño (47-48). Llama a ser el “el más grande”, pero por un camino distinto al que los discípulos pretenden elegir. Cuando se habla del “niño” (gr. “pais” – “paidos”, en un códice con artículo), probablemente el texto se está refiriendo a un niño concreto, que está ahí en la casa, y no a cualquier niño; se trataría del niño o muchacho de los mandados, el último en la escala de la familia patriarcal, que se dedica a servir. “Acercándolo”: para invitar a quienes lo sigan a asumir la actitud de ese niño. “Me recibe a mí y al que me ha enviado”, para humanizar a todos los seres humanos. Moraleja: El Misterio Pascual de Jesús, es decir, el acontecimiento de su muerte y la experiencia de su resurrección, ilumina el itinerario del servicio de los discípulos en todos los tiempos y lugares.

• El exorcista sin credenciales (49-50). Una persona, sin ser de los discípulos, usa el Nombre de Jesús para hacer sanaciones o exorcizar; es alguien, que actúa por su cuenta, sin confesarse creyente en el Nazareno, ni pertenecer a su grupo. Los seguidores de Jesús consideran que ese personaje está usurpando el Nombre del Maestro; se ponen intolerantes con él, y tratan de impedírselo. Por su parte, Juan trata el asunto y habla de “los nuestros” o de “nosotros” como la norma central del seguimiento. El Nazareno aclara que esa persona no está contra, sino que va en la misma dirección de los discípulos: lo importante es humanizar a todos. Mensaje: Los bautizados y bautizadas somos servidores del mensaje de Cristo, y no sus dueños ni propietarios únicos de la “marca Jesús”.

Semana XXVI: Martes (aquí)