Evangelio de San Lucas 5,1-11
• «Duc in altum!». De vez en cuando se encuentra uno esta consigna en latín. En la Carta del Jubileo del Año 2000, Juan Pablo II la usó para exhortar a ser valientes: «Navega mar adentro», «Lánzate hacia adelante».
• Eso fue lo que hicieron Pedro y sus compañeros confiando en la palabra de Jesús, a pesar de tener sus reservas de acatar una orden de alguien que no era pescador.
• Lo que dice Pedro es clave para captar el fondo del relato: «Maestro, hemos trabajado toda la noche y no hemos sacado nada; pero ya que lo dices, echaré las redes».
• «Ya que lo dices...». La relación con Jesús se sustenta en la fe y la confianza en él. Puedes tener tus reservas para acometer las tareas que se te proponen. De todos modos, tú lánzate, no confíes en tus capacidades, confía en él.
• Esta es la condición de toda la obra de la Iglesia y de cada uno de nosotros en ella. San Juan Crisóstomo, que fue muy atrevido, dice lo siguiente al comentar estas palabras de Jesús: «Ustedes son la sal de la tierra»
• «El mensaje que se les comunica no va destinado a ustedes solos, sino que han de transmitirlo a todo el mundo. Porque no los envío a dos ciudades, ni a diez, ni a veinte; ni tan siquiera los envío a toda una nación, como en otro tiempo a los profetas, sino a la tierra, al mar y a todo el mundo, y a un mundo por cierto muy mal dispuesto».
• Con este Evangelio de la pesca milagrosa estamos en los orígenes de la misión de la Iglesia. La consigna de Jesús a Simón y los hijos de Zebedeo, sobrecogidos por la pesca extraordinaria, fue esta: «No teman, en adelante serán pescadores de hombres».
Lectura: I Corintios 3,18-23
• Para desactivar las rivalidades en la comunidad de Corinto y desalentar a quienes las azuzaban, san Pablo va al fondo de la cuestión: ¿A quién pertenecen ustedes? ¿a mí, a Apolo, a Pedro? No. No se adhieran a simples seres humanos como yo y los demás apóstoles.
• Y añade esto que suena a una consigna muy enriquecedora: «El mundo, la vida, la muerte, lo presente, lo futuro: todo es suyo, ustedes son de Cristo, Cristo es de Dios». ¿Qué tal si viviéramos guiados por esta consigna? ¿En qué quedarían nuestras rivalidades?
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Reflexión – Julián Riquelme
• Contexto - Galilea, año 30: Jesús llama a los primeros discípulos. - Grecia, año 80: Lucas, al redactar su Evangelio, está en una comunidad, que desea llevar la Buena Noticia de Jesús a todo el Imperio Romano.
• Sentido En “La vocación de los primeros discípulos” se puede distinguir tres elementos:
• Colaboración (5,1-3). Cristo busca colaboradores. La gente asedia a Jesús, que evangeliza en tierra. Él avista dos barcas y a los pescadores en la orilla. El Señor sube a la barca de Simón, le pide adentrarse un poco en el lago, y anuncia la Buena Noticia desde una mejor posición. Lección: Jesús no desea actuar solo: siempre busca quienes le ayuden.
• Sancillez (5,4-7). La pesca abundante. A la orden de Cristo, Pedro responde con confianza en la Palabra del Maestro. La práctica es sencilla, pero el resultado es admirable. Moraleja: En suma, el seguimiento del Señor potencia los esfuerzos humanos.
• Vocaciones (5,8-11). Llamamiento de Simón, Santiago y Juan. Pedro se siente “pecador”, incapaz de soportar el peso de la misión. Las palabras de Jesús le confirman en ella, le ayudan a desapegarse de todo, y le animan a seguir adelante, aprendiendo a ser discípulo y misionero. El desapego es esencial para seguir a Jesús. Mensaje: La respuesta de los seres humanos al Evangelio solo se puede realizar en un contexto de absoluta generosidad y desinterés.
Semana XXII: Viernes (aquí)
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