SEMANA XVII: EVANGELIOS

Martes: «Quien siembra la buena semilla es el Hijo del hombre»


Evangelio de San Mateo 13,36-43

• Una característica, quizá estructural, del pensamiento humano es la dicotomía: dividir todo en dos. Puede ser una posición doctrinaria: una parte de la realidad es buena, la otra mala; un dios bueno creo lo espiritual, un demiurgo malo, lo material.

• Este esquema se traduce luego en una perspectiva moral: unos son buenos, otros, malos; yo soy bueno, los otros, malos; yo estoy del lado de los buenos, los demás, del lado de los malos; a partir de mí todo es bueno, antes de mí, todo malo.

• Esa doctrina se llama dualismo y en el plano moral maniqueísmo. Su origen es, al parecer, la región de Mesopotamia. En su lucha contra el agnosticismo, san Agustín adoptó durante un tiempo el maniqueísmo. Pero él no ha sido el único, es una tentación perenne.

• En varias partes del mundo curiosamente, esta doctrina dualista ha invadido el campo de la política y el resultado es una polarización que se ha amparado de poblaciones enteras de la cual es difícil escapar.

• La parábola del trigo y la cizaña es una sutil invitación a no dejarse atrapar por el pensamiento dualista y las actitudes maniqueas. No toda la realidad se divide en blanco o negro, ni toda la conducta humana en buena o mala.

• «Señor, ¿quieres que vayamos a arrancar la cizaña? No, porque al arrancarla, corren el riesgo arrancar también el trigo. Dejen que crezcan juntos hasta la cosecha». Así presenta la realidad la parábola del campo de trigo en el que crece también cizaña.

• La parábola invita a ser precavido en el discernimiento de lo bueno y lo malo. Ese discernimiento comienza en ti: no eres un paradigma de bondad y pureza, hay en ti lo bueno y lo malo. ¿Qué debes hacer? No te empeñes en erradicar lo malo, cultiva lo bueno que hay en ti.

• A tu alrededor, en la familia, en la sociedad, en la historia humana, hay de lo bueno y de lo malo. No te erijas en súper crítico que diga: de mi lado lo bueno, del otro lado lo malo; yo y los míos somos los buenos, los demás, los malos; los buenos hemos llegado al poder para acabar con los malos.

• Eso ha sucedido incontables veces en la historia por quienes tienen el poder, y ha provocado las peores tiranías, pogromos, purgas, limpiezas étnicas y crímenes por no acatar ideas y órdenes del mandón en turno.

 

 

Lectura: Jeremías 14,17-22

• Lamentación del profeta por las desgracias que padece el pueblo, unas de la naturaleza como la sequía, otra debidas a la violencia humana: «Salgo al campo: muertos a espada; entro en la ciudad: desfallecidos de hambre».

• En México, en Chile, en otras partes del mundo, hay carencia de agua y sequía. En México, en Chile, en muchas partes, hay violencia criminal. ¿Cómo hacerse cargo de estas desgracias? Hay que comenzar por reconocer la responsabilidad que tenemos en ello, gobernantes y ciudadanos: «Reconocemos, Señor, nuestra impiedad, la culpa de nuestros padres, porque pecamos contra ti».

 

 

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Reflexión: Julián Riquelme

Contexto - Palestina, año 30: Jesús enseña que la injusticia en el mundo se debe más bien a “algún enemigo”, a una fuerza opuesta al Reinado de Dios, que sabotea el trabajo del sembrador (Mt 13,19 y 28). - Antioquía (Siria), año 80: La comunidad combate la “impaciencia mesiánica”, y llama a los seguidores de Jesús a interiorizar la parábola, para humanizar este mundo, pues Cristo ama a todos y no condena a nadie.

• Sentido Jesús no explica la parábola, sino que ofrece siete elementos claves para que los discípulos la interpreten por sí mismos.

• Claves de interpretación (Mt 13,36-39). Estos son:

  1. ”El que siembra la buena semilla”: Jesús que murió por amor a todos nosotros y está Resucitado, y habita en nuestro interior (Mt 1,23; 28,20).

  2. “El campo”: El orbe y todos sus habitantes; la comunidad de quienes siguen a Cristo; mi propia persona incluida mi interioridad.

  3. “La buena semilla”: Son quienes hacen suyo el mensaje del Nazareno; viven las Bienaventuranzas, pero pueden llegar a ser cizaña.

  4. “La cizaña”: Quienes se dejan atrapar por el poder, el prestigio y las riquezas; sin embargo, pueden llegar a ser trigo.

  5. “El enemigo – demonio”: No es una realidad personal, sino simbólica (P. Arturo Sosa, SJ), que surge desde nuestro inconsciente al sentirnos inseguros frente a la muerte.

  6. “La cosecha”: Ante el Señor Jesús, es el resultado personal y colectivo de nuestra práctica: ¿Ha sido pro humanización o deshumanizadora? (Mt 25,31-46).

  7. “Los cosechadores - ángeles”; Son los mensajeros de Dios, que iluminan nuestra interioridad para que analicemos nuestra práctica.

• Parte final (Mt 13,40-43). Detrás de las claves de interpretación y de la conclusión del texto, late esta pregunta: ¿Qué sentido tiene para mi vida y mi práctica la parábola del trigo y la cizaña? O en otros términos: Si en el campo existe todo mezclado: cizaña y trigo. ¿En el campo de mi vida, qué prevalece: el trigo o la cizaña? ¿Cómo superar esta oposición?

Samana XVII: Miércoles (aquí)