Evangelio de San Mateo 16,13-19
• «Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia». Suele comentarse esta sentencia como fundamento de la adhesión debida a Pedro y sus sucesores como cabeza de la Iglesia. Lo cual se presta a confusión. Cabeza de la Iglesia es únicamente Cristo (Col 1,18).
• De esta idea se pasa a colocar a la Iglesia como objeto de la adhesión de fe. A veces se recita el Credo de los Apóstoles así: «Creo en el Espíritu Santo, creo en la santa Iglesia católica, creo en la comunión de los santos...».
• No es así. El texto del Credo dice: «Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos...». ¿Tiene alguna importancia esta nimiedad? Sí la tiene.
• Hoy en día, cuando sacerdotes y religiosos han cometido pecados y crímenes graves de pederastia, la Iglesia ha perdido credibilidad. Pero el error de creer en ella no se debe a esto.
• No creemos en la Iglesia, de la que formamos parte, por cierto, porque en el Único en quien creemos es Dios: «Creo en Dios, Padre todopoderoso... «Creo en Jesucristo, su Único Hijo... «Creo en el Espíritu Santo...».
• En el Credo de Nicea, Credo largo, ni siquiera se repite el verbo creer. Se dice una vez: «Creemos en un solo Dios... «Y en un solo Señor Jesucristo... «Y en el Espíritu Santo... «confesamos un solo bautismo... esperamos la resurrección de los muertos...».
• El Único a quien se debe total adhesión de fe es el Dios Único, que es Padre, Hijo, Espíritu. Todo lo demás son creaturas a quienes no se debe adhesión de fe absoluta. José Ignacio González Faus dice que la fe en la Iglesia es una de las «herejías del catolicismo actual».
• Aquí siguen unas observaciones de teólogos medievales y del Catecismo del Concilio de Trento acerca de esto. [F. Q.]
• «Quién cree en la iglesia cree en un hombre… Aparta de ti esa persuasión blasfema de pensar que debes creer en alguna creatura humana». Fausto de Riez (siglo V)
• «En la iglesia no creemos como creemos en Dios, porque la iglesia no es Dios. Creemos en Dios de manera única y, como consecuencia, creemos que su iglesia es». Ildefonso de Toledo (s. VII)
• «No hay que decir "Creo en la santa iglesia católica" sino suprimir la preposición "en", y decir "Creo que la santa iglesia es", como "Creo que la vida eterna es y la resurrección de la carne". Pues si creemos en la santa iglesia, parecería que creemos en el hombre, lo cual no debe hacerse». Pascasio Radberto (s. IX)
• «Se puede decir "Creo en la iglesia", si se entiende refiriéndolo al Espíritu Santo que santifica a la Iglesia. Pero es mejor conservar el uso común y decir simplemente "Creo que la santa Iglesia es", sin la preposición "en". Tomás de Aquino (s. XIII)
• «Hay que creer que Iglesia es, pero no creer en la iglesia. Pues en las personas de la Trinidad creemos de tal manera que ponemos en ellas toda nuestra fe. Y luego cambiamos la forma de hablar y decimos que la santa Iglesia es, para distinguir con esta forma diversa de hablar al Creador de las creaturas». Catecismo del Concilio de Trento (s. XVI)
• O •
Reflexión - Julián Riquelme
• Contexto - Palestina, año 30: El Jesús histórico pensaba que primero vendría la renovación de todo el pueblo de Israel (Mt 10,6), y posteriormente, en el futuro, ocurriría la entrada de los gentiles o paganos en el Reino de Dios (Mt 8,11). - Antioquía (Siria), año 80: La confesión de fe en Cesarea de Filipo invita a adherir a la persona de Jesús como Mesías, e intenta definir cuál es la misión de la Iglesia.
• Sentido El tema cental del Evangelio es: “Jesús interroga a sus discípulos sobre su persona”. En tiempos de Jesús y de la Iglesia primitiva, se constata una fiebre nacionalista extrema, en algunos judíos, especialmente en el movimiento zelota. Los autores de los Evangelios no quieren que al Nazareno le llamen Mesías, pues los nacionalistas lo esperan como un Emperador de toda la Tierra. Por eso, cuentan que Jesús se retira a Cesarea de Filipo, lugar de paganos o extranjeros (Mt 16,13). El texto puede dividirse así:
• ¿Quién es Jesús? (Mt 16,13-17). a) La gente: Aunque existan varias opiniones, nadie cree que el Nazareno sea un personaje excepcional en la historia de Israel; la gente entiende a Jesús como un gran profeta; lo estiman, pero no descubren la novedad que aporta su persona y misión. b) Los discípulos: "Y ustedes, ¿quién dicen que soy?"; según el relato, Pedro responde en nombre de los discípulos: "Tú eres el Mesías, el hijo de Dios vivo"; el discípulo aparece pronunciando palabras decisivas, capitales y reveladas sobre el Maestro, que son post pascuales. c) El elogio a Pedro: Durante la vida terrena del Nazareno, Pedro no pudo decir a Jesús que era el Mesías, el Enviado de Dios, el Ungido; sólo después de la resurrección del Maestro, los discípulos tomaron consciencia del Mesianismo del Nazareno; además, antes de esa experiencia, la idea de “hijo de Dios” era la del Antiguo Testamento: expresaba una especial cercanía a Dios y se aplicaba al rey, a los ángeles e incluso a pueblo judío en su conjunto. La narración dice que Jesús felicita a Pedro, quien se ha dejado mover por la iniciativa gratuita de Dios Padre, y ha hablado en nombre del grupo. La intención de esta felicitación es doble: Una, subrayar cuál es la fe de la Iglesia; otra, hacer de Pedro un principio de unidad de los demás apóstoles y de los bautizados y bautizadas.- A las comunidades cristianas y a cada bautizado, les ayuda a crecer personalmente y en la fe, el hacerse esta pregunta: “¿Quién es Jesús para mí?”
• La misión de la Iglesia (Mt 16,18-19). Jesús no pudo decir a Pedro, “sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” (ekklesian = asamblea); porque a Jesús nunca le pasó por la cabeza el fundar una Iglesia; lo que quiso hacer con su predicación, fue purificar la religión judía de todas las adherencias que la hacían incompatible con la verdadera imagen de Dios. Después de la experiencia de la resurrección de Cristo, la Iglesia está fundamentada sobre la fe en Jesús Mesías. Por otra parte, el texto: “Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo" (Mt 16,19), se complementa con este otro trozo del mismo Evangelio: “Si tu hermano peca contra ti, anda y corrígelo en privado. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano. Si no te escucha, busca una o dos personas más... Si se niega a hacerles caso, dilo a la comunidad. Y si tampoco quiere escuchar a la comunidad, considéralo como pagano o publicano. Les aseguro que todo lo que ustedes aten en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desaten en la tierra, quedará desatado en el cielo” (Mt 18,15-18). Ambos textos, con leguaje rabínico, se refieren al tema del “Pecado”: “Pecado ” en la Biblia es oprimir a los otros; también dejarse oprimir; y no buscar vías para salir de la opresión (cf. Jn 20,23).- Es misión de toda la Iglesia, sus comunidades y sus pastores, unidos por la misma fe en Jesús Mesías, ayudar a superar las esclavitudes personales y sociales.
Semana XIII - Martes (aquí)
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