PASCUA: SEMANA VII

Sábado: «Si quiero que se quede hasta que yo vuelva, ¿a ti qué?»


Evangelio de San Juan 21,19-25

• Después de anunciar a Pedro cómo iría a dar gloria a Dios –con los brazos atados y extendidos– Jesús le dice una palabra perentoria: «¡Sígueme!». No es Pedro quien le dice: «¿Por qué no puedo seguirte?».

• Hubo un cambio radical en Simón Pedro: por fin la resurrección de Jesús, por fin el don del Espíritu Santo, por fin la aceptación por Pedro de su traición, por fin su declaración de amistad a Jesús, todo ello había hecho de él otra persona.

• Se dispone a seguir a Jesús, ve a su lado al discípulo muy querido de Jesús, el mismo que lo introdujo en casa del Sumo Sacerdote donde Pedro negó a Jesús. El evangelista presenta el contraste entre estos dos discípulos: el que negó a Jesús y volvió a él, el que siempre le fue fiel.

• Curioso final de este Evangelio de Juan. En los otros tres, Jesús resucitado tiene un encuentro último con sus discípulos, los confirma en la fe en su resurrección y los envía a anunciar la Buena Nueva.

• El Evangelio de Juan termina con el seguimiento de dos discípulos que serán ejemplo para los que vendrán después. Simón Pedro, decidido, arrebatado, frágil, traidor arrepentido, en quien reside el ministerio de guiar a los fieles.

• El discípulo muy querido, fiel, atento, cercano a Jesús, discreto, que representa a tantos discípulos y discípulas que vendrán después, cuya misión será contemplar la gloria del Señor Resucitado y sostener a los demás discípulos.

• A Pedro Jesús le reitera la invitación perentoria: «¿Y a ti qué te importa el otro?» Tú sígueme. Al discípulo muy querido le da a entender que acompañará siempre a la comunidad en la contemplación de la Gloria del Resucitado.

 

Lectura: Hechos 28,16-20.30-31

• Fin de los Hechos de los Apóstoles. Lucas consigna que Pablo vive unos dos años en Roma como prisionero a domicilio en espera de ser juzgado por el César, a quien había apelado como ciudadano romano. No se sabe más de este juicio. La tradición consigna que Pablo padeció el martirio en Roma al igual que Pedro.

 

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Reflexión: Julián Riquelme

• Contexto - Palestina, año 30: Jesús invita a Pedro a comenzar más profundamente el seguimiento a Él, tomándolo como único modelo. - Jerusalén, año 100: Hay que comprometerse con una entrega hasta la muerte con el Nazareno y cultivar la relación de amistad con Él.

• Sentido El tema del Evangelio es “Jesús, único modelo”. Este trozo bíblico se puede dividir en tres partes:

• Diálogo entre Jesús y Pedro (21,19-22). Pedro aún no había seguido profundamente al Maestro. La profesión de fe que hizo en Cafarnaún en nombre del grupo (6,68s) no se había traducido en la práctica. Intentó seguirlo, pero se detuvo por miedo (18,15ss). Solo ahora, que sabe y acepta la meta de su seguimiento, podrá seguir a Cristo. En cambio, el discípulo ideal nunca había dejado de seguirlo (1,38; 18,15). Son dos discípulos que siguen al Señor, pero con distinta historia: Pedro, que admira al discípulo ideal, pregunta si es más seguro ir detrás de este discípulo, que lo acompañó hasta la cruz (19,26ss) y llegó antes que él al sepulcro (20,6): de esta manera evitaría toda desviación. El Señor responde que cada discípulo tiene autonomía personal en la ruta del seguimiento: los dos discípulos son autónomos, pero interdependientes de la misma meta. Lección: El grupo dirigente de la Iglesia debe estar unido y formar un bloque compacto; sin embargo, hay que respetar un ámbito de libertad individual y de diferencia específica. La unidad no es uniformidad.

• El rumor que surge entre los hermanos (21,23). No tiene importancia el rumor; lo importante es que ahora los cristianos se llaman “hermanos”. En la comunidad de hermanos, Jesús es un hermano (20,17). El Maestro recuerda la libertad que Él da a todos, y extiende la advertencia hecha a Pedro; recalca así la dignidad de cada discípulo y su vinculación a Él. Moraleja: El Reinado de Dios es un reinado de libertad y de liberación. Exige testigos fieles y verdaderos, que manifiesten con su testimonio una experiencia cristiana hasta el final de la vida.

• Anotación al final del Evangelio (21,24-25). Este colofón comienza con el testimonio del autor, avalado por la comunidad, y sigue con la constatación de lo mucho que hizo Jesús, de lo cual queda constancia por escrito. Mensaje: El Evangelio de Juan presenta en el escrito solo una selección de todo lo que Cristo dijo e hizo; además, Él ha realizado cosas admirables en el itinerario de cada una de nuestras propias vidas.

Domingo de Pentecostes (aquí)