Evangelio de San Juan 21,15-19
• Final del Evangelio de Juan: el capítulo 21 es un apéndice que se integra bien a los 20 capítulos anteriores. El diálogo de Jesús con Simón viene después de una pesca y un almuerzo en la playa. Es importante este contexto.
• Los protagonistas de la pesca, primero fallida, luego exitosa, son siete discípulos. Jesús se aparece de pronto en la playa, no lo reconocen, los anima a intentar otra vez, tienen éxito, lo celebran con un almuerzo que les sirve el propio Jesús.
• Este relato es símbolo de la misión de los discípulos –la pesca– y de la Eucaristía –el almuerzo–. Su sentido lo da la presencia de Jesús: él mismo es quien hace efectiva la misión y quien reúne en la Eucaristía a sus amigos.
• Viene, luego, el diálogo con Simón. Las preguntas de Jesús tienen una clara intención: provocar un vuelco en Simón. Pedro se había pasado de listo en la Última Cena: «Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Daré mi vida por ti» (Jn 13,37).
• Los demás discípulos también se habían pasado de listos: «Ahora sabemos que lo sabes todo... por eso creemos que vienes de Dios» (16,29).
• Ni Pedro siguió hasta dar su vida ni los demás se mantuvieron firmes: «¿De veras creen? –les dice Jesús–. Miren, llega la hora en que se dispersarán cada uno por su lado y me dejarán solo».
• El diálogo de Jesús con Pedro trastoca lo anterior. Jesús pregunta dos veces a Simón si lo ama. Usa el verbo, amar –agapaô– que significa entrega total, amar hasta dar la vida (15,12-14).
• La Tercera vez, señalada así expresamente por el artículo, Jesús pregunta a Simón si lo quiere. Usa otro verbo, querer –fileô– que significa quererse como amigos. La progresión del diálogo tiene ese sentido: Jesús espera que Simón declare ser su amigo.
• Esta vez Simón no se pronuncia de forma osada y cándida, admite tácitamente su fragilidad. En sus respuestas no se apoya en él mismo, sino en Jesús: «Tú sabes que te quiero... tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero».
• La solución del diálogo es la encomienda que Jesús hace a Simón y a los demás: mostrar su amor a él, haciéndose cargo del rebaño. En el amor a los demás se sella el amor a Jesús.
Lectura: Hechos 25,13-21
• La actitud y el pensamiento de las autoridades romanas acerca de Jesús, su vida, enseñanza y resurrección está bien caracterizada por lo que dice Festo, el procónsul romano, al rey Agripa y a Berenice que fueron a saludarlo:
• «Cuando se presentaron los que acusaban a Pablo no alegaron contra él ninguno de los cargos que yo sospechaba. Lo que había entre ellos eran no sé qué discusiones sobre su religión, y sobre un tal Jesús que murió y que Pablo asegura que vive».
• Se trataba, según él, de discusiones intrascendentes sobre asuntos religiosos, sobre lo cual no tenían injerencia las autoridades del imperio. Sin embargo, a poco andar, esas mismas autoridades desataron persecuciones crueles contra los seguidores de Jesús.
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Reflexión: Julián Riquelme
• Contexto - Palestina, año 30: El problema de las tres negaciones de Pedro quedaría sin resolver si no hubiese un encuentro del discípulo con el Señor, que incluyese una rectificación explícita y, por tanto, la rehabilitación. - Jerusalén, año 100: Después de la resurrección, no basta con reconocer a Jesús como Señor, sino que, además, hay que aceptarlo como servidor a imitar.
• Sentido El texto contiene el “Reencuentro de Pedro con Jesús a orillas del lago Tiberíades”. En este trozo bíblico se pueden distinguir tres partes:
• Primera pregunta y su respuesta (21,15). Jesús trata de enfrentar a Pedro con su actitud. Solo una entrega a los demás como la de Jesús, podrá manifestar su amor. La respuesta es afirmativa, pero evita toda comparación. Solo él lo había negado. Jesús usa el verbo “agapaô” = amor-amor. Pedro contesta con “phileô” = querer, amistad. Pedro empieza a comprender. Jesús no es solo el Señor, sino además el amigo. Lección: En la Iglesia la autoridad no es un poder mágico conferido indiscriminadamente, sino que ha de estar vivificado por el amor a las personas sobre quienes se ejerce la autoridad.
• Segunda pregunta y su respuesta (21,16). “Apacentar” = Procurar alimento. Jesús pide la muestra de ese amor al discípulo. Procurar pasto es comunicar vida. Solo puede hacerse en unión con Jesús, que es la Vida. “Corderos” y “ovejas” indican a los pequeños y a los grandes, sin distinciones. Le pide que renuncie a toda idea de Mesías, que no coincida con lo que Jesús es. El modelo de pastor reside en entregarse él mismo por las ovejas. Pedro le había negado, porque no estaba dispuesto a arriesgar su vida. Para la misión, Jesús es modelo de pastor; para la comunidad, es el único pastor. Moraleja: Muchas veces en la Iglesia la autoridad queda bloqueada por falta de amor a los fieles.
• Tercera pregunta, respuesta y retorno al camino (21,17-19). Con la tercera pregunta, Jesús pone en estrecha relación este episodio con las tres negaciones de Pedro, como se ha dicho. Espera de Pedro una rectificación definitiva y total. Ahora es el Nazareno quien usa el verbo “phileô” = me quieres, que Pedro había utilizado. Le hace fijarse en ello y le pregunta si está seguro de lo que ha afirmado. Ser amigo significa renunciar al ideal de Mesías que él se había forjado. El Maestro no pretende ser servido, sino que, como Él, el discípulo sirva a los demás. Pedro comprende que la pregunta resume su historia de oposición al proyecto de Jesús. Al final, el discípulo se entristece y responde con humildad al don del amor, que Cristo le ofrece. De este modo puede servir mejor a sus hermanos y hermanas. Entonces queda claro que Pedro retorna al camino del Maestro, dispuesto a seguirlo hasta la cruz. Mensaje: La resurrección de Cristo, mensaje central del cristianismo, es discutida por varias personas. Hay testigos como Pedro y Pablo, que la proclamen con sus vidas. ¿Amamos a Cristo lo suficiente para ser testigos de su victoria?
Pascua VII: Sábado (aquí)
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