PASCUA: SEMANA VII

Lunes: «No tengan miedo: yo he vencido al mundo»


Evangelio de San Juan 16,29-33

 • El coloquio de la Última Cena, en el que hablaba Jesús y sus discípulos intervenían de vez en cuando, está por terminar. Estos manifiestan una candidez que Jesús les hace ver de inmediato.

• «Ahora hablas claro... ahora sabemos que lo sabes todo... ahora creemos...» «¿Con que ahora creen? Llegó la hora en que se dispersarán cada uno por su lado y me dejarán solo».

• Hay que tomar en serio este breve diálogo final: revela la condición no solo de aquellos discípulos sino también la nuestra, la de todos. Es una advertencia para no incurrir en la candidez de creer fácilmente que somos discípulos o seguidoras fieles de Jesús.

• Somos frágiles, cualquier dificultad, obstáculo, oposición puede deshacer propósitos firmes. No digamos amenazas como esas a las cuales estuvo expuesto Jesús.

• En nuestro medio, esas amenzas son tentaciones de esconderse en la tenebra de la corrupción, o de engancharse en la espirtal de las extorsiones, o adormecerse en comodidad e indifrencia ante el cúmulo de arbitrariedades e injusticias que se cometen.

• Esta candidez y debilidad nuestra recibe de Jesús una palabra de aliento: «Les digo esto para que encuentren la paz en mí». No en ustedes, en mí. «Tengan valor: Yo he vencido al mundo».

• Los episodios subsecuentes corroboran estos dichos de Jesús: los discípulos lo traicionan y lo abandonan. ¿Qué sucede al final? Ellos mismos, esos discípulos frágiles, volverán a Jesús y lo seguirán fielmente. Así se cumple la palabra de Jesús: «Yo he vencido al mundo... ustedes también».

• San Juan lo dice también en su Carta: «Todo el que es hijo de Dios vence a mundo; y esta es la victoria que vence al mundo: nuestra fe» (I Jn 5,4).

  

Lectura: Hechos 19,1-8

• Pablo encuentra en Éfeso a unos seguidores de Jesús que provenían del judaísmo de la diáspora. Su iniciación en el camino nuevo era incompleta: habían recibido el bautismo de Juan, no el de Jesús.

• Pablo les anuncia este nacimiento nuevo y los bautiza en nombre de Jesús. Al punto, irrumpe en ellos el Espíritu Santo, tal como había sucedido en Pentecostés y en casa del centurión Cornelio. Al señalar este hecho, san Lucas muestra cómo el progreso del Evangelio es obra del Espíritu Santos.

 

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Reflexión: Julián Riquelme

• Contexto - Palestina, año 30: Los discípulos abandonan a Jesús en el arresto y la pasión, porque la actitud del Maestro no coincide con sus aspiraciones terrenas. - Jerusalén, año 100: La amistad, el amor y la misericordia del Padre por todos los seres humanos se manifiestan a través de Jesús.

• Sentido El texto contiene un “Diálogo entre los discípulos y Jesús”. El trozo bíblico se puede sintetizar en tres palabras:

• Ilusión (16,29-30). Los discípulos ilusoriamente se figuran entender ya todo. Piensan que Jesús ha respondido a su pregunta sobre la frase «Dentro de poco, ya no me verán, y poco después, me volverán a ver» (16,19). Imaginan que ya penetran el pensamiento de Cristo y admiran su saber; por eso, creen que procede de Dios. Sin embargo, su fe no se apoya en el único argumento que el Nazareno les ha dado: sus obras, sino en una pretendida ciencia que le atribuyen. Lección: Las palabras y las preguntas de los discípulos de entonces son también el espejo de las preguntas y los problemas de las comunidades de hoy.

• Escepticismo (16,31-32). Jesús muestra su escepticismo ante semejante motivación. La fe verdadera consiste en adherir a Cristo levantado en la cruz, como manifestación del Amor del Buen Padre Dios por todos. Él es nuestro maestro desde la cruz: no con doctrina, sino con entrega. Desde ahí irradia la fuerza del Espíritu Santo. Los discípulos tienen una fe inadecuada, pues se dispersarán durante la pasión del Señor. Únicamente la presencia del Padre lo sostendrá en su soledad. Moraleja: Aceptar la decisión de Cristo de manifestar el Amor de Dios a los demás, es recibir el Espíritu Santo y encontrar la paz.

• Victoria (16,33). Jesús quiere tranquilizar a los discípulos, sobre todo en los momentos de dificultades y persecuciones. Ellos encuentran la paz al unirse a Cristo y por Él al Padre. La Paz del Maestro se vive en la comunidad como una alegría que nadie puede quitar. El mundo es el cúmulo de deseos desordenados y de ambiciones aberrantes que algunos seres humanos cultivan. Mensaje: La actuación de los seguidores de Cristo en el mundo será siempre, de alguna manera, conflictiva. Las adaptaciones y concesiones si no propician la justicia, son en el fondo sacrílegas.

Pascua VII: Martes (aquí)