Lecturas: Levítico 19,1-2.17-18 / Salmo 102,1-4.8.10.12-13 / I Corintios 3,16-23 / Mateo 5,38-48
Botón homilético – Francisco Quijano
• «Yo les digo que no hagan frente al que les hace mal». En la situación presente en Chile, en México, en otras partes, estas palabras de Jesús parecen una invitación a vivir el amor en los tiempos de la cólera.
• «Abrazos, no balazos», es la consigna en México contra el crimen organizado. Parecen hacer eco a las palabras evangélicas. «Restablecer el orden público», parece ser la exigencia en Chile en vista del plebiscito constitucional.
• Los recientes crímenes brutales contra la familia LeBaron, los atroces asesinatos de Abril, Ingrid y Fátima en México, los incendios y destrozos vandálicos en estos meses en varias ciudades de Chile, escalan los interrogantes acerca del Evangelio de hoy.
• «Ojo por ojo, diente por diente», es una norma ancestral escandalosa, parece azuzar la venganza. No fue así, era todo lo contrario: poner límite a la venganza desenfrenada. Si te sacan un ojo, tú no dejes ciego al que te lo sacó.
• No es una buena solución, era la que había. Su carácter absurdo se hace patente. En México hay una espiral de venganza cruel entre narcos, de alevosía en los crímenes, especialmente contra las mujeres.
• En Chile hay una tenue línea divisoria entre la contención de la violencia para garantizar el orden público y el exceso en el uso de la fuerza por quienes deben defender el orden público.
• Convengamos: cuando hay agentes violentos que amenazan la vida de la gente, subvierten el orden público, desatan una violencia desenfrenada, la autoridad del Estado tiene obligación de garantizar la seguridad de los ciudadanos. Eso no está en disputa.
• Lo que se cuestiona es que solo con la fuerza bruta se puede contener la fuerza bruta; el imaginario paranoico de ver enemistad y amenazas por doquier; la actitud recelosa y defensiva frente a los demás. Estamos viviendo en un ambiente que da pábulo a esta visión.
• ¿Cómo oponerse al crimen en cualquiera de sus formas, sin valerse solo de las fuerzas del orden? ¿Que oponer al narco, los asesinatos, disturbios, incendios, extorsiones, fraudes y lo que sigue? Erradicar la impunidad. Ella es la madre de todos los crímenes.
• ¿Cómo se conjuga esto con el mensaje de Jesús? «Tú trata de hacer el bien, a quien te pida dale, no vuelvas la espalda a tu prójimo». Es lo que te corresponde. ¿Es posible? Lo hizo Jesús, lo han hecho muchos seguidores suyos y mucha gente buena.
• ¿Y las autoridades del estado, qué? Deben hacer lo que les corresponde: acabar de raíz con la impunidad, comenzando por la que ellas mismas propician o de la cual gozan; hacer justicia a las víctimas de los crímenes aplicándola a los criminales; garantizar la paz con los medios con que cuenta un estado de derecho.
• El odio produce metástasis — Una reflexión de Antonio Maza Pereda Leer aquí
• Wisława Szymborska: El odio Lee este poema irónico de la poeta polaca, Nobel de Literatura 1996 aquí
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Claves para la homilía - Julián Riquelme
► Contexto Palestina, año 30: Los escribas y fariseos cumplían escrupulosamente la Ley, y acusaban a Jesús de no observarla. Antioquía (Siria), año 80: Cristo es más que Moisés, porque invita a superar la letra de las leyes, para hacer nuestro su espíritu (Mt 5,20).
► Sentido En el Evangelio “Continúan las primeras enseñanzas del Sermón de la Montaña, centrándose ahora en la ira y el amor”, como se detalla a continuación:
• Antítesis sobre la Ley del Talión: “Ustedes han oído que se dijo: «Ojo por ojo y diente por diente». Pero Yo les digo que no hagan frente al que les hace el mal” (Mt 5,38-39ª; cfr. Ex 21,24). La Ley del Talión se basaba en el criterio de retribución proporcional: “haz lo mismo que te hacen”; de este modo la venganza no debía sobrepasar a la ofensa o daño causado; representó un progreso frente a la anterior Ley de Lamek (cfr. Gn 4,23-24). El amor y la ira son impulsos básicos de la persona humana; no se pueden eliminar; si así fuera, se destruiría a la persona; la ira es un amor incompleto, pues se queda ciegamente en lo defensivo, sin propiciar nada nuevo. A los discípulos, que son agredidos por gente de fuera de la comunidad, Jesús les propone como ideal reorientar la ira. — Hay personas que piensan que por tener ira están faltando; sin embargo, Jesús no faltó cuando tuvo ira ante las injusticias: recuerda, cuando Él expulsó a los vendedores del templo (Mt 21,12-13; cfr. Jn 2,13-16).
• Ejemplos de cómo reorientar la ira: “Si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra….” (Mt 5,39b-42). En este ejemplo, el Señor no dice quedarse con los brazos cruzados, ni tampoco responder con la misma agresión, sino, dentro de la Ley del Talión (“No piensen que vine para abolir la Ley”, Mt 5,17), realizar signos que reorienten la ira, para encontrar nuevas soluciones. En otras palabras: Si contribuye a la felicidad de todos, el discípulo demostrará al agresor su disposición a renunciar, incluso a los propios derechos, dejándole en claro que lo hace voluntariamente. Cuando el texto menciona “poner la otra mejilla”, “dejar el manto”, “caminar dos kilómetros”, “no volver la espalda al peticionario exigente” (Mt 5,39b-42), no está dando normas, sino ofreciendo indicaciones o ejemplos de gestos voluntarios, que el discípulo puede utilizar, para inquietar la conciencia del agresor e invitarlo al cambio o conversión. (Para el caso similar al interior de la comunidad, cfr. Mt 5,22-26). — Pídele al Señor en la oración que te sugiera actitudes, gestos y símbolos para inquietar la conciencia del agresor.
• Antítesis frente a una enseñanza de entonces: “Ustedes han oído que se dijo: «Amarás a tu prójimo» y odiarás a tu enemigo. Pero Yo les digo: Amen a sus enemigos….” (Mt 5,42-47). Los líderes religiosos enseñaban: «Amarás a tu prójimo» y “odiarás a tu enemigo” (Mt 5,43). La primera parte está en el Lv 19,18 y se entendía más bien limitada a los pertenecientes a Israel; la segunda parte, el odio al enemigo, no está en la Biblia, sino en la regla de los monjes esenios de Qumrán; de ahí los maestros la extienden por las sinagogas de Palestina; su base es: los no pertenecientes a Israel son idólatras y, por tanto, enemigos de Dios… Para Jesús, hay que disponerse, desde el interior, a amar a todos los seres humanos sin distinción, porque así se llega a ser hijos e hijas de Dios (“Pero Yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores”, Mt 5,44). “Amen” no significa “sientan ahora pleno afecto”, porque el corazón no se manda como la mano, sino tratar de neutralizar, equilibrar y orientar el odio interior, que brota naturalmente con el agravio. Hacerle un favor y ayudarlo, si es necesario. “Rueguen por sus perseguidores”, equivale a orar por quien me ofende, es decir, pedirle a Dios el bien para esa persona, porque Él también me ha perdonado por su amor. Cristo ofrece como modelo la actitud de Dios Padre (“Así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque Él hace salir el sol sobre malos y buenos, y hace caer la lluvia sobre justos e injustos”, Mt 5,45). Esto significa: primero, que Dios Padre, con su infinito amor, trabaja por la felicidad de todos los seres humanos, sin hacer diferencias ni distinciones, con apertura total; y, segundo, que los discípulos han de ir haciendo suya la actitud del Padre, para llegar a ser “los Hijos de Dios” (cfr. Mt 5,9b). Hacer lo contrario, es negar en la práctica la paternidad de Dios (“Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo los publicanos? Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿Qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos?”, Mt 5,46-47). Los “publicanos” trabajan por una felicidad superficial, al juntarse por intereses económicos. Los “paganos” significan el común de la gente, que, por lo general, se preocupan sólo de su familia, y no de la Felicidad que Dios desea y ofrece para todos. En resumen: Jesús pide cultivar la actitud de Dios Padre, para con todos los seres humanos. — Desapegarnos del prestigio, el dinero y el poder, ayuda a encontrar la imagen de Dios Padre en nuestros corazones.
• Síntesis de la primera parte del Sermón del Monte: Caminar hacia la perfección. “Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo” (Mt 5,48). En el amor a los enemigos se va verificando si caminamos o no hacia la perfección. Esfuércense en ir canalizando en el ahora el amor pleno y perfecto del Padre. Dios es Padre de todos los seres humanos, porque actúa con todos como un Padre; pero no todos los seres humanos son plenamente sus hijos, porque no todos se asemejan a Él en sus actitudes. — Para nosotros, los seguidores de Jesús, la perfección consiste en no ser sectarios sino abiertos.
• Martin Luther King: I have a dream, el 28 de agosto de 1963 en el Monumento a Lincoln, Washington.
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