EVANGELIO DOMINICAL

Domingo de la Sagrada Familia


Lecturas: Eclesiástico 3,2-6.12-14 / Salmo 127,1-5 / Colosenses 3,12-21 / Mateo 2,13-15.19-23

Botón homilético – Francisco Quijano

La familia es el medio donde nacemos a ser humanos y empezamos a crecer en humanidad: en ella aprendemos a cultivar amistad, solidaridad, generosidad, tolerancia, conversación…

La vida familiar es ambigua: familias integradas pero cerradas sobre sí; familias desintegradas que son focos de violencia; familias a medias, rotas; familias a distancia con el padre y la madre trabajando por necesidad en otra parte…

La vida familiar es amarga y es dulce: familias desterradas por la violencia; familias que emigran para evitar la hambruna; familias que fortalecen a sus integrantes para enfrentar la vida; familias que gozan y celebran en estos días y siempre que haya o no haya un buen motivo…

Ser matriz de humanidad nueva es la vocación de la familia. Para cumplirla necesita ser fecundada por la palabra de Dios. Eso fue lo que aprendió un niño que las pasó dulces y amargas en su infancia y salió luego del seno familiar a proclamar:

«¿Quién es mi madre y mis hermanos? Mirando a quienes estaban sentados a su alrededor, dijo: ¡Miren, estos son mi madre y mis hermanos! Quien haga la voluntad de mi Padre del cielo, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre».

Talla polícroma del friso interior de la Catedral de Notre-Dame, Paris

 

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Claves para la homilía – Julián Riquelme

► Contexto - Palestina, año 1: A José y María con el niño Jesús les toca vivir antes de la muerte de Herodes el Grande (año 4 a. C.). - Siria, año 80: Mateo presenta a Jesús como el nuevo Moisés, a Herodes como el nuevo Faraón, y a san José como el nuevo patriarca José.

► Sentido El Evangelio narra la “Huida de la Sagrada Familia a Egipto y su retorno a Nazareth". Su género literario es uno de los "relatos de la infancia de hombres famosos". Este género contiene la vida adulta de un personaje, que llega a ser famoso, en este caso Jesús; y describe su infancia y adolescencia con rasgos extraordinarios, con el fin de mostrar una unidad en el esquema de toda la vida del mismo personaje. San José aparece también con dos características: por un lado, como un “soñador”, a quien Dios le habla siempre en sueños (Mt 2,13.19.22; cf Gn 37,19); por otro lado, como alguien que baja a Egipto contra su voluntad (Mt 2,14; cf Gn 37,28). Las partes del relato son:

• Huida a Egipto (Mt 2,13-15). San José, con su familia, se van a Egipto de noche para que sobreviva el Niño a la persecución de Herodes. Aceptan la voluntad de Dios, que se expresa en los sueños. Recién nacido Cristo, es como un nuevo Moisés, al experimentar las mismas dificultades de la gente, a quien va a manifestar el Amor de Dios Padre.- Los seguidores de Jesús han de ser sensibles ante la situación de los migrantes y exiliados, pues ellos han sido obligados a trasladarse de país, por causas políticas, culturales, socioeconómicas, familiares, bélicas y otros conflictos internacionales, o catástrofes. Una de las causas más dolorosas, es la migración y el exilio provocada por personajes y grupos con ambición de poder. Estos dominadores no se dan cuenta de que, despreciando a los seres humanos, están enfrentando al mismo Dios.

• Vuelta de Egipto a Nazareth (Mt 2,19-23). Cuando muere el tirano, san José con el Niño y su madre, retornan a Israel, y se establecen en Nazareth. Allí los padres continúan descubriendo las capacidades del hijo, cultivan la autoridad desde el cariño. Allí Jesús crece y aprende como uno de tantos. Allí el Nazareno experimenta la niñez y la juventud, unido a Dios y solidario con los seres humanos.- La tarea de las comunidades cristianas es la de José y María: Hay que tomar al Niño, es decir, a los débiles, a los desprotegidos, a los excluidos de la sociedad, a los carentes de oportunidades, y ayudarles a liberarse. Porque en ellos se esconde, aunque no lo parezca, el Niño Dios.

• Giotto: La huida a Egipto – Fresco de la Capilla Scrovegni, Padua