Botón homilético - Francisco Quijano
Lecturas: Isaías 35, 1-6. 10 / Salmo 145, 6-7. 8-10 / Santiago 5, 7-10 / Mateo 11, 2-11
• Dos formas de dar testimonio: Jesús lo da de sí mismo señalando las obras que realiza, y lo da de Juan el Bautista garantizándolo con su palabra. Hacer y decir la verdad: esto se halla bajo amenaza en nuestros días.
• Jesús no se presenta a sí mismo haciendo alarde de su persona. No hay en él sombra de vanagloria, menos aún de narcisismo. Son sus obras las que dan testimonio de él: «Vayan a contar a Juan lo que ustedes oyen y ven». ¿Qué es lo que garantiza este testimonio? Los hechos, las obras.
• Jesús también da testimonio de Juan situándolo en una historia de profetas que hablan en nombre de Dios. Aquí la garantía es la palabra misma, una promesa, un anuncio que efectivamente se cumple.
• El Oxford Dictionary acuñó la palabra post-truth para caracterizar el año 2016. Se puede traducir tal cual: posverdad. O decirlo con voces de secular raigambre: impostura, que es fingimiento o engaño con apariencia de verdad; embuste, que es mentira disfrazada con artificio.
• Engaños y mentiras forman parte del lote de distorsiones a que se halla sometida nuestra humanidad desde siglos. Nada novedoso, lo cuenta un relato mítico: Si comen de este fruto se les abrirán los ojos y serán como dioses.
• Lo nuevo de años recientes es el aparejo, avío, adorno, aderezo, con que se han presentado engaños y mentiras. Impostura: es una palabra elegante. Eso serían engaños vestidos con finura. Embuste: es una palabra peleonera. Serían mentiras como bofetada en la cara de la gente.
• Entre los motivos de las explosiones sociales recientes al menos en Chile es justamente el desprestigio de las instituciones y sus representantes (parlamento, gobierno, políticos, iglesia, fuerzas armadas). La gente ha dicho: ¡Basta!
• El Evangelio de hoy nos invita a desechar estos engaños y distorsiones de nuestra humanidad. Hay algo que se anhela oscuramente: honradez, transparencia, verdad. A eso nos invita el Evangelio: ser sinceros y veraces, actuar sin doblez, corroborar con hechos lo que decimos.
• Nicolás Poussin (1594-1665) Juan bautizando a la gente, dos versiones de 1630 y 1634-1635
• O •
Claves para la homilía - Julián Riquelme
► Contexto - Palestina, año 30: El Bautista, encarcelado por Herodes, probablemente preguntó a Jesús, mediante emisarios: “¿Eres tú, el Mesías?” - Siria, año 80: Se invita a aceptar a Jesús como el Mesías, lo cual es muy difícil de admitir por el judaísmo de la época, incluidos los bautistas (1 Co 1,23).
► Sentido El Evangelio habla de “Juan Bautista y Jesús de Nazareth". Se trata de una catequesis en forma de relato simbólico, que contiene un solo tema: El Precursor percibe la aurora de un nuevo amanecer, pero no alcanza a ver el brillo del sol. En el trozo bíblico se pueden subrayar, por lo menos, tres partes:
• Pregunta del Bautista (Mt 11,2-3). Cuando dice: “las obras de Cristo”, significa dos realidades: 1° Juan no sabe interpretar bien lo que realiza Jesús en medio de la gente. 2° “Cristo” no es aquí un nombre, sino un adjetivo (“Ungido”, “Mesías”). La pregunta a Jesús es muy concreta: "¿Eres tú el Mesías?" - También nosotros, los cristianos, somos interrogados hoy desde los cuatro puntos cardinales: “¿Anuncian ustedes al verdadero Mesías o tenemos que esperar a otro?”
• Testimonio de Cristo (Mt 11,4-6). Jesús responde de manera indirecta: “Vayan a contar a Juan lo que ustedes oyen y ven”. El Nazareno recuerda frases de Isaías, para que el Bautista asocie lo oído y visto con los tiempos mesiánicos (Is 26,19; 29,18s; 35,5s; 61,1). Lo que oye y ve el Precursor no son signos religiosos, sino humanizantes. Son gestos de compasión unidos al amor. Uno de esos signos es: “La Buena Noticia es anunciada a los pobres”, es decir, la noticia de que Dios es “Abba”, Padre y madre, y que ama a todos. “Feliz aquél para quien Yo no sea motivo de tropiezo”: Varios esperaban un Mesías con poder y fuerza, y Él vino con servicio y no-violencia; algunos esperaban un Mesías Reformador del pueblo, que imponía la Ley de Moisés, y Él vino con la Ley del amor al prójimo (Esto es difícil aceptarlo). - ¿Colaboramos nosotros con pequeños signos, que muestren la Venida del Reino de Dios a la tierra? Para ello, cada uno deberíamos liberarnos de la propia actitud de deshumanización, a través de la humildad, la caridad y la pobreza voluntaria.
• Elogio a favor de Juan y de los seguidores del Mesías (Mt 11,7-11). En primer lugar, Jesús habla de manera directa del Bautista: No es un personaje con carácter veleta, ni un varón de palacio con vestidos refinados, sino un peregrino del desierto; "Él es aquel de quien está escrito: "Yo envío a mi mensajero delante de ti, para prepararte el camino" (Ml 3,1); y él es la persona más grande que ha producido la Antigua Alianza (Mt 11,11ª). En segundo lugar, el Señor reconoce la dignidad de sus discípulos: "El más pequeño en el Reino de los Cielos es más grande que Juan el Bautista" (Mt 11,11b), porque el discípulo del Mesías tiene el Reino dentro de su corazón (Mt 18,20; 25,40; 28,20). - Nosotros deberíamos esforzarnos por unirnos con bautizados y bautizadas de otras tradiciones cristianas, y con gente de otras religiones, para trabajar por la justicia social, como lo hicieron los primitivos cristianos, buscando la comunión con los bautistas, porque sólo “la práctica” del amor al prójimo hace presente a Dios.
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