Lecturas: Génesis 15,5-12.17-18 / Salmo 26,1.7-9.13-14 / Filipenses 3,17-4,1 / Lucas 9,28-36
Botón homilético — Francisco Quijano
⦁ Moisés y Elías, revestidos de gloria como Jesús, hablaban de su partida que iba a cumplirse en Jerusalén. Es una alusión a su muerte en cruz. El episodio de la Transfiguración se presenta entre dos anuncios que hace Jesús de su pasión. ¿Qué sentido encierra este contraste?
⦁ «Estos huesos no podrán gozar de paz mientras la verdad que se conserva en ellos no haya sido revelada», dijo hace siete años un oficial de la policía de Camboya, a propósito del genocidio perpetrado por Pol Pot y los Jemeres Rojos de 1975 a 1979.
⦁ Entre 1.7 y 3 millones de muertos, asesinados o por causa de la ruralización forzada que se impuso a toda la población. Sucedió con la intervención, la complicidad y el silencio de China, Rusia, Estados Unidos, Reino Unido. Poco se sabe de ello.
⦁ ¿Quién se hace cargo de las víctimas de este que fue uno de múltiples genocidios perpetrados en el siglo XX? Campos de exterminio, gulags, genocidios por fanatismo, guerras entre potencias y naciones.
⦁ Solo el Padre que dice a Jesús y a esas víctimas: «Este es mi Hijo, mi Elegido». Solo Jesús que comparte una muerte de ignominia con ellas. Solo él, que «transformará nuestro cuerpo mortal, haciéndolo semejante a su cuerpo glorioso» (Pablo a los Filipenses).
⦁ La Trasfiguración de Jesús anuncia su Resurrección, que es la garantía de que la muerte ha sido vencida. Especialmente la muerte violenta, encarnizada, de las víctimas, inocentes y olvidadas, de la crueldad humana.
⦁ La verdad que conservan esos huesos es que Dios, el Padre Creador, rescata de la muerte y del olvido a las víctimas del horror humano. El Padre nos dice: «Este es mi Hijo, el Elegido, escúchenlo». Él se identificó con las víctimas: «United to End Genocide».
Estos huesos no podrán gozar de paz mientras la verdad
conservada en ellos no haya sido revelada
Claves para la homilía – Julián Riquelme
► Contexto Palestina, año 30: En una fiesta judía de las chozas, los galileos, que siguen a Jesús, desean dominar el mundo, mientras el Nazareno se comprende a sí mismo como un profeta, servidor para el crecimiento personal de la gente (“No cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén”, cf. Lc 13,33). Grecia, año 80: Lucas se preocupa de preparar a los cristianos y cristianas, para las persecuciones que podrían ocurrir, por practicar el Evangelio de Cristo.
► Sentido En “La Transfiguración”, según el Evangelio de San Lucas, se pueden distinguir estos aspectos:
⦁ Subida a la montaña y transfiguración (Lc 9,28b-31). Mientras Jesús ora se opera el cambio, la transformación, la mutación. La aparición de Moisés y de Elías dice que el Nazareno es el prometido, el esperado, el Mesías: La Biblia entera tiene como objetivo la persona del Nazareno, su entrega por amor en la Cruz, y su Resurrección. – El relato trata de una experiencia pascual. En los relatos pascuales, se quiere resaltar que ese Jesús que se les aparece a los discípulos, es el mismo que anduvo con ellos en Galilea.
⦁ Fascinación y miedo de los discípulos; la voz celestial (Lc 9,32-35). Los seguidores del Señor entrevén el Reinado de Dios ya presente en la persona de Cristo. La imagen de la nube refuerza el sentido de la presencia divina. La voz del Padre invita a seguir a Jesús escuchando siempre su Palabra. – Hemos de escuchar a Jesús en la vida, en la realidad, en el Evangelio y en nuestra conciencia interior.
⦁ Soledad de Jesús y silencio de los discípulos (Lc 9,36). El encuentro con Cristo a solas y en silencio permite descubrir el sentido hondo de la vida, el amor de Dios y la libertad humana. – Al descender del monte hay que encontrarse con los problemas de la vida cuotidiana. Superemos el miedo, porque el Maestro ya ha vencido la Muerte.
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