EVANGELIO DOMINICAL

Domingo 4º durante el año


Lecturas: Jeremías 1,4-5.17-19 / Salmo 70,1-6.15.17 / I Cor 13,1-13 / Lucas 4,21-30

Botón homilético – Francisco Quijano

• «¿No es este el hijo de José?» (Juan) «¿De dónde saca este todo eso? ¿De dónde le viene esa sabiduría? ¿Qué no es éste el carpintero?» (Marcos). Jesús sorprende a sus paisanos.

• De la sorpresa nace la duda, de la duda el resquemor, del resquemor la desazón, de la desazón el resentimiento… Las reacciones fueron creciendo hasta culminar en el complot contra Jesús. ¿Por qué habrá sido así?

• Lo dice Jesús: «Ningún profeta es bien recibido en su tierra». Jesús había visto cómo el resentimiento y la envidia se amparaban de su gente. «Médico, cúrate a ti mismo. Haz aquí lo que hiciste en Cafarnaúm».

• La tensión se agudiza cuando Jesús les dice que Dios está con los “otros”, con una viuda de Sidón y un leproso de Siria. A ellos fueron enviados Elías y Eliseo para librarlos de su indigencia y de su lepra.

• Ante la predicación de Jesús en la sinagoga de Nazaret, hay una secuencia rápida de reacciones que pasan de la aprobación al rechazo. Es un resumen de la vida pública de Jesús, como los avances de las películas.

• Jesús viene a comunicar el amor de un Dios que nos saca de nuestras formas de pensar y actuar. Cuando Jesús anuncia a su gente que hay otra gente preferida por Dios, surge la reacción de rechazo.

• Tenemos dificultad en aceptar el amor generoso de Dios y de los demás. Nuestro corazón es de piedra, decía el profeta Ezequiel. Dios viene a cambiarlo por un corazón de carne.

• El himno de san Pablo al amor del prójimo y de Dios en la segunda lectura canta la transformación de nuestros corazones y actitudes que Dios quiere al comunicarnos el Don del Amor que es su Espíritu Santo.
 


Gerbrand van den Eeckhout (1621-1674)
Cristo en la sinagoga de Nazaret, 1658

 

Claves para la homilía – Julián Riquelme

Contexto Nazaret, año 30: Los nazarenos tienden a experimentar un complejo de inferioridad en relación a Jerusalén, la capital; son también nacionalistas, despreciando a los extranjeros o paganos o gentiles. Grecia, año 80: Lucas, de origen pagano (madre judía), y compañero de viaje de Pablo, al redactar su Evangelio, valora también a las personas de las culturas helénica, romana y orientales.

Sentido Algunos llaman a este trozo bíblico “La Primera Predicación de Cristo en Nazaret”. En el texto se pueden señalar, entre otros, estos aspectos:

Jesús se presenta como profeta (Lc 4,21-22a). Un profeta es quien trabaja, junto con Dios, por el bien y la justicia a favor de todos. La gente de su aldea inicialmente acepta al Señor, pero por motivos más bien superficiales.

Los nazarenos rechazan a Cristo (Lc 4,22b-29). Primeramente, debido a cierto complejo de inferioridad: «¿No es éste el hijo de José (el carpintero)?» Por otra parte, por su patriotismo cerrado exigen milagros a Jesús; Él responde: «Ningún profeta es bien recibido en su tierra», y agrega que, en épocas anteriores, cuando Elías y Eliseo no encontraron fe entre los suyos, fueron más allá: ofrecieron la ayuda del Dios de la Vida a los paganos, es decir, a los gentiles o extranjeros, y éstos creyeron en la Palabra de los profetas.

El ofrecimiento de la Vida Plena a todos, no se detiene (Lc 4,30). «Jesús, pasando en medio de ellos, continuó su camino». Va hacia los otros, a los paganos, anunciando la Venida del Reinado de Dios.