EVANGELIO DOMINICAL

Domingo 23º durante el año


Botón homilético – Francisco Quijano OP

Lecturas: Isaías 35, 4-7ª / Santiago 2, 1-5 / Marcos 7, 31-37

● Curioso episodio: Jesús obra como un «taumaturgo», palabra de raíces griegas para decir «el que hace prodigios con sus manos, gestos, palabras». Con nombres comunes «curandero, sanador», en Chile, «machi». Jesús hace maravillas como un machi.

● ¿Tiene esto algún sentido? Sí, tiene todo el sentido del mundo. Las Escrituras Judías comienzan con el relato de un Dios todopoderoso que hace prodigios con su sola palabra. Sigue otro relato en el que se ayuda con sus manos montar una magnífica exposición con figuras de arcilla.

● Cualquier persona, cristiana o no, puede ser sanadora con solo verter agua en la cabeza de otra y decir unas palabras sagradas. Es más, puede tocar los oídos de esa persona, criatura o adulta, y repetir la palabra de Jesús «¡Efetá! » para completar el rito (gesto suprimido en Chile).

● ¿Por qué tiene esto sentido? Lo que se nos comunica con estos gestos, palabras, objetos materiales es el misterio de la creación y recreación de nuestra humanidad. Todo ello proviene del amor y la bondad de Dios que se desborda en todo lo que él hace.

● El amor de Dios y la bendición de su bondad se manifiestan particularmente en nosotros, criaturas humanas. Su amor nos envuelve y acaricia, su bondad se infunde en nuestro ser, su compasión se hacer cargo de nuestras dolencias. Jesús sana, por eso, nuestra sordera y mudez.

● Escuchar a otras personas, comunicarnos con ellas, dialogar, convivir, acompañarnos, confiar en los demás, crear lazos de amistad, fidelidad y solidaridad, esa es nuestra verdadera vida humana. Eso es lo que Dios ha querido para nosotros.

● Al final de este episodio, la gente lo reconoce: «Este lo ha hecho todo bien, hace oír a los sordos y hablar a los mudos». Un eco de la complacencia de Dios en sus obras: «Vio Dios lo que había hecho y era muy bueno».

 

Walter Habdank: Curación del sordomundo, 1979

 

 

Claves para la homilía — Julián Riquelme OP
 

Contexto . • Palestina, año 30: El Maestro de Nazareth tiene contactos con algunos paganos, porque, salvo en Jerusalén, los no judíos son mayoritarios en las ciudades de Palestina. Ellos adoran, por lo general, a sus propios dioses. • Roma, año 70: Los judíos continúan distinguiendo a las personas entre amigos (judíos) y enemigos (paganos) de Dios. Y los gentiles clasifican  a su vez a los grupos humanos en superiores e inferiores.

◙ Sentido. El tema del pasaje bíblico es la “Sanación de un sordomudo”. Este texto, que contiene varios símbolos, muestra, por lo menos, tres aspectos:

● El paso de Cristo por un territorio pagano (Mc 7,31). El Señor sale de Tiro, pasa por Sidón hacia el lago de Galilea, atravesando la Decápolis. La presencia de Jesús en tierras no judías, manifiesta que, ante el Dios de la vida, son básicamente iguales los creyentes y los no creyentes; además, convoca a la responsabilidad personal frente a los pueblos paganos, que sufren la incomunicación, la incomprensión y la resistencia frente a la Palabra de Dios. El Mesías hace presente el Reino de Dios con sus obras en todos los lugares a donde va.

● El encuentro del Nazareno con el sordomudo (7,32-35). Para los judíos, una enfermedad era signo de que, en esa persona, las fuerzas del mal prevalecían sobre las del bien; es decir, que Dios la había abandonado. Presentan un enfermo a Cristo, y le piden que lo sane, mediante un gesto judío. Sin embargo, el Señor se adapta al modo de comunicación del pagano: lo aparta de la gente para dirigirse en forma personal al incomunicado; toca los oídos del enfermo con sus dedos: el dedo hace referencia al dedo de Dios que actúa con fuerza; toca también la lengua del enfermo pagano con su saliva: La saliva se consideraba como aliento vital materializado; la mirada al cielo era signo de oración íntima a Dios... En resumen, el sordomudo simboliza a una persona pagana, a la que no se le ha dado la oportunidad para aceptar el Reinado de Dios; además, Jesús es respetuoso de la libertad: Espera que el sordomudo quiera personalmente ser sanado. Después expresa sus sentimientos: “Efatá”, que significa “Ábrete”; probablemente quiera decirle: “Escucha, ábrete al Reinado de Dios”.

La secuencia tras la sanación (Mc 7,36-37). El Nazareno ordena silenciar el milagro. Recordemos que los taumaturgos trataban de hacer sus sanaciones con la máxima ostentación posible. Jesús quiere hacer ver a todos que su objetivo es muy distinto al de ellos. Pese a ello, la gente manifiesta su sorpresa, reconociendo la llegada del Reinado de Dios. Los débiles son siempre los que necesitan ayuda, sean judíos o paganos. En esto consiste el Reino: en que los que excluimos dejemos de hacerlo, y los excluidos dejen de sentirse excluidos, a pesar de sus limitaciones. Para los sencillos, Jesús es el Salvador definitivo y universal, por eso exclaman: “Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos, y hablar a los mudos”.