Botón homilético Francisco Quijano OP
Domingo de la Santísima Trinidad (27.5.2018) Mt 28, 16-20
● Isaías: «¿Quién ha medido el Espíritu del Señor? ¿Quién le ha sugerido su proyecto? ¿Quién le aconsejó para entenderlo, para que le enseñara el camino exacto?»...
● Job: «Yo, que nada comprendía, puse en duda tu providencia. Hablé de cosas que no entendía, de maravillas que superan mi comprensión»…
● Pablo en Corintios: «¿Quién puede conocer lo íntimo del hombre sino el espíritu humano dentro de Él? Del mismo modo, nadie conoce lo íntimo de Dios si no es el Espíritu de Dios»…
● Pablo en Romanos: «¿Quién conoce la mente de Dios? ¿Quién fue su consejero? ¿Quién le dio primero para recibir en cambio?»...
● Juan: «A Dios nadie lo ha visto jamás: el Hijo Único, que está en el seno del Padre, él lo ha contado. A Dios nunca lo ha visto nadie. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y el amor de Dios ha llegado a su plenitud en nosotros»…
● Todas estas son expresiones negativas sobre la inmensidad de Dios, insondable e inabarcable, y sobre nuestras ínfimas capacidades humanas.
● Catalina de Siena «Tú, Trinidad eterna, eres como un mar profundo, en el que cuanto más busco más encuentro, y cuanto más encuentro más te busco».
● En ese Misterio, envueltos por él, «vivimos, nos movemos y existimos», dijo Pablo en Atenas citando a poetas griegos.
● A ese Dios que nos envuelve y sobrepasa, Jesús lo ha puesto a nuestro alcance: «Quién me ha visto a mí ha visto al Padre». El Padre Amante, el Hijo Amado, el Gozo de Amar. Este es el Misterio de nuestro bautismo.
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◙ Sentido. Al hablar de la “misión universal”, el Evangelio de hoy puede ofrecer los siguientes aspectos:
● La finalidad del envío: “Hagan que todos los pueblos sean mis discípulos” (Mt 28,19b). Evangelizar es avivar la conciencia de la presencia de Jesús en nuestra tierra y en el cosmos; propiciar discípulos no de los discípulos, sino de Cristo; favorecer que las personas se encuentren con Jesucristo, y lo acepten como su Maestro y su Señor.
● La mención de la Comunidad Trinitaria: “Bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” (Mt 28,19c). “Bautizar” significa “consagrar”, pues literalmente se agrega “hacia el nombre de”; el bautismo marca la integración de las personas a la Comunidad Trinitaria, y a la Comunidad Iglesia; el hecho que un ser humano, Jesús, por una especial gracia de Dios, forme parte de la Santísima Trinidad, eleva nuestra mirada hacia horizontes insospechados.
● El contenido de la enseñanza: “Enseñándoles a cumplir todo lo que Yo les he mandado” (Mt 28,20ª). Cristo manda unir, siempre y en todo lugar, el amor a Dios y el amor al prójimo. Esto equivale a reinterpretar toda ley, ayudados por el Espíritu Santo, respetando los procesos humanos (Mt cc. 5-7).
⦁ Ilustraciones de la Trinidad, s. XII-XIII y s. XVI
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