EVANGELIO DOMINICAL

Domingo 29º durante el año


Botón homilético                                                                                                      Francisco Quijano OP

Domingo 29º durante el año (19.10.2014): Isaías 45, 1.4-6  Mateo 22, 15-21

● «Den al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios». Así termina la polémica de los fariseos con Jesús a propósito del tributo al Cesar. Esta sentencia hace eco a las del profeta Isaías: «Yo soy el Señor, y no hay otro, no hay ningún dios fuera de mí». ¿Qué significa esto?

● La evolución de la religión del pueblo judío culmina con la profesión de fe en un Dios Creador y Señor de la Historia, Único, en medio de politeísmo de otros pueblos de la antigüedad y a lo largo de la historia. Esto sucedió hacia el año 550 aC durante el exilio judío en Babilonia.

● Jesús, judío por nacimiento y tradición religiosa, confiesa esa misma fe. Todos los judíos de su tiempo recitaban el Shemá: «Escucha, Israel, el Señor nuestro Dios es el Único Señor. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas, y al prójimo como a ti mismo».

● El reconocimiento de la soberanía del Único Creador y Señor del Universo, va acompañada del reconocimiento de la dignidad única e inviolable de la criatura humana. De ahí el doble mandamiento, que en realidad es uno: «Amarás a Dios y amarás a toda persona».

● A eso mira la segunda parte de la sentencia de Jesús: «Dar al César lo que es del César». Al César no se le debe rendir pleitesía como si fura Dios, tal como se hacía en tiempos de Jesús. Es un ser humano como cualquier otro, a quien se debe respeto en su condición de soberano de este mundo, pero no más que eso.

● No hay razón para que las autoridades humanas, políticas o religiosas, se otorguen una soberanía que no les corresponde. Menos admisible es aún que esas autoridades impongan su voluntad arbitrariamente, ofendiendo la dignidad de toda criatura humana.

• Tiziano (1490-1576): Tributo al César, h. 1516

 

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Claves para la homilía                                                                            Julián Riquelme OP
 
Contexto. - Palestina, año 30: Después de la “purificación del templo”, los sacerdotes protestan en forma airada… - Antioquía (Siria), año 80: El Reino es para todos. Por eso la comunidad cristiana ha de creer en un único Dios y en su Mesías Jesús, y no ha de endiosar a los gobiernos de la tierra, ni tampoco dejarse esclavizar por éstos.

Sentido. El relato del ”Tributo al César” se puede dividir en tres partes:

La pregunta capciosa (Mt 22,15-17). El esquema de vida de Israel es una teocracia: ”Yo soy el Señor, y no hay otro, no hay ningún Dios fuera de mí” (Is 45,5). También el esquema de vida de las sociedades del Imperio romano es religioso, pues en su moneda se veía esta inscripción: “Tiberio César Augusto, hijo del divino Augusto”. Los fariseos y los herodianos, que son enemigos, se reúnen en contra del Nazareno, porque, si responde que no hay que pagar el impuesto al César, lo acusan de rebelde; y si, su respuesta es que se debe pagar este impuesto, aparece como un antipatriota ante la muchedumbre. Por eso, preguntan al Señor: "¿Está permitido pagar el impuesto al César o no?" (Mt 22,17). - En tiempos de Jesús no existía la separación entre la Iglesia y el Estado. La distinción entre los sagrado y lo profano en las sociedades tiene algo de maniqueísmo.

El llamado a la sinceridad (Mt 22,18-21ª). Jesús pone de manifiesto las intenciones de sus interlocutores: "Hipócritas, ¿por qué me tienden una trampa?" (Mt 22,18). Además, trata de hacerlos reflexionar, pidiéndoles que le presenten una moneda del impuesto, y los interroga: "¿De quién es esta figura y esta inscripción?". Le respondieron: "Del César" (Mt 22,19-21a). Los fariseos están en contra del César, pero llevan su dinero en el bolsillo. - A veces se intenta convertir los asuntos de la fe o de la religión en una especulación de salón o de sacristía, sin ninguna influencia en la vida real.

La respuesta sapiencial (Mt 22,21b). El Señor contesta a aquellos fariseos y herodianos de una manera insuperable. Distingue entre el nivel de la organización de las sociedades, y el nivel del sentido de la vida, enriquecido por la fe: "Den al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios" (Mt 22,21b). La traducción exacta es “Devuelvan (griego "apodídômi" = “devolver”; y no “dídomi” = “dar”) al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios". - El nivel de la organización de las sociedades y el nivel del sentido de la vida (al interior del cual están la religión y la fe), han de servir a la búsqueda del bien integral de todos los seres humanos; entre ambos niveles no ha de haber mezcla ni confusión, sino convergencia, para que no exista ningún empobrecido ni marginado dentro de las sociedades (cf. Dt 15,4).

• Pedro Pablo Rubens (1577-1640): La moneda del tributo, c.1612