Botón homilético Francisco Quijano OP
Domingo 20º durante el año (20.8.2017) Mateo 15, 21-28
● Episodio desconcertante. Un mujer pagana suplica a Jesús que cure a su hija; él no le hace caso, la trata como los judíos trataban a los paganos llamándolos «perros».
● Los discípulos están molestos con ella, piden a Jesús que la atienda para que se vaya; él les dice que su misión es con los judíos, no con los paganos.
● La mujer suplica Jesús una vez, otra vez. Él la desprecia con palabras duras: «No está bien echar a los perros el pan de los hijos». Ella le retuerce el argumento: «Tienes razón, Señor, pero también los cachorros comen las migajas que caen de la mesa de los amos».
● Jesús finalmente se rinde: «Mujer, que grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas».
● ¿Cómo podemos asimilar este episodio? ¿Cómo este Jesús tan diferente del que aparece en otros episodios acogiendo a toda clase de personas excluidas, pecadoras? ¿Cómo una mujer pagana logra cambiar a Jesús, su actitud y su pensamiento?
● Comencemos por esto: Jesús, que es un judío por nacimiento, etnia, costumbres, tradición religiosa, comenzó su misión dirigiéndose a gente de su propio pueblo. Pero fue aprendiendo, sí, aprendiendo pese a ser Hijo de Dios, qué clase de misión le había confiado el Padre y qué alcance tenía. Lo aprendió en el trato con la gente.
● Por eso dirá a los escribas y fariseos: «Yo les aseguro que los publicanos y las prostitutas se les han adelantado en el camino del Reino de Dios».
● Por otra parte, la dureza de la actitud y las palabras de Jesús tienen otro significado. Mateo escribió su Evangelio para comunidades cristianas de origen judío, que se resistían a veces a admitir a los no judíos. El elogio de Jesús a la cananea es un mentís de lo que pensaban los cristianos judaizantes. Este episodio les hace ver que los paganos son llamados por Dios a entrar en su reino al igual que los judíos.
⦁ Annibale Carracci (1560-1609): Cristo y la mujer cananea, 1595
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● Sentido. El Evangelio trata de la “Sanación de la hija de la Cananea”. El relato intenta romper con el esquema que algunos cristianos de entonces pretendían mantener: Judío = creyente; y extranjero = pagano y ateo. En el texto se pueden distinguir las siguientes partes:
♦ Petición de la Cananea y actitud de los discípulos y de Jesús (15,21-23). Después de una violenta discusión con los fariseos y letrados, acerca de los alimentos puros e impuros, Jesús se retira a un territorio pagano. Los discípulos sólo quieren quitarse de encima a la cananea, porque les viene molestando. Jesús toma en serio el dolor de esa madre. La respuesta de Jesús: "Yo he sido enviado solamente a las ovejas perdidas del pueblo de Israel", no va dirigida a los discípulos, sino a la cananea. ‒ Si una persona tiene fe en Jesús, no se puede impedir su pertenencia a la comunidad aunque sea “pagana”.
♦ Diálogo entre la mujer y Jesús (15,24-27). La alusión de Jesús a los perros es dura. Los perros eran considerados impuros en esa cultura hebrea: se llamaba “perros inmundos”, “perros herejes” a los cananeos y a los extranjeros. Jesús no podía prescindir de su educación y de los prejuicios que el pueblo judío arrastraba. Sin embargo, la mujer pagana distingue entre los perros salvajes y las mascotas, es decir, los cachorros, que son como de la familia y que los niños los aprecian mucho. Ante esta situación, Jesús, dispuesto a aprender, incluso de una mujer y además pagana, da el paso hacia la apertura. Jesús aprende y la cananea también aprende. ‒ Dios es de todos, y todos y cada uno de los seres humanos son igual de valiosos para Él.
♦ Apertura de Jesús y sanación de la niña (15,28). Este relato resalta la capacidad de reacción de Jesús. Sabe cambiar en un instante y descubrir lo que en aquella mujer había de auténtica humanización. Además, descubre que esa mujer, aparentemente no discípula, tiene más confianza en Él que quienes le siguen desde hace tiempo. Cuando la madre se encuentra a sí misma con la ayuda de Jesús, empieza a solucionarse el problema de la hija. Al descubrir esta actitud, Jesús puede declarar que su hija está sanada. ‒ La confianza en Dios no puede fundamentarse en lo que yo soy, sino en lo que Dios es para mí; pero todo lo que Dios es para mí, lo es para todos los seres humanos sin excepción.
• Jean-Germain Drouais (1763-1788): La mujer cananea a los pies de Jesús, 1784
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