EVANGELIO DOMINICAL

Domingo 13º durante el año


Botón homilético                                                                                            Francisco Quijano OP

Domingo 13º durante el año (2.7.2017) Mateo 10, 37-42

● ¿Cómo tomar estas palabras de Jesús: «Quien ame a su padre o a su madre, a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí»? Son una exigencia avasalladora, implacable. ¿Quién osaría arrogarse tal autoridad sobre los demás?

● Por otra parte, tenemos otras palabras que abren nuevos horizontes: «Quien dé de beber un vaso de agua a uno de estos pequeños, les aseguro que no perderá su recompensa».

● Quizá la forma de superar esta tensión es considerar la calidad de nuestro amor. En los amores humanos hay siempre alguna estrechez o limitación, cuando no distorsiones y mezquindades.

● Jesús nos invita a crecer en el amor, a ensancharlo a la manera del amor de Dios. Él mismo dijo: «Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por los amigos». Su autoridad no es la de alguien que avasalla y se impone, sino la de quien ama incondicionalmente.

● Esa es la aventura del amor que encierra una paradoja: perder para ganar. Quien se aferre a la vida la perderá, quien la pierda por mí la ganará».

 
 
 
Claves para la homilía                                                                                          Julián Riquelme OP

◙ Contexto ► Palestina, año 30: Para Jesús la opción fundamental de su vida era el Reinado de Dios. ► Antioquía (Siria) año 80: Los movimientos mesiánicos, resultan sospechosos a las autoridades judías y romanas (Mt 5,10).

◙ Sentido El tema del Evangelio trata de "El Mesianismo de Jesús". Es el del amor, que se responsabiliza de todos los seres humanos. Para ello, es necesario cultivar dos realidades o ámbitos:

● Nuevas relaciones en tres niveles o campos (Mt 10,37-39):

― En lo doméstico, es decir, en las relaciones familiares: “Amar al padre y a la madre, al hijo o a la hija” (Mt 10,37). Estos lazos familiares constituían la base del sistema patriarcal antiguo.

― En lo social, esto es, en las relaciones públicas: “Tomar su cruz” (Mt 10,38). La crucifixión era un suplicio público, atroz e ignominioso, mediante el cual se entregaba al condenado a la furia y a la mofa del populacho para escarmiento.

― En lo personal, vale decir, en las relaciones del individuo con su “yo”: “Encontrar su vida o perderla” (Mt 10,39). Cristo es el único que puede prometer la vida sin fin a quien sea fiel hasta la muerte.

● Nuevas colaboraciones (Mt 10,40-42). El Nazareno afirma que sus apóstoles y discípulos lo representan y lo manifiestan entre los seres humanos, si son testigos de su Evangelio. Recibirlos es aceptar a Jesús, su Palabra, y al mismo Dios.