TESORO DE LAS RELIGIONES

Súplicas de Abdullah Ansari
— por Francisco Quijano

Oh Señor,
dame un corazón
que pueda derramar
en acción de gracias;
dame una vida
que pueda consumir
trabajando para salvación del mundo.

 

 

 

 

 

Oh Señor, 
no hay lengua capaz
de darte gracias;
no tiene orillas
el océano de tu gracia;
a nadie se revela
el misterio de tu Realidad.
Condúcenos por ese camino
que no hay otro mejor.

Oh Señor, 
Tú sabes por qué soy feliz:
es que busco tu compañía,
no por mi propio esfuerzo.
Fuiste tú quien decidió, no yo:
¡A mi lado encontré al Amigo
cuando desperté!

 

 

Oh Señor,
tómame de la mano
porque no tengo nada que ofrecerte.
Acéptame,
porque no puedo escapar.
Ábreme la puerta,
porque tú abres todas las puertas.
Muéstrame el camino,
porque tú enseñas todos los caminos.
A nadie más le doy mi mano
porque toda ayuda es transitoria:
solo tú permaneces para siempre.

 

 

Khajah Abdullah Ansari de Herat (1006-1088) también conocido como Pir-i Herat (el Sabio de Herat) fue un famoso místico persa (sufí), que vivió en el siglo XI en Herat (entonces Khorasan, ahora Provincia de Herat, Afganistán). Fue comentarista del Corán, maestro de vida espiritual, conocido por su oratoria y sus talentos poéticos en árabe y persa.

Ansari evitaba la compañía de los ricos, poderosos e influyentes. Lo que sus discípulos y seguidores solían regalarle lo entregaba a los pobres y necesitados. Tenía una personalidad muy impresionante y vestía con elegancia.

Su obra más conocida es Munajat Namah – Letanías o diálogos con Dios (traducido también como La crisis del corazón); otra obra suya: Las estaciones de los caminantes hacia Dios (ambas editadas en francés por Serge de Beaurecueil). El propio padre de Beaurecueil publicó un estudio sobre este místico persa: Khwādja ‛Abdullāh Anṣārī (396-481 H./1006-1089): mystique hanbalite (Institut de Lettres Orientales, Beyrouth, 1965).

 

Febrero 2017