TESORO DE LAS RELIGIONES

Gran Fiesta Maya de Hanal Pixán - Comida de Ánimas
por María Luisa Ulloa

Señor mío, padre mío.
Comienzo por hacer examen de conciencia
aquí en la puerta de tu gloria.

Señor mío, padre mío
te ruego que te sirvas
venir a juzgar los pecados
aquí, en este mundo en que vivimos
aquí, en esta tierra de pecado.

El viene a conocernos
y viene a recibirnos
con nuestras benditas primicias.

Señor mío, padre mío,
para poder elevar mis ruegos
imploro la intercesión
de la Santísima Virgen
X-Boron Ch'och', la Señora Madre.

Señor mío, padre mío,
a ti te dirigimos
nuestras oraciones
para que con tus bendiciones
perdones los pecados
en este mundo en que vivimos.

Dios dice:
hago realidad los ruegos
de aquél que no olvida
que existen las benditas primicias
para recordar a Dios,
para que él nos recuerde
así como la Santísima Virgen,
Santa María la Virgen.

Señor mío, padre mío,
lo que yo te ruego
tanto de día como de noche
es que recibas estas benditas primicias,
para que Dios nos reconozca,
para que nos haga sus peticiones.

Así dice la Santísima Virgen,
la Señora Madre.
Aparta del camino, Señor mío,
Padre mío,

Al viento mortal exterminador
X-Misibi? Kushi Ik,
a viento mortal X-kushi Ik,
al viento pasajero Sal Be Ik,
al viento exterminador
X-Misibi? Ik;
así dice Dios
para poder eliminar
los pecados que se perdonan,
los que se cruzan en el camino.

La Santísima Virgen nos advierte
que no debemos retrasarnos.
Señor mío, padre mío,
están agotados y quejándose
los Señores guardianes de
los cerros Ah Canan Muloov,
porque los guardianes de
las aldeas Ah Canan Cacbo?
no les han entregado las primicas:
El bendito wahi col,
aquí frente al altar de oro,
aquí frente
a las escalinatas rectangulares,
en los cielos,
al viento del oriente
y al del norte, y al viento del sur.
Hago examen de conciencia ante Dios.

Que lleguen las oraciones
junto con las bendiciones
de la Santísima Virgen,
la Señora Madre,
para que nos reciba
las benditas primicias.

 

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Esta fiesta es un encuentro amoroso entre vivos y muertos, que nace en  la época prehispánica y después, en el mundo novohispano, se integra al calendario cristiano los días 31 de octubre y 1 de noviembre para Todos los Santos y Fieles Difuntos, logrando pervivir hasta nuestros días.

Las casas se limpian y engalanan para colocar “la ofrenda”: una mesa llena de flores, velas, frutas, dulces, bebidas y platillos de intenso sabor y olor, que los difuntos niños y adultos vendrán a disfrutar durante esos días. Se dicen también oraciones para el perdón de los pecados y purificación de las almas que nos visitan. Los anfitriones compartirán la mesa con las ánimas, una vez que ellas hayan probado todo.

Un ejemplo es la Oración para el ofrecimiento de las primicias, grabada en 1959 en Psutunich, Yucatán. Su riqueza se encuentra en la estructura formal, que coincide con la de la época de la colonia, y en la profunda raíz indígena de estas prácticas religiosas, aunque estén impregnadas de cristianismo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Noviembre 2014