EVANGELIO DOMINICAL

Domingo 24º durante el año


Botón homilético                                                                                               Francisco Quijano OP

 

Domingo 24º durante el año (14.9.2014): Mateo 18, 21-35

● Parábola del siervo despiadado: como para verse en el espejo y ponerse rojo de vergüenza. O mejor: como para sondear el corazón de Dios y el propio corazón.

● Se te ha perdonado una deuda millonaria y tú no perdonas una deuda de unos miles de pesos. ¿Quién te crees que eres? ¿En qué mundo crees que vives?

● Vivimos en un mundo de gratuidad creado por Dios y en un mundo de perdón reconstituido por Jesús. Si no lo has descubierto, por eso tu mundo es de una ingratitud extrema y tu corazón de una mezquindad de hielo.

● Reconócelo para que tu mundo se abra a las dimensiones del don y tu corazón se ensanche, para que aprendas la gratuidad y la magnanimidad.

● «Les daré un corazón nuevo y les infundiré un espíritu nuevo; arrancaré de su cuerpo el corazón de piedra y les daré un corazón de carne» – dice Ezequiel (36, 26).

 

• George Frederic Watts (1817–1904): Reconciliación de Jacob y Esaú

 

 

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Claves para la homilía                                                                         Julián Riquelme OP
 

Domingo vigésimo cuarto del Tiempo durante el año: Mt 18,21-35

Contexto .‒ Palestina, año 30: Los maestros de la ley más generosos enseñaban que había que perdonar las ofensas hasta cuatro veces. ‒ Antioquía (Siria), año 80: El perdón es una manera de manifestar el Amor, y debe extenderse hasta donde llega el deseo de venganza.

Sentido. A Pedro le parece haber encontrado la solución: "¿Hasta siete veces?" (Mt 18,21). La frase "setenta veces siete" quiere decir que hay que perdonar siempre. Por eso, Jesús ofrece la “parábola de las dos deudas”. Con ella propone ubicarse en la misma raíz de la reconciliación fraterna, de tal manera que, donde existió la ofensa y el deseo de venganza, comience a irradiarse el sentido del perdón con abundancia (Mt 18,22; cf. Gn 4,24). Los ejes de esta parábola son cuatro realidades opuestas o distintas:

Un rey y los servidores. Al rey en el antiguo Oriente se le considera omnipotente, señor de la vida y de la muerte, y juez supremo de sus súbditos; los servidores son sólo administradores (Mt 18,23). En la parábola, el rey representa a Dios; los servidores son figura de los discípulos. ‒ El Señor no niega el valor de la justicia y de las avenencias legales en la relación social.

Una deuda impagable y otra muchísimo menor. Lo que se le debe al rey son muchos millones (cf. Mt 18,24); lo que se adeuda al servidor perdonado es una pequeña cantidad (cf. Mt 18,28). En la parábola, los "diez mil talentos" simbolizan la gracia del perdón amoroso, que recibimos de Dios; los "cien denarios" o la pequeña cantidad de dinero, que se adeuda, es imagen de las ofensas recibidas de otros hermanos o hermanas. El perdón de Dios es lo primero. Aquí está la clave o el punto de inflexión de la parábola. ‒ Sin perdón mutuo sería imposible cualquier clase de comunidad (cf. Mt 5,9.48; 6,14-15; 1 Jn 4,20).

La misericordia del rey y la crueldad del primer servidor. Hecha la petición de plazo para pagar por el servidor, el rey concede más: perdona de manera absoluta la deuda (Mt 18,26-27); cuando el compañero adeudado pide plazo al servidor perdonado, éste se lo niega y hace que lo castiguen (Mt 18,30). En la parábola, la actitud del rey retrata la generosidad de Dios, que es Amor, al perdonar; la actitud del servidor dibuja el sentido limitado, que nosotros tenemos en la reconciliación. ‒ El perdón está en conexión directa con el amor al enemigo.

Las dos reacciones del rey: la inicial y la final. El lenguaje aquí es apocalíptico. El rey inicialmente es generoso; pero, vista la crueldad del servidor, al final aparece como muy severo, porque respeta la libertad (Mt 18,27.32-34). Dios es sumamente serio en su perdón; su nobleza obliga. ‒ Entre los seres humanos es impensable un verdadero amor, que no lleve implícito el perdón.

 

•Domenico Fetti (1589-1623): Parábola del siervo despiadado, 1620