Botón homilético Francisco Quijano OP
Domingo 21º durante el año (24.8.2014): Mateo 16, 13-20
● «Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi iglesia». Se cita este pasaje para señalar la importancia de la iglesia. ¿Cómo aceptar a la iglesia en nuestra fe? He aquí unos pensamientos antiguos sobre esto.
● «Quién cree en la iglesia cree en un hombre… Aparta de ti esa persuasión blasfema de pensar que debes creer en alguna creatura humana». Fausto de Riez (siglo V)
● «En la iglesia no creemos como creemos en Dios, porque la iglesia no es Dios. Creemos en Dios de manera única y, como consecuencia, creemos que su iglesia existe». Ildefonso de Toledo (s. VII)
● «No hay que decir ‘Creo en la santa iglesia católica’ sino suprimir la sílaba ‘en’, y decir ‘Creo que la santa iglesia existe’, como ‘Creo que existe la vida eterna y la resurrección de la carne’. Pues si creemos en la santa iglesia, parecería que creemos en el hombre, lo cual no debe hacerse». Pascasio Radberto (s. IX)
● «Se puede decir ‘Creo en la iglesia’, si se entiende refiriéndolo al Espíritu Santo que santifica la iglesia. Pero es mejor conservar el uso común y decir simplemente ‘Creo que la santa iglesia existe’, sin la preposición ‘en’. Tomás de Aquino (s. XIII)
● «Hay que creer (que hay una) iglesia, pero no creer en la iglesia. Pues en las personas de la Trinidad creemos de tal manera que ponemos en ellas toda nuestra fe. Y luego cambiamos la forma de hablar y decimos (que existe) la santa iglesia para distinguir con esta forma diversa de hablar al Creador de las creaturas». Catecismo del Concilio de Trento (s. XVI)
• Mosaico de Cristo Pantocrátor en la Catedral de Cefalú, Sicilia
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Domingo vigésimo primero del Tiempo durante el año: Mt 16,13-20
● Contexto. - Palestina, año 30: El Jesús histórico pensaba que primero vendría la renovación de todo el pueblo de Israel (Mt 10,6), y posteriormente, en el futuro, ocurriría la entrada de los gentiles o paganos en el Reino de Dios (Mt 8,11). - Antioquía (Siria), año 80: La confesión de fe en Cesarea de Filipo invita a adherir a la persona de Jesús como Mesías, e intenta definir cuál es la misión de la Iglesia.
● Sentido. El tema cental del Evangelio es: “Jesús interroga a sus discípulos sobre su persona”. En tiempos de Jesús y de la Iglesia primitiva, se constata una fiebre nacionalista extrema, en algunos judíos, especialmente en el movimiento zelota. Los autores de los Evangelios no quieren que al Nazareno le llamen Mesías, pues los nacionalistas lo esperan como un Emperador de toda la Tierra. Por eso, cuentan que Jesús se retira a Cesarea de Filipo, lugar de paganos o extranjeros (Mt 16,13). El texto puede dividirse en tres partes:
♦ ¿Quién es Jesús? (Mt 16,13-17). a) La gente: Aunque existan varias opiniones, nadie cree que el Nazareno sea un personaje excepcional en la historia de Israel; la gente entiende a Jesús como un gran profeta; lo estiman, pero no descubren la novedad que aporta su persona y misión. b) Los discípulos: "Y ustedes, ¿quién dicen que soy?"; según el relato, Pedro responde en nombre de los discípulos: "Tú eres el Mesías, el hijo de Dios vivo"; el discípulo aparece pronunciando palabras decisivas, capitales y reveladas sobre el Maestro, que son post pascuales. c) El elogio a Pedro: Durante la vida terrena del Nazareno, Pedro no pudo decir a Jesús que era el Mesías, el Enviado de Dios, el Ungido; sólo después de la resurrección del Maestro, los discípulos tomaron consciencia del Mesianismo del Nazareno; además, antes de esa experiencia, la idea de “hijo de Dios” era la del Antiguo Testamento: expresaba una especial cercanía a Dios y se aplicaba al rey, a los ángeles e incluso a pueblo judío en su conjunto. La narración dice que Jesús felicita a Pedro, quien se ha dejado mover por la iniciativa gratuita de Dios Padre, y ha hablado en nombre del grupo. La intención de esta felicitación es doble: Una, subrayar cuál es la fe de la Iglesia; otra, hacer de Pedro un principio de unidad de los demás apóstoles y de los bautizados y bautizadas.- A las comunidades cristianas y a cada bautizado, les ayuda a crecer personalmente y en la fe, el hacerse esta pregunta: “¿Quién es Jesús para mí?”
♦ La misión de la Iglesia (Mt 16,18-19). Jesús no pudo decir a Pedro, “sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” (ekklesian = asamblea); porque a Jesús nunca le pasó por la cabeza el fundar una Iglesia; lo que quiso hacer con su predicación, fue purificar la religión judía de todas las adherencias que la hacían incompatible con la verdadera imagen de Dios. Después de la experiencia de la resurrección de Cristo, la Iglesia está fundamentada sobre la fe en Jesús Mesías. Por otra parte, el texto: “Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo" (Mt 16,19), se complementa con este otro trozo del mismo Evangelio: “Si tu hermano peca contra ti, anda y corrígelo en privado. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano. Si no te escucha, busca una o dos personas más... Si se niega a hacerles caso, dilo a la comunidad. Y si tampoco quiere escuchar a la comunidad, considéralo como pagano o publicano. Les aseguro que todo lo que ustedes aten en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desaten en la tierra, quedará desatado en el cielo” (Mt 18,15-18). Ambos textos, con leguaje rabínico, se refieren al tema del “Pecado”: “Pecado ” en la Biblia es oprimir a los otros; también dejarse oprimir; y no buscar vías para salir de la opresión (cf. Jn 20,23).- Es misión de toda la Iglesia, sus comunidades y sus pastores, unidos por la misma fe en Jesús Mesías, ayudar a superar las esclavitudes personales y sociales.
♦ Secreto mesiánico (Mt 16,20). Esta prohibición es de la primitiva comunidad, no de Jesús. Va dirigida a los destinatarios del Evangelio de Mateo. La situación de persecución, tanto por los romanos como por los judíos, exige de aquella comunidad cristiana, ubicarse en su contexto, tener tacto y cultivar la pedagogía: hablar abiertamente de Jesús como Mesías, de la misión de la Iglesia y de la apertura a los gentiles puede provocar reacciones violentas (cf. Mt 7,6).- No se puede hablar de Jesús sólo a nivel teórico. Hay que identificarse con Jesús y hacer nuestra su vivencia de Dios y su práctica en relación al prójimo.
• Rafeal Sanzio (1483-1520): Jesús entrega a Pedro las llaves, 1515
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