Lecturas: Malaquías 3,1-4 / Hebreos 2,14-18 / Lucas 2,22-40
Botón homilético: Francisco Quijano
• «Nunc dimittis... Ahora dejas...». Son las primeras palabras en latín del Cántico de Simeón, que es un himno crepuscular y auroral a la vez. Cabe leerlo en dos registros: uno teológico, querido por el evangelista; otro lírico, asociado a la oración nocturna de la tradición cristiana.
• En su registro teológico tiene varias dimensiones. Es una acción de gracias por el cumplimento de las expectativas de salvación con la llegada del Mesías. Es también un himno que anuncia la nueva aurora de la salvación para todos los pueblos.
• El motivo de la acción de gracias de Simeón es haber visto con sus ojos y tomado en sus brazos la salvación de Dios. El Ungido de Yahvé es acogido por la gente pobre y humilde del judaísmo, representada por Simeón y Ana, María y José, Zacarías e Isabel.
• El Cántico de Simeón actualiza los oráculos del Segundo Isaías (cc. 40-55). Para este, el pueblo de Israel es mediador de la salvación que se extiende a todos los pueblo. Para Lucas, Jesús es el mediador que lleva la salvación a todos los pueblos.
• La escena de la presentación tiene otras dos perspectivas teológicas. Una es el oráculo de Simeón dirigido a María: «Ese niño será señal de contradicción». Habrá quienes lo acepten y quienes lo rechacen; las intenciones de los corazones quedarán a descubierto.
• La imagen de la espada simboliza esta crisis o división que habrá entre la gente, y que también tocará el corazón de María. Ella, la madre de ese niño, deberá tomar partido por él; ella es su madre y es también discípula suya.
• La otra perspectiva es el motivo por el cual José y María se presentan en el templo: estaban allí para cumplir con la Ley de Moisés. En tres ocasiones se dice que ese fue el motivo. Se dice también en tres ocasiones que Simeón acudió al templo movido por el Espíritu Santo.
• Con estas menciones de la Ley y del Espíritu, el narrador da a entender que se ha cumplido el tiempo de la Antigua Alianza, fundado en la Ley de Moisés, y que comienza la Nueva Alianza fundada en el Espíritu Santo.
• A esta lectura teológica del himno se puede asociar una lectura lírica en la que entran en juego sentimientos humanos profundos. Los ancianos Simeón y Ana llegan al final de su vida, sienten que su destino se ha cumplido en plenitud. Lo agradecen al Señor. Simeón toma en sus brazos a una criatura recién nacida que es portadora de vida nueva. Se enlazan así las generaciones.
• En la vena del lirismo, el Cántico de Simeón forma parte de la Liturgia de las Horas: corresponde a la última oración de la noche y anticipa las alabanzas del día siguiente.
• De la colección Jesús Mafa del norte de Camerún: Presentación de Jesús en el templo.
Lecturas: Malaquías y Hebreos
• El título de este librito y de su autor proviene de este pasaje: «Malaquías» deriva del vocablo «malak», que significa «mensajero». Este mensajero anuncia la llegada del «Día del Señor» a mediados del siglo IV aC, una vez reconstruida la ciudad y el templo de Jerusalén un siglo antes.
• «Día del Señor» es una expresión que designa en los antiguos profetas un evento trascendente de conversión y purificación; la usa Amós a mediado del siglo VIII aC.
• La liturgia de la Presentación del Señor en el Templo toma esta expresión de Malaquías, en el sentido de la profecía de Simeón: «Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción… Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos».
• El «Día del Señor» no es un día de juicio y castigo, es un día de luz, transparencia y verdad. Justamente lo que hace falta en nuestros días.
• La Carta a los Hebreos es una argumentación para justificar que Jesucristo es el único sacerdote y el único sacrificio de la Nueva Alianza que ofrece su vida por la humanidad. De modo que todo el artificio del culto antiguo queda abolido.
• Jesús es mediador de la Nueva Alianza, y en ello consiste su sacerdocio, porque asume por completo nuestra condición humana, sometida a la muerte, para destruir su poder con su propia muerte y liberarnos de vivir como esclavos sometidos a ella.
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Reflexión: Julián Riquelme
• Contexto - Palestina, año 1: Seguramente José y María agradecieron a Dios por el niño Jesús. - Grecia, año 80: Para Lucas, Jesús es el Mesías y Juan Bautista es su Precursor: 1° Porque cuando Jesús niño es llevado al Templo, provoca el despertar de la profecía, y Juan, no; 2° Porque al narrar la infancia y adolescencia de ambos, dice que Jesús crece en sabiduría y gracia, y de Juan, no lo dice.
• Sentido El tema del Evangelio es la "Presentación de Jesús en el Templo". En el texto se pueden distinguir los siguientes focos de atención:
• Conducción de Jesús niño al Templo (2,22-24). A los cuarenta días de su nacimiento el niño es llevado al Templo de Jerusalén (2,22a; cf. Lv 12,1-6). Si bien, históricamente, los judíos no acostumbraban a llevar al niño para la presentación en el Templo, pues concurría solo el padre (Ex 13,1-2.11-16), Lucas da mayor realce a esta escena como una acción de gracias y una consagración del niño a Dios por parte de sus padres (2,22b-24; cf. Mal 3,1). Los padres de Jesús actúan como los menos pudientes del pueblo, es decir, los pobres de la época: Ofrecen a la vez "un par de tórtolas o de pichones de paloma" (2,24). Lección: Cuando los padres agradecen a Dios la vida de sus hijos y los consagran a Él, entre otras realidades, se disponen a educar a los niños y niñas en aquella libertad, que busca construir el bien de todos.
• Profecías de Simeón acerca del niño (2,25-35). Simeón es un varón con esperanza creyente: sus palabras enfatizan el significado de Jesús, como presencia del Amor de Dios para él, para Israel, y para las naciones paganas; pero, a la vez, ponen en evidencia que el Mesías va a desatar una contradicción y un conflicto tan fuerte, que su vida y sus palabras serán causa de división (2,25-35). Mensaje: Acojamos hoy la experiencia y la invitación de Simeón, para mirar con profundidad, descubrir y ver el sentido de igualdad social, que Jesús vino a traer, como Luz, para todas las personas y naciones.
• La profetisa Ana y el niño (2,36-38). Ana tiene la misión de comunicar la esperanza mesiánica a todas las personas, que acuden al Templo: da gracias a Dios y habla de la importancia que tiene Cristo para humanizar los hogares (2,36-38). Moraleja: Acojamos hoy la experiencia y la invitación de Ana, para mirar con profundidad, descubrir y ver el sentido de igualdad social, que Jesús vino a traer, como Luz, para todas las personas y naciones.
• La vida privada de Jesús en Nazareth (2,39-40). “El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con Él” (2,40). Éste es el Jesús que de verdad interesa: Un ser humano que recorre nuestro propio camino, y, de esa manera, puede indicarnos la orientación y la senda a nosotros. Mensaje: Hay que suponer que el niño Jesús aprendió inicialmente a amar en su familia y en las relaciones de quienes le rodeaban: allí fue educado en el exigir cada día menos y darse cada día más.
• Baccio della Porta o Fra Bartolomeo OP (1472-1517): Presentación de Jesús en el templo.
Semana IV: Lunes (aquí)
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