EVANGELIO DOMINICAL

Domingo 20º durante el año


Lecturas: Proverbios 9,1-6 / Efesios 5,15-20 / Juan 6,51-59

Botón homilético: Francisco Quijano

• San Juan no relata la entrega de Jesús, significada en sus palabras sobre el pan y el vino: «Tomen, esto es mi cuerpo». «Esta es mi sangre, sangre de la alianza, que se derrama por todos».

• En su Evangelio, estas palabras de Jesús tienen el mismo sentido: «El pan que yo les voy a dar es mi carne para que el mundo tenga vida».

• Jesús se presenta como el Pan que da la vida en la primera parte de su enseñanza en la sinagoga de Cafarnaúm. En la segunda parte, ese Pan que da la vida es su Cuerpo y su Sangre, que son testimonio fehaciente de su entrega.

• La pasión y la muerte de Jesús son, paradójicamente, el origen de una vida nueva para la humanidad. Esto es lo que los judíos que lo escuchan en la sinagoga son incapaces de comprender.

• «¿Cómo puede este darnos de comer su carne?» –discuten los ellos. Esto no es un simple malentendido literal. Jesús habla del don de su persona, eso significa: «Dar mi carne para la vida del mundo».

• Jesús, por su muerte, es causa de vida. Esto fue escándalo para los judíos y lo ha sido en la historia. Esto ha sido proclamado siempre: su carne y su sangre entregadas son vida: «Quien come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día».

• Antes de comulgar el cuerpo y la sangre de Cristo, comer su carne y beber su sangre es identificarnos con él en la entrega de su persona por nosotros. Recibimos cada quien un llamado a entregar nuestra vida por los demás.

• Esta vida es comunión de amistad con Dios y entre nosotros: «Yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí». La eucaristía es signo visible de comunión en la vida de Dios, es vivir en Jesús y él en nosotros.

• El misterio que descubrimos en este itinerario de fe es comunión de vida y amistad: Dios Padre es su origen; Jesús por su muerte nos comunica la vida del Padre; nosotros al comer su cuerpo y beber su sangre, hacemos nuestra su entrega por los demás.

• ¿Estamos dispuestos a vivir este misterio que hemos descubierto? Con esta pregunta terminará el domingo próximo este episodio del Evangelio de San Juan.

 

Lecturas: Proverbios y Efesios

• La Sabiduría es presentada como una persona que convoca a participar de sus riquezas. En el pasaje se usa el pan, alimento esencial, y el vino, bebida de felicidad, como símbolos de la sabiduría de la vida.

• Jesús se vale de estos dos elementos, pan y vino, para simbolizar la entrega de su vida para la vida de la humanidad. En el pan y el vino consagrados está presente Jesús mismo en su pasión, muerte y resurrección.

• Así lo proclamamos en la misa: «Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!».

• San Pablo exhorta a la comunidad de Éfeso a procurar la sabiduría de la vida por inspiración del Espíritu Santo. Esta sabiduría tiene una expresión jubilosa. Dice san Pablo:

• «Cuando se reúnan, reciten salmos, himnos y cantos espirituales, cantando y celebrando al Señor de todo corazón». Eso es lo que hacemos en la celebración de la misa.

• Icono de la sabiduría en Vólogda, Rusia

 

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Claves para la homilía: Julián Riquelme

• Contexto - Palestina, año 30: La gente de Cafarnaúm está desconcertada, porque esperan un Enviado de Dios, con poder de dominación. Sin embargo, Jesús es muy sencillo, anuncia el amor a los otros, y su servicio no es bullicioso. - Jerusalén, año 100: Cuando en la eucaristía se unen el Amor a los pobres y el compromiso por la igualdad, Cristo comunica la Vida de Dios, que ayuda a transformar el mundo.

• Sentido Esta es una parte del "Discurso del Pan de Vida". Jesús pone la alternativa: o seguirlo o abandonarlo continuando cada uno su propio camino. En este trozo bíblico se pueden detectar, por lo menos, tres rasgos fundamentales:

• La actitud de Jesús como alimento (6,51). El Maestro de Nazareth afirma: “Yo soy el pan vivo bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan, que Yo daré, es mi carne para la Vida del Mundo”. Cristo Pan es principalmente su actitud, su persona, su Evangelio, su Buena Nueva de salvación. Mensaje: Jesús invita a hacer nuestra su compasión por quienes sufren, su mismo amor por los humildes, su actitud de servicio a ras de tierra.

• La preocupación por la vida del mundo (6,52-57). Ante la perplejidad de sus oyentes, el Señor responde de manera solemne: “Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre, y no beben su sangre, no tendrán Vida en ustedes; el que come mi carne y bebe mi sangre, tiene Vida eterna, y Yo lo resucitaré en el último día”. La carne y la sangre de Jesús es principalmente su entrega, su compartir, a favor de la Vida, porque Él ha “venido para que todos tengan vida, y la tengan en abundancia” (Jn 10,10). Moraleja: Jesús insiste en que hay que asimilarlo como se recibe el alimento, esto es, apropiarse de su energía y hacer nuestra su misma vida. Esto depende también de mi actitud vital.

• El Nuevo Pan para la Vida Nueva (6,58-59). Finalmente, Cristo dice: “Éste es el pan bajado del cielo; no como el que comieron sus padres, y murieron; el que coma de este pan vivirá eternamente”. Dios Padre hace donación de su Hijo Jesús a todos como pan del cielo. Enseñanza: Practicando la solidaridad con el prójimo exigida por el Evangelio, y participando en la eucaristía, con el pan partido y compartido, viviremos para siempre.

Semana XX: Lunes (aquí)