EVANGELIO DOMINICAL

Domingo 16º durante el año


Lecturas: Jeremías 23,1-6 / Salmo 22,1-6 / Efesios 2,13-18 / Marcos 6,30-34

Botón homilético: Francisco Quijano

• Dos momentos en la vida de Jesús y sus discípulos se presentan hoy: retirarse de la gente y mezclarse con la gente; darse un descanso y continuar la tarea. Recolección y Misión.

• Al comienzo de su predicación, dice san Marcos, «Jesús nombró a doce para que convivieran con él y para enviarlos a predicar» (3,14). Esos dos momentos son lo esencial para seguir a Jesús como sus primeros discípulos: estar con él y salir con él a predicar.

• En el centro vital de estos dos momentos está el amor, que se despliega en dos dimensiones: una de ellas es la amistad. Estar con Jesús es estar con quien les dijo: «Ustedes son mis amigos… ya no los llamo sirvientes» (Jn 15,14-15).

• Otra dimensión del amor es la compasión, que es identificación con la gente agobiada y desfallecida. «Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor».

• Eso sintió a la vista de la desdicha de la gente. ¿Qué compasión es esa? La compasión de Jesús es cargar el con las dolencias, fragilidades, penurias de la gente, para quitarles ese yugo pesado que las agobia, y ofrecerles su yugo suave y ligero del amor de amistad.

• La compasión de Jesús es todo lo contario al paternalismo; no es actitud dadivosa que encubre una intensión alevosa de controlar a la gente y someterla. Esta falsa compasión manipula, no libera; ata a la gente a la voluntad del benefactor, en vez de fortalecer su libertad y autonomía.

• «El Señor es mi pastor, nada me puede faltar». La compasión de Jesús es la del pastor que no se aprovecha de las ovejas, sino las guía hacia llanuras de libertad y plenitud.

 

Lecturas: Jeremías y Efesios

• El profeta Jeremías denuncia severamente a los pastores del pueblo judío en su tiempo, fines del siglo VII aC. Esta denuncia era contra sacerdotes y gobernantes que se hacían pasar por pastores, pero oprimían, engañaban, expoliaban al pueblo.

• La denuncia de Jeremías en su tiempo, la constatación de Jesús en el suyo, las enseñanzas de la historia, la experiencia en nuestros días, todo ello muestra que hay líderes engañosos, al igual que líderes auténticos. ¿Cómo distinguir a unos de otros? Aguza tu sentido crítico y discierne con lucidez.

• San Pablo enseña en este pasaje capital de su carta algo esencial para vencer la división y la violencia que anidan en las sociedades: «Cristo es nuestra paz… Por la cruz dio muerte a la hostilidad en su persona».

• Medita estos pasajes de su carta, que arrojan una luz inocultable sobre la realidad de la división y la discordia que matan la convivencia y destruyen a las sociedades. O, mejor dicho, sobre esa oscuridad en nuestra mente y ese rencor en nuestro corazón, que son el origen de la discordia.

  «En Cristo por su sangre, ustedes que estaban lejos ahora están cerca». La compasión de Jesús es hacer propias penurias y desdichas ajenas, lejanía y errancia, dice san Pablo.

  «Cristo es nuestra paz: de dos pueblos creó una humanidad nueva en su persona». La compasión de Jesús es paz: entre pueblos distantes, entre gente que se excluye, en la propia vida.

  «Él ha reconciliado con Dios a ambos pueblos en un solo cuerpo». La compasión de Jesús es humanidad reconciliada en comunión con su Creador, convocada a vivir en amistad con él.

  «Por la cruz dio muerte a la hostilidad en su persona». La compasión de Jesús es su muerte en cruz. Hostilidad, odio, violencia, que aquejan a una humanidad desdichada, mueren con Jesús en su muerte.

  «Él vino a anunciar el evangelio de la paz: paz a los lejanos y paz a los cercanos». La compasión de Jesús es paz de la humanidad en Dios: el destino de nuestra humanidad es el gozo inconmensurable de Dios.

  «Por Cristo todos tenemos acceso al Padre en un solo Espíritu». La compasión de Cristo por nuestra desdicha que él padeció es vía franca de acceso al gozo de la amistad con Dios Padre, gozo que es su Espíritu de Amor.

  «El Señor es nuestra justicia». La compasión de Jesús es la del mesías que salva a su pueblo y lo conduce a vivir en la ley, la justicia y la confianza.

 

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Claves para la homilía: Julián Riquelme

• Contexto - Palestina, año 30: Jesús envió a los Doce, les comunicó las consignas de la sencillez de vida y les pidió invitar a la gente a la conversión. - Roma, año 70: Pese a la persecución, la evangelización a los paganos y a los pobres obtiene buenos resultados.

• Sentido El Evangelio de hoy habla del “retiro frustrado”. En él se pueden subrayar, por lo menos, tres aspectos:

• Euforia (6,30). Los apóstoles narran con euforia a Jesús lo hecho y enseñado, pues les ha ido bien. Vuelven con mentalidad triunfalista: el ansia de poder y de éxito les está subiendo a la cabeza y no les deja tomar la postura adecuada. Lección: La humildad ayuda a equilibrar el ánimo para cultivar una práctica humanizadora.

• Invitación (6,31-32). Jesús invita a los discípulos a reflexionar la práctica. Por su parte, la gente está también eufórica: buscan seguridades y la solución de sus problemas. Jesucristo se preocupa por el descanso de los Apóstoles. Motivo: No les queda tiempo ni para comer, menos para pensar en profundidad. Por eso, parten a un lugar desértico (gr. Erémon topón). Moraleja: La meditación y el desierto ayudan a distinguir la prioritario y lo secundario.

• Necesidades (6,33-34). Jesús cambia el plan inicial debido a la situación de la muchedumbre. La gente descubre hacia dónde se dirige el grupo de discípulos con el Maestro en la barca, se mueven por tierra, y se les adelantan. El Nazareno siente compasión por las personas, porque tienen ganas de vivir, pero están sin norte y sin maduración de la consciencia. El relacionar las necesidades de la gente con la venida del Reinado de Dios hace que el Señor cambie la planificación inicial. Mensaje: El relacionar las necesidades de la gente con la venida del Reinado de Dios hace que el Señor cambie la planificación inicial.

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