EVANGELIO DOMINICAL

Domingo 1º de Cuaresma


Lecturas: Génesis 9,8-15 / I Pedro 3,18-22 / Marcos 1,12-15

Botón homilético: Francisco Quijano

• La descripción escénica y dramática de las tentaciones de Cristo fue omitida por Marcos, y se puede ver en Mateo y Lucas. Estas escenas fueron pintadas con exuberancia en la Capilla Sixtina por Sandro Botticelli (aquí).

• Estos cuadros de las tentaciones representan las seducciones a las que estuvo sometido Jesús en su vida pública y su pasión: disponer de su poder y de su gloria, ocultos, para complacer a la gente, y usar de su libertad humana para exaltarse él. Estas tentaciones revisten una forma religiosa.

• Usar a Dios para evadir la responsabilidad de buscar el bien humano: «No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios».

• Reclamar una relación privilegiada con Dios al margen de los riesgos de la vida humana: «No pondrás a prueba al Señor tu Dios».

• Asumir el poder como eje de las relaciones humanas en vez del amor a Dios y al prójimo: «Al Señor tu Dios adorarás y a él solo darás culto».

• Estas tentaciones del desierto son, por cierto, las nuestras. Jesús las tomó sobre sí en su condición humana y las venció por todos en el desierto. ¿Qué lugar es este? ¿A qué riesgos y qué tentaciones estamos expuestos?

• El desierto es allí donde te encuentras a solas contigo y decides qué quieres ser, descubres que eres un don para ti y te aceptas con gratitud. O bien, te envuelves en una seducción narcisista y de proyectas como dios o semidios.

• Ese lugar en donde te acechan tus ambiciones y egoísmos y luchas contra ellos, donde el Espíritu te inspira y tú buscas seguir sus inspiraciones. O bien, te dejas llevar por tu hybris de grandeza y superioridad frente a los demás.

• Ese lugar es tu corazón y tu conciencia donde sientes y escuchas a tu prójimo y se te conmueve las entrañas, donde decides tu destino, como Jesús decidió el suyo por ti. O bien, donde tus ambiciones te llevan al olvido y desdén de prójimo y al extravío de tu destino.

• La trasportación de las tentaciones a otro contexto, el siglo XVI en España, que logra magistralmente Dostoievski en La leyenda de Gran Inquisidor, despliega significados que reverberan hasta nuestros días (aquí).

 

Lecturas: Génesis y I Pedro

• El diluvio universal como castigo de Dios por la maldad de la humanidad es, por supuesto, un relato mítico –el diluvio– y una interpretación antropomórfica de la divinidad –el castigo–.

• La clave de este pasaje son estos versículos: «Yo estableceré mi alianza con ustedes: los mortales ya no volverán a ser exterminados por las aguas del Diluvio […] Este será el signo de la alianza que establezco con ustedes: yo pongo mi arco en las nubes, como un signo de mi alianza con la tierra».

• El libro del Génesis, en las cuatro tradiciones que lo componen y en las etapas de su redacción, procura dar testimonio de una verdad central de la fe religiosa, que un sabio judío de los años 70 a 50 aC, expresa en esta reflexión:

• «Dios no hizo la muerte ni goza destruyendo a los vivientes. Todo lo creó para que existiera; las criaturas del mundo son saludables: no hay en ellas veneno de muerte ni el abismo impera en la tierra. Porque la justicia es inmortal» (Sab 1,13-14).

• El pasaje de la Carta de Pedro tiene igualmente dos aspectos. Comienza con una verdad de fe dicha en forma directa: «Cristo murió una vez por nuestros pecados -siendo justo, padeció por los injustos- para llevarnos a Dios».

• Sigue con otra verdad de fe dicha en forma oblicua con un símbolo: el arca en la que se salvó Noé y su familia. La verdad es esta: la predicación del Evangelio y el bautismo son prenda de salvación.

• «Todo esto es figura del bautismo, por el que ahora ustedes son salvados […] que es el compromiso con Dios de una conciencia pura, por la resurrección de Jesucristo».

• Duccio di Buoninsegna (1255-1319) La tentación de Cristo en la montaña.

 

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Claves para la homilía – Julián Riquelme

• ContextoPalestina, año 30: Después que Jesús recibió el bautismo de Juan, fue a meditar su ministerio al desierto de Judea, que se encuentra en la ribera del río Jordán – Roma, año 70: Esta catequesis invita a los perseguidos a hacer una experiencia interior para encontrarse con Dios y con su Enviado Jesucristo (cf. Dt 32,10; Os 2,16-20).

 Sentido En el Evangelio aparecen dos temas:

 La tentación en el desierto (Mc 1,12-13). El relato contiene tres elementos:

La experiencia: Después de su bautismo, el Nazareno es impulsado por el Espíritu Santo a profundizar su proyecto mesiánico (Mc 1,12). Según el Evangelio de Marcos, en el desierto Jesús busca el descanso de la oración (Mc 1,35), se libera por un tiempo de la gente (Mc 1,45), tranquiliza a sus discípulos (Mc 6,31), y a veces le siguen las turbas (Mc 8,4).

La opción: “Cuarenta días” es un tiempo simbólico, pues durante cuarenta años guió Dios a Israel en su caminar por el desierto (Dt 8,2); y cuarenta días camina por el desierto el profeta Elías, fortalecido con el alimento de los ángeles, hasta llegar al monte Horeb (1 R 19,1-8). El mismo Jesús elige y decide experimentar un tiempo de soledad y de búsqueda, de lucha y de drama, en el que supera obstáculos y trata de hacer suyo el mejor camino para acompañar a su pueblo. Durante este tiempo, Cristo es tentado por Satanás (figura simbólica), que es el acusador de los seres humanos ante Dios, se empeña por esclavizarlos en el temor, y les insinúa caminos contrarios a su plenitud humana. Debido a esa búsqueda y al poder del Espíritu Santo, el Nazareno vence al Tentador (Mc 1,13abc).

La victoria: Jesús comienza a lograr la paz mesiánica universal, en que la naturaleza y los animales no perjudican, sino que entran en armonía con los seres humanos (cf. Is 11,6-9; 35,5-10; 65,25; Ez 34,23-28; Dn 6,23). La experiencia del desierto permite a Cristo abrirse a la confianza con Dios Padre, recibiendo más fuerza del Espíritu Santo. Desde ahora puede iniciar el ejercicio de su función profética: maniatar al Fuerte (cf. Mc 3,27), y anunciar el Reinado de Dios (Mc 1,13dc; cf. 13,27).

 El comienzo de la predicación de Jesús en Galilea (Mc 1,14-15). Aquí se pueden detectar dos rasgos:

La cercanía del Reinado de Dios: La presencia del Dios vivo se aproxima a cada persona y a todo grupo humano: "El reino de Dios está cerca" (Mc 1,15b).

La invitación: La gratuidad de Dios exige seriedad. Pide rectificar el camino y la mentalidad: "Conviértanse" (Mc 1,15c); y abrir el corazón a la fuerza salvadora de Dios: "Crean en la Buena Noticia" (Mc 1,15d).

⦁ Ilustración de un salterio medieval – Biblioteca Real de Copenhague

Semana I de Cuaresma: Lunes (aquí)