EVANGELIO DOMINICAL

Domingo 2º durante el año


Lecturas: I Samuel 3,3-10.19 / I Corintios 6,13-15.17-20 / Juan 1, 35-42

Botón homilético: Francisco Quijano

• «Cor ad cor loquitur» «Corazón habla a corazón». Hablarse de corazón a corazón, con palabras, con silencios y soslayos, con reflejos y miradas, con insinuaciones y guiños: eso es quizá la forma más íntima de conversar.

• El Cardenal John Henry Newman, gran cristiano del siglo XIX elevado a los altares, fue extraordinariamente sensible al itinerario personal de la fe, escogió ese lema para su escudo cardenalicio.

• De eso trata el evangelio: el itinerario de fe de Juan Bautista, de Andrés y Simón, su hermano, de otro discípulo innominado. Y, por supuesto, de quien habla «de corazón a corazón»: Jesús.

• Juan Bautista ve acercarse a Jesús y dice: «Es él no yo a quien deben confiar su vida, síganlo». Y dos de sus discípulos siguen a Jesús.

• «¿Qué buscan?» – les pregunta Jesús a mansalva. Ellos responden a su vez con igual audacia preguntándole: «¿Dónde vives?». Y él les abre la puerta de par en par: «Vengan y lo verán».

• Este diálogo suena abrupto, directo, sin cortapisas, «de corazón a corazón»: «Cor ad cor loquitur». El diálogo deriva en un encuentro y un descubrimiento: «Se quedaron con él aquel día».

• Esta experiencia es contagiosa, tiene un dinamismo expansivo: Andrés encuentra a su vez a Simón, su hermano y le hace partícipe de su descubrimiento: «Hemos encontrado al Mesías». Y lo conduce a Jesús.

• El episodio culmina en una revelación del destino de Simón, significado por el nombre que Jesús le impone: «Tú te llamarás Kefas, Pedro, Roca». «En ti –cabe glosar– se apoyarán muchos pese a tu fragilidad».

• Esta es una versión, la de Juan, sobre los comienzos de la comunidad de seguidores de Jesús, que llamamos Iglesia, firme y frágil a la vez, o bien, como decían los Reformadores del siglo XVI: «Ecclesia semper reformanda» «Iglesia llamada siempre a reformarse».

 

Lecturas: I Samuel y I Corintios

• La vocación del niño Samuel es otra forma de ese diálogo «de corazón a corazón». El Señor lo llama: «¡Samuel, Samuel!» Él responde: «¡Aquí estoy!» Pero confunde a quien lo llama, cree que es el sacerdote Elí.

• Samuel escucha tres veces el llamado y al fin reconoce a quien lo llama por su nombre: «Habla, que tu siervo te escucha». El diálogo, la insistencia de esa voz enigmática derivan en un encuentro personal, «de corazón a corazón», entre el jovencito Samuel y su Dios. Ese será el comienzo de su misión como profeta.

• San Pablo recuerda a los corintios que una de las notas de una amistad genuina, fundada en la conversación de corazón a corazón, es la finalidad. Nuestra amistad con el Señor ha de ser una amistad fiel: «Quien se une al Señor se hace un solo espíritu con él»

 

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Claves para la homilía: Julián Riquelme

• Contexto - Palestina, año 30: Jesús opta por el bautismo de Juan y se hace inicialmente discípulo del Bautista. - Jerusalén, año 100: Los cristianos ya han tomado conciencia de que Jesús, además de hombre, es Dios (Jn 1,30; 20,28), y desean la unión entre los seguidores del Bautista y los de Jesús.

• Sentido El Evangelio de hoy trata de "Los primeros discípulos". En él resaltan, entre otros, estos elementos:

• Actitud (1,35-37). El Bautista es un profeta y un maestro con personas que le siguen. Una de las características de Juan es su apertura; anuncia y presenta el Mesías a sus discípulos: "Mirando a Jesús que pasaba, dijo: 'Éste es el ..." (1,36). Lección: La actitud del precursor es una de las más profundas en la historia de la humanidad: El anunciador de Cristo debe desaparecer para dar lugar a la presencia del único “Cordero de Dios”.

• Hospitalidad (1,38-40). Además de preguntar sobre las motivaciones con el interrogante "¿Qué quieren?" (1,38), Cristo recibe en su propia casa a quienes lo visitan, o se animan con su anuncio del Reinado de Dios: "Vengan y lo verán". Los primeros discípulos son Andrés y, según la tradición, Juan Evangelista (cf. 1,39). Moraleja: La experiencia de fraternidad con el Nazareno, es tan marcante, que el Evangelista consigna el momento: "Era alrededor de las cuatro de la tarde" (1,39).

• Invitación (1,41-42). La experiencia personal de los dos discípulos con el Señor, la comunica Andrés a otros, entre los cuales está su hermano Pedro: "Hemos encontrado al Mesías" (1,41). Mensaje: El creyente es quien ha seguido a Cristo y ha entrado dentro de ese clima en el que es posible vivir el Evangelio, luchando contra el pecado individual y colectivo que nos invade.

Semana II: Lunes (aquí)