EVANGELIO DOMINICAL

Domingo 20º durante el año


Lecturas: Isaías 56,1.6-7 / Romanos 11,13-15.29-32 / Mateo 15,21-28

Botón homilético – Francisco Quijano

• Este Evangelio se proclamó el miércoles de la semana pasada (aquí), al recordar el martirio de santa Teresa Benedicta de la Cruz, de nacimiento Edith Stein, sacrificada con multitud de judíos en el campo de exterminio de Aschwitz, Polonia. Ella es Patrona de Europa.

• En esa ocasión, hice un comentario desde el punto de vista de Jesús y sus discípulos. Le doy la vuelta ahora desde el punto de vista de la mujer cananea, cuya hija está atormentada por un demonio.

• Isaías III, cuatro siglos antes de Cristo, dice en la primera lectura: «Mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos». Esta es una proclama de la presencia inabarcable de Dios en la historia y en todas las gentes.

• Imaginemos a esa mujer y su hija hoy en día, siglo 21, en un país bajo amenazas que se ciernen sobre nosotros: inseguridad, extorsión, migraciones... Ella es una madre soltera o abandonada con una hija desquiciada. ¿Cómo podrán convivir y sobrevivir?

• Jesús y sus discípulos no se van a aparecer. Eso sería pura ficción. Hay que imaginar el ambiente en que viven esas dos mujeres. En lo religioso, se hallan en los márgenes o están las afueras, no forman parte de las religiones más comunes en su medio.

• Si ella es madre soltera o abandonada, quizá padeció violencia de género, misoginia, toda suerte de abusos, cuyo resultado es una hija perturbada con quien es difícil convivir. Los servicios de salud son insuficientes, ella no acude a estos por ayuda porque sabe que no la obtendrá.

• Pese a todo lo que pesa sobre ella y su hija, esa mujer tiene muy dentro una confianza inquebrantable en un poder supremo, no sabe cuál es o quién es, pero grita: «¡Señor, Hijo de David, ten piedad de mí!»

• No la escuchan. Uno no le hace caso, otros quieren ahuyentarla para que no fastidie. Van caminando, están en otra cosa. Ella corre, se planta a los pies del que parece ser jefe del grupo: «¡Señor, ayúdame!»

• Le contestan con desprecio: «No está bien quitar el pan a los hijos para echárselo a los perritos». Ella retuerce el argumento con agudeza: «Es verdad, Señor, pero también los perritos comen las migajas que caen de la mesa de sus dueños».

• En esta lectura desde el punto de vista de dos mujeres en los márgenes de la religión y de la sociedad, que han padecido y padecen violencia, ¿cuál es el punto clave del episodio?

• El arrojo de la mujer, su confianza inquebrantable, su lucidez ingeniosa. Esas tres cualidades logran cambiar por completo las tornas del caso. Ese poder que ella desconoce, le dice: «Mujer, ¡qué fe tan grande tienes! Que se cumplan tus deseos».

 

Lectura: Isaías y Romanos

• La tercera parte del libro de Isaías (cc. 56-66) es de tiempos posteriores a la repatriación después del exilio en Babilonia. Los autores, anónimos, son varios, algunos siguen la escuela de Isaías. Una serie de estos oráculos versas sobre una esperanza de comunión de los pueblos en Dios.

• En la primera lectura, Isaías dice en nombre de Dios: «Mi Casa será llamada Casa de oración para todos los pueblos». Jesús cita esas palabras cuando expulsa a los mercaderes del templo. La mujer cananea es prueba del cumplimiento de estas palabras: ella, una pagana, suplica a Dios en su angustia, y Dios, desde la Casa de todos los pueblos, la escucha.

• La meditación de san Pablo sobre el destino del pueblo judío y el destino de los pueblos paganos al final de la Carta a los Romanos, puede leerse justamente en la línea del anuncio del Isaías: el anuncio del Evangelio ha trascendido ya los confines del judaísmo, los paganos son ahora beneficiarios de la misericordia de Dios.

 

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Claves para la homilía - Julián Riquelme
 
• Contexto. ‒ Palestina, año 30: Inicialmente, hasta el mismo Jesús imaginaba que el Reino de Dios vendría primero para los judíos, y después, en el futuro, para los pueblos extranjeros. ‒ Antioquía (Siria), año 80: En la controversia sobre la aceptación de los paganos en la comunidad, lo más importante es la fe-confianza en Jesús, y no tanto la pertenencia a un pueblo o religión.

• Sentido. El Evangelio trata de la “Sanación de la hija de la Cananea”. El relato intenta romper con el esquema que algunos cristianos de entonces pretendían mantener: Judío = creyente; y extranjero = pagano y ateo. En el texto se pueden distinguir las siguientes partes:

•  Peticiones (15,21-23). Petición de la Cananea y actitud de los discípulos y de Jesús . Después de una violenta discusión con los fariseos y letrados, acerca de los alimentos puros e impuros, Jesús se retira a un territorio pagano. Los discípulos sólo quieren quitarse de encima a la cananea, porque les viene molestando. Jesús toma en serio el dolor de esa madre. La respuesta de Jesús: "Yo he sido enviado solamente a las ovejas perdidas del pueblo de Israel", no va dirigida a los discípulos, sino a la cananea. Si una persona tiene fe en Jesús, no se puede impedir su pertenencia a la comunidad aunque sea “pagana”.

Diálogo (15,24-27). Diálogo entre la mujer y Jesús. La alusión de Jesús a los perros es dura. Los perros eran considerados impuros en esa cultura hebrea: se llamaba “perros inmundos”, “perros herejes” a los cananeos y a los extranjeros. Jesús no podía prescindir de su educación y de los prejuicios que el pueblo judío arrastraba. Sin embargo, la mujer pagana distingue entre los perros salvajes y las mascotas, es decir, los cachorros, que son como de la familia y que los niños los aprecian mucho. Ante esta situación, Jesús, dispuesto a aprender, incluso de una mujer y además pagana, da el paso hacia la apertura. Jesús aprende y la cananea también aprende. Dios es de todos, y todos y cada uno de los seres humanos son igual de valiosos para Él.

Apertura y sanación (15,28). Apertura de Jesús y sanación de la niña. Este relato resalta la capacidad de reacción de Jesús. Sabe cambiar en un instante y descubrir lo que en aquella mujer había de auténtica humanización. Además, descubre que esa mujer, aparentemente no discípula, tiene más confianza en Él que quienes le siguen desde hace tiempo. Cuando la madre se encuentra a sí misma con la ayuda de Jesús, empieza a solucionarse el problema de la hija. Al descubrir esta actitud, Jesús puede declarar que su hija está sanada. La confianza en Dios no puede fundamentarse en lo que yo soy, sino en lo que Dios es para mí; pero todo lo que Dios es para mí, lo es para todos los seres humanos sin excepción.

• Jean-Germain Drouais (1763-1788): La mujer cananea a los pies de Jesús, 1784

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