Lecturas: Deuteronomio 8,2-3.14-16 / I Corintios 10,16-17 / Juan 6, 51-58
Claves para la homilía - Julián Riquelme
• Contexto Palestina, año 30: La gente de Cafarnaúm está desconcertada, porque esperan un Enviado de Dios, con poder de dominación. Sin embargo, Jesús es muy sencillo, anuncia el amor a los otros, y su servicio no es bullicioso. Jerusalén, año 100: Cuando se unen el Amor a los pobres y el compromiso por la equidad en la eucaristía, Cristo comunica la Vida de Dios, que ayuda a transformar el mundo.
• Sentido Esta es una parte del "Discurso del Pan de Vida". Jesús pone la alternativa: o seguirlo o abandonarlo continuando cada uno su propio camino. En este trozo bíblico se pueden detectar, por lo menos, tres rasgos fundamentales:
• La actitud de Jesús como alimento. El Maestro de Nazareth afirma: “Yo soy el pan vivo bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan, que Yo daré, es mi carne para la Vida del Mundo”. Cristo Pan es principalmente su actitud, su persona, su Evangelio, su Buena Nueva de salvación. Lección: Jesús invita a hacer nuestra su compasión por quienes sufren, su mismo amor por los humildes, su actitud de servicio a ras de tierra.
• La preocupación por la vida del mundo. Ante la perplejidad de sus oyentes, el Señor responde de manera solemne: “Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre, y no beben su sangre, no tendrán Vida en ustedes; el que come mi carne y bebe mi sangre, tiene Vida eterna, y Yo lo resucitaré en el último día”. La carne y la sangre de Jesús es principalmente su entrega, su compartir, a favor de la Vida, porque Él ha “venido para que todos tengan vida, y la tengan en abundancia” (Jn 10,10). Moraleja: Jesús insiste en que hay que asimilarlo como se recibe el alimento, esto es, apropiarse de su energía y hacer nuestra su misma vida. Todo depende de mi actitud vital.
• El Nuevo Pan para la Vida Nueva. Finalmente Cristo dice: “Éste es el pan bajado del cielo; no como el que comieron sus padres, y murieron; el que coma de este pan vivirá eternamente”. Dios Padre hace donación de su Hijo Jesús a todos como pan del cielo. Mensaje: Practicando la solidaridad con el prójimo exigida por el Evangelio, y participando en la eucaristía, con el pan partido y repartido, viviremos para siempre.
• De la colección Jesús Mafa en Camerún: La multiplicación de los panes.
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Domingo 10º durante el año
Lecturas: Oseas 6,3-6 / Romanos 4,18-25 / Mateo 9,9-13
Botón homilético: Francisco Quijano
• El lema que escogió el Papa Francisco cuando fue consagrado obispo dice en latín: «Miserando atque eligendo» «Con misericordia lo elige». El enunciado completo viene en una homilía del monje benedictino inglés san Beda el Venerable (672-735): «Vio Jesús a un publicano y, como le miró con misericordia, lo escogió y le dijo: Sígueme».
• En el lema y la homilía se expresa una verdad muy profunda. Jesús toma la iniciativa no solo de llamar a Mateo, revela también que Dios ama a Mateo, tiene compasión de él y transforma toda su persona y su vida entera.
• Mateo no dice una palabra, solo se deja amar por Jesús, acepta ser amado en su condición de pecador público repudiado –así se consideraba a los recaudadores de impuestos–, es perdonado por Jesús y emprende una aventura nueva en seguimiento suyo.
• El nombre Mateo viene del arameo «Matityahu», que significa «Don de Yahveh». Al aceptar el amor de Dios en su vida y el llamado de Jesús, Mateo hace honor a su nombre: él, su persona, su vida son un don de Dios.
• El encuentro de Jesús con Mateo contiene una gracia expansiva: se convierte en el convivio con sus amistades, recaudadores y pecadores como él. Lo cual provoca escándalo en los fariseos, que no interpelan a Jesús, sino que hacen alboroto con los discípulos.
• La reacción de escribas y fariseos, que se presenta en otras ocasiones, es curiosa. No reclaman a Jesús su conducta, la exhiben ante sus discípulos y ante la gente. Esta acción es cobarde, pretenden escudarse en los demás para no dar la cara ante Jesús.
• Él, en cambio, los encara derechamente: «Vayan y aprendan qué significa: Yo quiero misericordia, no sacrificios», que son palabras del profeta Oseas.
• El episodio termina con una comida que es signo del Reino de Dios predicado por Jesús: compartir la amistad con Dios, como sucede en las comidas de amistad entre nosotros.
• En un magnífico poema visual, cinemático como guion de película, el poeta inglés James Lasdun (1958) recrea el camino que tuvo que hacer Mateo en seguimiento de Jesús después de esa llamada súbita, que dejó plasmada El Caravaggio en una célebre pintura. (aquí)
• Otra pintura de La vocación de Mateo por Mikeal Juan de Pareja (+ 1670)
Lecturas: Oseas y Romanos
• El oráculo de Oseas, citado por Jesús, presenta un contraste. Dios se manifestará a quienes buscan conocerlo sinceramente como lluvia de invierno y primavera que empapa la tierra. En contraste, el amor de su pueblo es como nube mañanera y rocío que se evapora.
• El profeta concluye su exhorto con una sentencia incisiva acerca del amor genuino a Dios y al prójimo: «Misericordia quiero, no sacrificios; conocimiento de Dios, más que holocaustos».
• «Por su fe, Abraham esperó contra toda esperanza». Así comienza este párrafo contiene la clave que permite descifrar todo el discurso de san Pablo a propósito de la justificación, rehabilitación o transformación en justicia, bondad y santidad de nuestra humanidad mediante la fe en Cristo.
• El paradigma de la fe que presenta san Pablo es Abraham, que creyó en Dios y su promesa de una descendencia innumerable, a pesar de su esterilidad y la de su mujer Sara.
• Martín Lutero encontrará en pasajes como este de la Carta a los Romanos la clave fundamental de su concepción de la vida cristiana y de su teología: la gratuidad del don de Dios que se recibe por la fe. Este pasaje está, por cierto, en consonancia con el Evangelio y con Oseas.
Semana X: Lunes (aquí)
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