SEMANA SANTA ● TRIDUO PASCUAL

Jueves Santo de la Cena del Señor


Evangelio de San Juan 13,1-15

• Los profetas realizaban acciones sorpresivas y vivían tragedias personales, a lo cual conferían un sentido simbólico: Oseas es abandonado por su mujer; Isaías anda desnudo; Jeremías se unce un yugo; Ezequiel se disfraza de desterrado y no guarda luto por la muerte de su mujer. Luego, con su palabra, descifraban su significado.

• En la Última Cena, Jesús realiza dos acciones de ese género con una gran carga simbólica: se despoja de su manto, se ata una toalla a la cintura y se pone a lavar los pies de sus discípulos; toma en sus manos pan y vino, da gracias a Dios y los comparte con sus amigos. En ambos casos, él con su palabra descifra su significado.

• «¿Comprenden lo que acabo de hacer?... Si yo, que soy maestro y señor, le he lavado lo pies, también ustedes deben lavarse lo pies unos a otros». «Tomó el pan, pronunció la bendición y se lo dio diciendo: ‒Tomen, esto es mi cuerpo. Tomando la copa, pronunció la acción de gracias, se la dio y bebieron de ella. Les dijo: ‒Esta es mi sangre, sangre de la alianza, que se derrama por todos».

• Estas acciones de Jesús tienen no solo una fuerte carga simbólica, tienen también una carga profética decisiva: con ellas, él estaba anticipando en una cena con sus amigos lo que habría de sucederle pocas horas después.

• Las acciones simbólicas y proféticas de Jesús con el pan y el vino fueron rememoradas por sus discípulos como el Memorial Vivo de muerte y resurrección. Él descifró también su significado trascendente: «Les aseguro que no volveré a beber el fruto de la vid hasta el día en que beba el vino nuevo en el Reino de Dios».

• La primera consignación por escrito de este Memorial, anterior a los Evangelios hacia el año 56, está en la Primera Carta a los Corintios que se lee este día. Proviene probablemente de la comunidad de Antioquía, donde san Pablo vivió su iniciación cristiana. En los Evangelios de Marcos y Mateo está probablemente la tradición de este Memorial en las comunidades de Palestina.

• Nosotros revivimos el Memorial de la Última Cena en esa forma ritual. Para comprender todo su significado, hay que ver en él estas acciones simbólicas que ponen de manifiesto lo que fue la persona, la vida y el mensaje de Jesús.

• Justo al terminar la cena, cuando sus discípulos discutían quién de ellos era el más importante, él les dice: «¿Quién es mayor, el que está a la mesa o el que sirve? ¿No lo es, acaso, el que está a la mesa? Pues yo estoy en medio de ustedes como el que sirve».

• Mientras cenaban, Jesús les había dicho: «Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando».

• En la oración con la que termina la Última Cena, Jesús deja este testamento para toda la humanidad: «Que todos sean uno, como tú, Padre, estás en mí y yo en ti; que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste».

• Las acciones simbólicas de Jesús en la Última Cena tienen ese significado: no dominar al prójimo sino servirlo; no reservar la vida para sí antes bien entregarla al prójimo; no encerrarse en el egoísmo sino sembrar amor y amistad; dar la vida, como Jesús, para congregar en la unidad a los hijos e hijas de Dios dispersos.

 

Lectura: I Corintios 11,23-26

• Al relatar la institución de la Eucaristía, Pablo alude al rito que recibió en Antioquía, que fue la ciudad donde tuvo su iniciación como cristiano. Su propósito es llamar la atención de los corintios sobre esta acción central de la fe que ellos pervertían.

• Sus celebraciones eran escandalosas. La «cena del Señor» se celebraba en casas que podían acoger unas 50 personas. Antes se tenía una comida en la cual algunos disfrutaban y bebían a sus anchas, y dejaban ayunos a los pobres que venían de su trabajo.

• Pablo les reprocha severamente: «Cada uno se adelanta a comer su propia cena, y mientras uno pasa hambre otro se emborracha. ¿No tienen sus casas para comer y beber? ¿O es que desprecian la asamblea de Dios y quieren avergonzar a los que nada poseen?».

• Luego de decírselo, Pablo introduce el relato de institución. En la lectura de hoy no se incluye este contexto, lo cual resta fuerza al relato. San Juan en el suyo no incluye la institución de la Eucaristía.

• Este sacramento es el símbolo de la entrega que Jesús hace de su vida, para convocar a sus discípulos y a toda la humanidad a vivir en el amor entre nosotros y con Dios, al servicio y la entrega de unos a otros. Eso es lo que les dice en sus enseñanzas durante la cena.

• La eucaristía es el símbolo de esta unión de amor entre nosotros. Lo que hacían los corintios era escandaloso porque destruía la amistad entre cristianos, separaban a ricos y pobres. En nuestros días hemos de asumir esta advertencia de Pablo: «Quien coma el pan y beba la copa del Señor indignamente, comete pecado contra el cuerpo y la sangre del Señor».

 

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Reflexión: Julián Riquelme

• Contexto - Palestina, año 30: Jesús participó con sus discípulos en una cena un día de la semana, en que murió. Por su carácter de despedida, ellos la convirtieron en una cena entrañable (cf. Mc 9,37b). - Jerusalén, año 100: Esta ha de ser la práctica de la comunidad: Imitar a Cristo en su opción fundamental de amar y servir a cada uno y a todos los seres humanos.

• Sentido El evangelista Juan inserta el “lavatorio de los pies” en la Última Cena del Mesías con sus discípulos. En el texto, se pueden distinguir, por lo menos, tres partes:

• La conciencia de Jesús (13,1-3). Se indica que el Maestro “sabe” en qué situación histórica está sumergido. La autoridad del Nazareno reside en su entrega consciente, libre y en total sintonía con el Amor del Padre. Lección; El Señorío de Cristo no elimina la libertad, sino que la potencia.

• El gesto del Señor (13,4-12ª). “Lavar los pies” es un servicio para mostrar acogida, hospitalidad y deferencia; este detalle de cortesía hacia los huéspedes, por lo general, lo realizan los esclavos o sirvientes. El gesto, en este caso, simboliza que Jesús asume su Pascua para manifestar el Amor del Padre por todos. Pedro, que inicialmente lo rechaza, cuando descubre que está poniendo en peligro su relación con el Maestro, pide ser lavado todo entero si hace falta. Moraleja: Si somos todos iguales, lo único que debiera diferenciarnos es el mayor amor y servicio a los otros.

• El mandato de Cristo (13,12b-15). El Señor pregunta a los suyos acaso reconocen su vocación de discípulos en lo que Él ha hecho. En seguida, admitiendo que Él es el Señor y el Maestro, subraya la importancia del servicio. Finalmente, les encomienda seguirlo en su actitud, para que el amor y la justicia lleguen a toda la tierra. Mensaje: Meditar este relato conduce al compromiso con los demás.

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