SEMANA SANTA ● TRIDUO PASCUAL

Martes Santo: La noche


Evangelio de San Juan 13,21-33.36-38

• La Noche. «En cuanto Judas tomó el bocado, salió. Era de noche». «ἦν δὲ νύξ» en griego (ên dè nix), una oración completa que el narrador deja caer como un colofón de su relato. ¿Qué noche es esa?

• El relato comienza así: «Jesús se estremeció en su interior y declaró: Les aseguro que uno de ustedes me entregará». La comida convocada por Jesús para compartir con sus amigos y despedirse de ellos queda envuelta de improviso en la oscuridad del anuncio de una traición. Esa es una dimensión de la noche que se cierne sobre ellos.

• Sigue el relato: «Los discípulos se miraban unos a otros sin saber por quién lo decía». La traición venía tramándose en lo secreto, no a la luz del día. Jesús tenía enemigos, eso era bien sabido. ¿Traidor entre sus discípulos? No lo sabían, quizá ni lo imaginaban. Esa es otra dimensión de la noche.

• Por voces en secreto entre Pedro y otro discípulo, y un gesto indicado por Jesús, ellos dos adivinan de quién se trata. Jesús le dice a Judas: «Lo que tienes que hacer, hazlo pronto». El narrador añade: «Ninguno de los comensales comprendió por qué lo decía». Conjeturan, pero no saben. Esa incertidumbre es otra dimensión de la noche.

• Concluye el relato con la salida de Judas. Él se va envuelto en la noche de su traición. Los demás discípulos quedan envueltos por la noche de no saber lo que Judas iba a hacer.

• Y Jesús queda también envuelto en la noche de lo que habría de sucederle pronto: su pasión y su muerte. Continúa el relato: «Cuando salió Judas, Jesús dijo: Ahora ha sido glorificado el Hijo del Hombre y Dios ha sido glorificado en él». Un destello de gloria ilumina la noche de la pasión y la muerte.

• Sigue el relato: Jesús anuncia a los discípulos que habrá de partir, pero a donde él va ellos no podrán seguirlo. Pedro se ofrece decididamente a seguirlo: «Yo daré por ti mi vida». Jesús replica: «Te aseguro que antes de que cante el gallo me negarás tres veces». Pedro, también los demás, no entienden, no aquilatan aún en qué noche entrará el Maestro. Eso es también parte de esa noche.

• La experiencia de fe es un claroscuro, noche con destellos de luz. San Juan de la Cruz escri-bió un poema sobre esta experiencia:

Qué bien sé yo la fonte que mana y corre,
aunque es de noche.

Aquella eterna fonte está escondida,
que bien sé yo do tiene su manida,
aunque es de noche.

Su origen no lo sé, pues no le tiene,
mas sé que todo origen de ella tiene,
aunque es de noche.

Sé que no puede ser cosa tan bella,
y que cielos y tierra beben de ella,
aunque es de noche.

Bien sé que suelo en ella no se halla,
y que ninguno puede vadealla,
aunque es de noche.

Su claridad nunca es oscurecida,
y sé que toda luz de ella es venida,
aunque es de noche.

 

Sé ser tan caudalosos sus corrientes.
que infiernos, cielos riegan y las gentes,
aunque es de noche.

El corriente que nace de esta fuente
bien sé que es tan capaz y omnipotente,
aunque es de noche.

El corriente que de estas dos procede
sé que ninguna de ellas le precede,
aunque es de noche.

Aquesta eterna fonte está escondida
en este vivo pan por darnos vida,
aunque es de noche.

Aquí se está llamando a las criaturas,
y de esta agua se hartan, aunque a oscuras
porque es de noche.

Aquesta viva fuente que deseo,
en este pan de vida yo la veo,
aunque es de noche.

 

Lectura: Segundo Cántico del Siervo de Yavheh

• En el Cántico Segundo, el profeta se presenta él mismo, habla de su elección desde el vientre materno, Dios lo conoce personalmente por su nombre. Cumplirá su misión mediante una palabra eficaz como espada afilada y flecha puntiaguda.

• El profeta hace eco a una voz que lo trata con cariño, como un padre que se enorgullece de su hijo y lo anima a emprender su misión.

• Expresa luego su frustración y desaliento por el fracaso de su misión. Pese a ello, redobla su confianza en Dios, porque él es quien garantiza su vida, su derecho, su recompensa.

• Finalmente, se hace eco nuevamente de la voz divina que lo confirma en su misión y la extiende más allá de su pueblo: «Te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra». Explicación más completa (pdf aquí).

 

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Reflexión: Julián Riquelme

• Contexto - Palestina, año 30: Jesús antes de morir tuvo una cena con sus discípulos, en la cual participaron Judas Iscariote y Simón Pedro. - Jerusalén año 100: No hay que tenerle miedo a la libertad para amar a todos, porque sin ella es imposible la fraternidad y la amistad social.

• Sentido El tema del Evangelio son los “Anuncios de la traición y de las negaciones”. El texto se puede dividir en tres partes:

• Traición (13,21-30). Jesús muestra su total respeto por la libertad de los seres humanos, a costa de su propia vida. Por eso, anuncia claramente que uno de sus discípulos va a traicionarlo. A ese discípulo quiere ofrecerle la última oportunidad de volverse atrás y adherirse a Él: cuando Pedro y el discípulo ideal le preguntan secretamente quién va a ser el traidor, el Nazareno indica el modo cómo va a identificarlo. En señal de amistad Él ofrece un trozo de pan a Judas. El discípulo se cierra y no da el último paso. “Era de noche”: hay tinieblas. Lección: La traición de Judas será para el Mesías la coyuntura para demostrar que su amor es más fuerte que el odio mortal de sus enemigos.

• Interpretación (13,31-33). Al salir Judas de la sala para entregarlo, Jesús interpreta a la vez este hecho como la aceptación voluntaria de su muerte, en términos de una manifestación de su gloria, que se identifica con la de Dios. Moraleja: El humanizar este mundo por amor, lleva en sí el germen de la divinización.

• Negaciones (13,36-38). Otro discípulo fracasa esa noche negando a Cristo: Simón Pedro promete seguir a Jesús por accidentado que sea el camino. Pero cuando llegan las dificultades, opta por su propia seguridad, y niega pertenecer al grupo de quienes siguen al Nazareno. Mensaje: Seguir al Señor y testimoniarlo hasta la muerte es algo que no se puede hacer solo con fuerzas humanas, se requiere el don del Espíritu Santo.

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