Lecturas: II Reyes 5,10.17-17 / II Tim 2,8-13 / Lucas 17,11-19
Botón homilético: Francisco Quijano
• Diez leprosos gritan de lejos: «Jesús, maestro, ten compasión de nosotros». Jesús de lejos les dice: «Vayan a presentarse a los sacerdotes». Mandato inútil, qué pueden hacer los sacerdotes por ellos. Deciden ir, en el camino quedan curados. Un suceso inexplicable, gratuito.
• Uno de los leprosos, samaritano, no acude a los sacerdotes, regresa alabando a Dios en voz alta, se postra ante Jesús, le da las gracias. Su acción sorprende: un extranjero proscrito da gloria a Dios. Su gesto, inútil, muestra una gratitud desbordante.
• Ambos episodios están envueltos en la gratuidad de Dios y en la gratitud humana. En el origen de nuestro ser está la gratuidad del amor. La aceptación de ese amor es el origen de nuestra gratitud.
• Alabanza en voz alta, que manifiesta el gozo del don recibido; postración y reconocimiento, que expresan la gratitud: la sanción de la lepra culmina en salvación del leproso, Jesús lo corrobora con su palabra: «Levántate y vete, tu fe te ha salvado».
• Vivir por la gratuidad y vivir en gratitud es la relación fundante de nuestra existencia. Decía Meister Eckhart, célebre predicador místico dominico: «Si la única oración que dices en toda tu vida es “Gracias”, con eso basta».
• Etty Hillesum (1914-1943), joven judía holandesa que fue enfermera voluntaria durante un año en el campo de concentración de Westerbork, donde finalmente quedó presa y fue enviada con sus padres y dos hermanos al terrible campo de exterminio de Auschwitz. Estas son unas palabras de su Diario:
«Estoy enormemente agradecida por esta vida. Me siento crecer. Cada día me doy cuenta de mis faltas y de mis mezquindades, pero conozco asimismo mis posibilidades. Y, además, amo, amo a los buenos amigos; pero este afecto no me aísla de los demás seres humanos. Amo a todo lo ancho y hasta los confines del mundo, amo una enormidad, aun a aquellas personas por las que no experimento espontáneamente ninguna simpatía: ¡es preciso llegar hasta ahí! [...] Es sorprendente: cuando me encuentro así, extendida sobre mi espalda, tengo verdaderamente la impresión de estar acurrucada contra la buena y vieja tierra, aunque en realidad reposo sobre un confortable colchón. Pero cuando me encuentro acostada así, tan intensamente presente y distendida a la vez, y tan desbordante de gratitud por todo, es como si estuviera en comunión con todo... sí, ¿con qué? Con la tierra, con el cielo, con Dios, con todo» (22 de febrero de 1942).
Lecturas: Reyes y Timoteo
• El general sirio Naamán acude ante el profeta Eliseo para ser sanado de su lepra. Espera que el profeta lo reciba y realice actos portentosos de sanación. Eliseo no lo recibe, manda decirle que se bañe siete veces en el río Jordán para quedar sano. Naamán no acepta, le parece una acción inútil, esperaba un milagro estrepitoso. Sus hombres lo convencen, él cumple la orden, queda sano, reconoce al Dios de Israel. Esa fue una acción gratuita como son las acciones de Dios que parecen inútiles a ojos humanos.
• ¿Qué fue lo que provocó una sintonía entre la curación y el agradecimiento de los dos leprosos, samaritano uno, sirio el otro? El sentido de la gracia, de lo que es gratuito. Más a allá de las creencias, como envolviéndolas a todas, hay una especie de campo magnético que crea comunión: el campo magnético de la gratuidad y la gratitud. Quien genera ese campo es Aquel de quien procede todo don.
• Un canto muy conocido y apreciado de Lucien Deiss está inspirado en este pasaje de la Segunda Carta a Timoteo: Acuérdate de Jesucristo / Resucitado de entre los muertos / Él es nuestra salvación / Nuestra gloria para siempre. // Si con Él morimos, viviremos en Él / Si con Él sufrimos, reinaremos con Él.
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Claves para la homilía: Julián Riquelme
• Contexto - Palestina, año 30: Se margina de la sociedad y de la religión a personas por ser leprosos. - Grecia, año 80: Se critica la idea, que los judíos tenían, de ser un grupo privilegiado, con una relación exclusiva con Dios y excluyente de los extranjeros.
• Sentido El Evangelio habla de "los diez leprosos". En el texto se pueden distinguir los siguientes aspectos:
• Camino de Jerusalén (11). Al dirigirse a la capital de Judea, Jesús sale al encuentro de los oprimidos, esclavizados y marginados de cualquier clase, que experimentan dificultad para ser ellos mismos. La interpretación cultural de la lepra marginaba a un grupo de personas, que gritaban: “¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!” (Cfr. Lc 17,13).
• Jesús y los leprosos (12-14). El relato contiene los cuatro pasos culturales religiosos, anteriores al acto maduro de la fe:
1º Súplica profunda y sincera: “¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!”
2º Respuesta indirecta de Jesús, respetando el esquema de vida de su pueblo: “Vayan a presentarse a los sacerdotes”.
3º Confianza inicial de los diez en que Jesús puede sanarlos: “Y en el camino”.
4º En un momento del camino experimentan que están limpios: “Quedaron purificados”. Los nueve (se supone que eran judíos), se sintieron obligados a cumplir lo que mandaba la Ley: para que el sacerdote los declarara puros, y pudieran volver a formar parte de la sociedad y de la religión judías. Se encuentran con el Dios de la Ley en el Templo de Judea (Lv 14,1-32).
• Cristo y el samaritano (15-19). En el relato siguen los tres pasos del acto maduro de la fe:
1º Reacción espontánea de uno: “Uno de ellos, al comprobar que estaba sanado, se volvió alabando a Dios y dando gracias”.
2º Constatación de Jesús de que algunos no dan el salto a la profundidad de la fe: Dolor de Cristo por quienes no lograron experimentar al Dios del Reino: “Los otros nueve, ¿dónde están?”.
3° Confirmación de la verdadera actitud vital, que permite alcanzar la libertad: “Levántate y vete, tu fe te ha salvado”. La confianza de los nueve los defendió de la exclusión; pero la fidelidad del samaritano le condujo a la liberación, al experimentar el Amor de Dios por todos. Él encuentra la presencia de Dios en Jesús. Este personaje no judío es símbolo de la salvación universal. Cristo deja al sanado en su propio ambiente para que sea testigo de la Buena Nueva.
Semana XXVIII: Lunes (aquí)
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