EVANGELIO DOMINICAL

Domingo 21º durante el año


Lecturas: Isaías,18-21 / Hebreos 12,5-7 / Lucas 13,22-30

Botón homilético: Francisco Quijano

• Jesús iba enseñando camino a Jerusalén donde encontraría la muerte. Su enseñanza es paradójica, provoca escándalo, hasta suena contradictoria.

• «Traten de entrar por la puerta estrecha, porque muchos querrán entrar y no podrán». Palabras exigentes de Jesús. ¿A qué se refieren? ¿Serán pocos los que se salvan? En efecto, por una puerta estrecha pasa poca gente.

• Una parábola insiste en la dificultad de salvarse: la puerta quedará cerrada, por más que insistan en entrar quienes están fuera, se les dirá: «No sé quiénes son ustedes. Apártense de mí todos los que hacen el mal».

• Jesús sitúa sus dichos en perspectiva: los patriarcas, Abraham, Isaac, Jacob, y los profetas participarán en el Reino de Dios, a ustedes los echarán fuera. La cuestión parece ser una advertencia a sus contemporáneos que no aceptaron su invitación a recibir en sus vidas a Dios y su reinado.

• Al contrario de lo dicho, Jesús abre enteramente el horizonte: «Vendrán muchos de Oriente y Occidente, del Norte y del Sur, a ocupar su lugar en el banquete del Reino de Dios». Palabras esperanzadoras, multitudes entrarán, habrá puertas anchas abiertas de par en par.

• Hay una inversión completa de situaciones: de muchos que querrían entrar, entrarán unos pocos; a unos conocidos y vecinos que tocan a la puerta, se les rechazará como desconocidos. En cambio, una multitud de todo el mundo participará en el banquete del Reinado de Dios con los patriarcas y los profetas.

• ¿Qué significa esta enseñanza paradójica? ¿Se refiere Jesús y sus contemporáneos? Ya mucho antes el profeta Isaías proclamaba: «Yo vendré para reunir a las naciones de toda lengua». Este es un anuncio de una salvación universal, que es también el anuncio de Jesús: «Vendrán muchos…».

• ¿Cómo entender, entonces, el dicho de la puerta estrecha? ¿Qué puerta es la que se cierra? ¿Cómo es que unos quedarán fuera y otros entrarán al banquete del Reino? Es un deleite ver ejercicios de gimnasia femenina y masculina: ritmos, armonía, fuerza, acrobacias, todo desplegado con soltura y elegancia. ¿Cómo se llega a ese dominio del cuerpo? Por la puerta estrecha de años y años de entrenamiento.

• La puerta estrecha soy yo, eres tú, es mi libertad y es la tuya, es lo que cada quien escoge. Esto es así ante la invitación de Dios, lo es también ante cualquier invitación que se presente en tu vida. Si la aceptas, compartes esa amistad. Si la rechazas, te quedas a solas con tu soledad.

• Jesús en otro pasaje dice: «Yo soy la puerta, quien entra por mí se salvará; podrá entrar y salir y encontrar pastos» (Juan 10,9) Él entró por una puerta estrecha y por una puerta ancha: por la puerta estrecha de la ciudad de Jerusalén donde cumpliría su misión y por la puerta ancha de su libertad.

• Por esta puerta de su libertad, convocó a la humanidad entera al banquete del Reino de Dios, que es amistad con Él. Esta misión exige dulcificar el corazón, ensanchar la mirada, fortalecer la voluntad, duro entrenamiento, para comunicar, liderados por Jesús, la amistad con Dios.

 

Lecturas: Isaías y Hebreos

• Quinientos años antes de Jesús, un discípulo de Isaías había proclamado después del exilio en Babilonia: «Yo mismo vendré a reunir a todas las naciones y a todas las lenguas, y ellas vendrán y verán mi gloria». Es la aurora de una esperanza para toda la humanidad.

• La experiencia dolorosa del pueblo judío, que había perdido su territorio, su ciudad y su templo y había regresado a su patria, fue la oportunidad para caer en la cuenta de que los designios de Dios no estaban confinados al pueblo judío, sino que estaban abiertos a todas las naciones.

• La Carta a los Hebreos exhorta a los cristianos de origen judío con palabras de aliento: «Robustezcan sus manos cansadas y sus rodillas vacilantes, caminen por un camino plano, para que el cojo no se tropiece, sino que se alivie».

• Este escrito es una enseñanza doctrinal para cristianos de origen judío, que sentían desaliento ante las persecuciones y tenían la tentación de volver a sus raíces judías. El autor los anima a seguir adelante con entereza.

• El domingo pasado presentaba a Jesús como jefe que encabeza una lucha: «Corramos con perseverancia la prueba que nos espera, fijos los ojos en Jesús, iniciador y consumador la fe, el cual, por la dicha que le esperaba, sufrió la cruz y despreció la infamia».

 

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Claves para la homilía: Julián Riquelme

• Contexto - Palestina, año 30: Quienes siguen a Cristo, ansían el poder, y piensan que están salvados por ser israelitas, pertenecientes a la raza de Abraham. - Grecia, año 80: Aquí y ahora se realiza la salvación, porque en el momento presente está ofreciéndose el Amor de Dios a todos los seres humanos.

• Sentido Tema del Evangelio: "Invitación a entrar por la puerta estrecha". Se trata de una enseñanza del Nazareno para unir fe y justicia. En el texto se pueden distinguir las siguientes partes:

• Diálogo (13,23-24). En una de las aldeas un interlocutor anónimo hace una pregunta al Señor, que, por el contexto, suena para nosotros así: "¿Se salvan solo los judíos o también los extranjeros?" Jesús evade el tema del número de quienes se salvan, para liberarse del nacionalismo hebreo. La "puerta estrecha" significa unir el amor a Dios y la justicia para con todos los seres humanos. Lección: Sentarse en la mesa del Reinado de Dios es una gracia, no un derecho de sangre o raza.

• Frustración de los judíos infieles (13,25-27). El dueño de casa es Cristo mismo. Sus compatriotas intentan conmoverle, para que les abra la puerta, alegando que son judíos como Él, y que lo han visto. No es el mérito de la raza (ni la religión ni el status social) lo que salva, sino el que cada uno asuma su propia responsabilidad ante la oferta gratuita de Dios, manifestada en Jesucristo. Moraleja: Solo come y bebe en el banquete eucarístico, anticipo del banquete del Reinado definitivo de Dios, quien se pone en marcha y camina por la senda cristiana de la justicia.

• Vocación de los gentiles (13,28-30). Dios quiere que todos los seres humanos se salven. Los extranjeros, que acepten la persona del Nazareno, llegarán, pues, desde los cuatro puntos cardinales a tomar parte en el banquete del Reino. La frase: "Hay muchos que son últimos y serán los primeros, y hay otros que son los primeros y serán los últimos", es un hebraísmo que significa todos somos iguales frente al don gratuito de Dios. Mensaje: El Reinado de Dios tiene un protocolo inverso al de las sociedades terrenas. Allí no valen los privilegios dinásticos, ni las viejas tradiciones, sino las actitudes personales, sean quienes fueren los que las adopten.

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