Lecturas: Deuteronomio 30,9-14 / Colosenses 1,15-20 / Lucas 10,25-37
Botón homilético – Francisco Quijano
• ¿Qué es «ser humano»? ¿Qué es «vivir como humano»? La pregunta no apunta a una respuesta clásica, «animal racional», y otras en la historia del pensamiento. La pregunta es: ¿quién vive su humanidad al tope?
• La parábola del samaritano que cuida del que fue asaltado, despojado, apaleado y abandonado medio muerto a la orilla del camino, abre una fuente inagotable donde podemos beber la respuesta sin llegar a saciarnos.
• Vive su humanidad al tope quien se hace humano de quien ha sido despojado de su humanidad. ¿Cómo? Resintiéndolo en sus entrañas, acercándose, curándolo, cargando con él, llevándolo a la posada, poniendo de su dinero para que lo atienda el hospedero, regresando para ver cómo sigue.
• Esta parábola es una pieza excelsa de la literatura universal. Abre una interrogación radical acerca de nuestra condición humana en sus aspectos más oscuros y sórdidos y en sus potencialidades y logros más elevados.
• La cuestión central es: ¿qué está escrito no solo en la ley, también en tu corazón? En nuestra humanidad violenta que genera víctimas y verdugos, esta ley es amor compasivo. Lucas usa una palabra griega que quiere decir: «estremecérsele a uno las entrañas”».
• Esta conmoción interna no es un mero sentimiento de dolor, es ser tocado en la propia humanidad por quien ha sido despojado de su humanidad. ¿Emigrantes en varias partes del mundo? ¿Náufragos subsaharianos en el Mediterráneo?
• La parábola del buen samaritano es la prueba justa para calibrar la calidad de nuestra condición humana. Si la referimos particularmente a México, ¿qué podría decirnos? Es clamor general que vivimos sitiados por el crimen organizado: miles y miles de muertos y desaparecidos, miles y miles de gente extorsionada, miles y miles despojada de sus bienes, miles y miles....
• La ciudadanía no puede enfrentar directamente a criminales muy violentos, armados hasta los dientes, poderosísimos para amedrentar. ¿Qué podríamos hacer? Por lo menos no habituarnos a tolerar esta violencia. Por lo menos ser compasivos con quienes la padecen. Por lo menos ser como el buen samaritano. ¿Damos el ancho?
Lecturas: Deuteronomio y Colosenses
• Los discursos, meditaciones y recuerdos del Deuteronomio, último libro del Pentateuco, fueron escritos para reavivar la memoria de la historia antigua de los judíos. Su propósito está bien expresado en estas palabras: «El mandamiento está muy cerca de ti: en tu corazón y en tu boca, para que lo cumplas».
• En estos tiempos que corren, hay particularmente un mandamiento inscrito en las tablas de la Ley de Moisés, en los Diez Mandamientos. Pero también está inscrito en lo profundo de nuestra humanidad y, desde esa profundad, debemos llevarlo a la boca y a la acción: «No matarás».
• Insultar e insultar e insular un día y otro día y otro día ante reflectores y con potentes medios de difusión es incitación a la violencia y por esta incitación comienza la violación grave del Quinto Mandamiento: «No matarás».
• En el Sermón de la Montaña, Jesús explica el alcance del Quinto Mandamiento: «Ustedes han oído que se dijo a los antiguos: No mataras; el homicida responderá ante el tribunal. Pues yo les digo: todo aquel que se enoje contra su hermano responderá ante el tribunal. Quien llame a su hermano imbécil responderá ante el consejo».
• Si quieres seguir al samaritano de la parábola en su compasión por el herido, comienza por tratar a tu hermano con respeto y repudia con firmeza la retahíla de insultos que escuchas cada mañana.
• Al comienzo de la Carta a los Colosenses se encuentra un himno magnifico sobre el Misterio de Cristo: Él es imagen del Dios invisible y quien reúne a la humanidad entera, que es su cuerpo, del cual Él es la cabeza.
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Claves para la homilía: Julián Riquelme
• Contexto - Palestina, año 30: Los doctores o maestros de la Ley no habían resuelto el tema: “¿Quién es mi prójimo?” Algunos piensan que es el de la propia raza o religión. - Grecia, año 80: Los primeros cristianos afirman que si los paganos practican la “compasión” (hb. “rahamín”) en relación con las personas que sufren, actúan como Dios.
• Sentido En el Evangelio de hoy pueden destacarse, entre otros, estos aspectos:
• Diálogo entre Jesús y el escriba (10,25-29). Aunque el doctor de la Ley desea ponerlo a prueba, el Nazareno se centra inicialmente en la Biblia para buscar juntos la voluntad de Dios (Lv 19,18). El amor a Dios y el amor al prójimo son inseparables: Quien da su adhesión al Señor ha de conformar su práctica a la actitud de Dios, el gran bienhechor de los seres humanos. Finalmente, el doctor de la Ley no conoce con profundidad ni el contenido ni los límites del precepto del amor al prójimo.
• Parábola del samaritano (10,30-35). Jesús destaca que el hombre herido era judío habitante de Judea, mientras que el que se detuvo y lo auxilió era samaritano, habitante de Samaría. El Papa Francisco, en la Carta Fratelli tutti (= Todos hermanos), cap. 2, comenta: (a) Que este detalle tiene una importancia excepcional para reflexionar sobre el amor que se abre a todos. (b) Agrega que quienes pasan de largo eran personas religiosas, se dedicaban a dar culto a Dios: un sacerdote y un levita. Mensaje: Lo que a Dios le agrada es que vivamos la fe con apertura del corazón a los hermanos, y esto también es garantía de una auténtica apertura a Dios.
• Pregunta final del Nazareno (10,36-37). Para Jesús, prójimo es el que se acerca a quien tiene necesidad de ayuda. No importa la religión, ni la nación, ni la forma de pensar que tenga. Donde la necesidad llama a tener entrañas de misericordia, nadie es prójimo mío, sino que yo soy prójimo de los demás. No hay otro modo de vivir y actuar en cristiano.
Semana XV – Lunes (aquí)
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