EVANGELIO DOMINICAL

Domingo de Pentecostés


Lecturas: Hechos 2,1-11 / Salmo 103,1.24.29-31.34 / I Corintios 12,3-7.12-13 / Jn 14,15-16.23-26

Botón homilético – Francisco Quijano

• Al tratar del amor como la moción radical, es decir, la raíz de las demás mociones del psiquismo humano, y fundamento de todas ellas, Tomás de Aquino dice lo siguiente a propósito de su expresión más genuina:

• «La persona amada habita en la amante por la complacencia afectiva que esta tiene en ella… La persona amada es delicia y gozo para la amante porque el amor es una especie de unión o sintonía entre amada y amante».

• Esta apreciación del Aquinate no se encuentra en una disquisición sobre la virtud teologal de la caridad ni en el estudio acerca de los valores supremos de la existencia humana. No. Trata de ello al examinar las mociones o pasiones básicas del psiquismo.

• ¿Qué tienen que ver con el Evangelio de hoy? No poco. Dice Jesús: «Quien me ama, cumplirá mi palabra, mi Padre lo amará, vendremos a él y haremos nuestra morada en él». Jesús habla de la amistad, el amor íntimo del Padre por nosotros y en nosotros.

• ¿En qué consiste ese amor? Según la imagen de la amistad de Tomás de Aquino, este amor es pura complacencia, puro deleite, puro gusto, puro gozo que el Padre tiene en cada uno nosotros.

• ¿Cómo se llama esta delicia de amor? Espíritu Santo. Es el Espíritu de la Verdad y del Amor, que está siempre a nuestro lado, para acompañarnos, guiarnos, defendernos. Es el don del Padre, que conserva en nosotros la memoria viva de Jesús, el Amante.

• Ese amor de Dios por nosotros que es el Don del Espíritu Santo, es un reflejo del Amor en el seno del Dios Triuno: el Padre se Goza en su Palabra, Padre, Gozo, Palabra que es el destino de nuestra vida.

• Dice san Basilio Magno: «De la comunión con el Espíritu… proviene el gozo que nunca terminará, la permanencia en la vida divina, el ser semejantes a Dios y lo más sublime que se puede desear: nuestra propia deificación».

 

Lecturas: Hechos y I Corintios

• El relato de La Irrupción del Espíritu en Pentecostés y el anuncio evangélico escuchado es múltiples lenguas hay que leerlo en contraste con el episodio legendario de la confusión de lenguas en Babel (Gen 11).

• Aquel episodio, de carácter legendario, mítico, por supuesto, tiene el sentido de la fragmentación de la humanidad que es una en grupos dispersos y opuestos como efecto de la ambición de inmortalidad de la propia humanidad. Se trata de una etiología de algo que nos afecta como humanidad: las divisiones y las guerras.

• Pentecostés es el anuncio y la prenda de una humanidad integrada con todo y sus diferencias irreductibles. Esta perspectiva no es una etiología que desentraña el pasado, sino una utopía que proyecta a la humanidad hacia su destino: una humanidad reconciliada en Dios.

• En su Primera Carta a los Corintios, Pablo revela cual es el fundamento de una humanidad reconciliada: el Misterio del Dios Triuno: diversidad de carismas, pero un solo Espíritu; diversidad de ministerios, pero un solo Señor; diversidad de actuaciones, pero un solo Dios.

• Consecuencia de ello, todos, judíos y griegos, esclavos y libres, y cualquier otra división en el curso de la historia, todo el mundo forma parte de la misma humanidad por obra del Espíritu.

 

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Claves para la homilía: Julián Riquelme

• Contexto - Palestina, año 30: Después de la muerte de Jesús, los discípulos tuvieron miedo a los judíos (Jn 20,19). - Jerusalén, año 100: Los cristianos descubrieron que el único objetivo de la predicación de Jesús, fue que también nosotros, lleguemos a vivir, como Él, esa misma experiencia de Dios como Espíritu.

• Sentido El Evangelio de hoy invita a “descubrir y vivir” una realidad que está tan presente ahora como hace dos mil años. Se refiere a “La donación del Espíritu Santo” (20,22-23). El texto ofrece tres elementos:

• El soplo (20,22ª). La acción de insuflar evoca el aliento creador de Dios en los inicios (Gn 2,7). El Espíritu Santo es el poder de Dios, que recrea y transforma el universo. Es un Espíritu de amor, de alianza definitiva. Lección:  Por la fuerza y el don del Espíritu Santo, llega a este mundo la vida humana, el Evangelio, la fe, el Pueblo de Dios, los sacramentos.

• El envío del Espíritu (20,22b). Todos tenemos como fundamento de nuestro ser a Dios-Espíritu, aunque no seamos conscientes de ello. Si se habla de “envío”, de “donación”, de “venida”, es solo para indicar que la experiencia de Dios como Espíritu, es un regalo absolutamente gratuito, desinteresado, de plena generosidad de parte del mismo Dios. Todo el mensaje de Jesús se reduce a manifestar su experiencia de Dios como Espíritu. Moraleja: En nuestro peregrinar conviene no solo “mirar para fuera”, sino también “contemplar nuestra interioridad”: Porque mi relación con Dios no es la relación de un “yo” con un “Tú”, sino más bien una relación de mi “yo” con “el YO”, que es la quintaesencia de mi propio ser. Si, en nuestro grupo, vivimos cada uno esta experiencia, seremos una Comunidad Enviada.

• El perdón de los pecados (20,23). El Espíritu tiene como misión conducirnos a ser nosotros mismos, a lograr nuestra plenitud personal, a alcanzar nuestro crecimiento pleno. “Pecado” en la Biblia es no darle en el blanco a la meta de nuestra plenitud humana, también dejarse oprimir, y no buscar vías para salir de la opresión. Mensaje: Solo con la fuerza del Espíritu Santo podemos crecer personalmente en plenitud.

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