EVANGELIO DOMINICAL

Domingo 1º de Cuaresma


Lecturas: Deuteronomio 26,1-2.4-10 / Salmo 90,1-2.10-15 / Romanos 10,5-13 / Lucas 4,1-13

Botón homilético – Francisco Quijano

• En la Leyenda del Gran Inquisidor, Dostoievski intuyó que en estas tres preguntas o tentaciones se condensa la historia de la humanidad. En ellas está en juego nuestro destino, porque inciden en el origen de nuestros deseos y los cuestionan.

• ¿Qué preguntas son? «Si eres el hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan» «Si te arrodillas y me adoras, todos los reinos serán tuyos» «Si eres el Hijo de Dios, arrójate desde aquí, lo alto del templo»

• Estas tres son tentaciones son insidias, engaños, embustes. ¿Qué es lo que se insinúa, dolosamente, en estas preguntas, que no son sino expresión de tus deseos, de los deseos que anidan en el corazón humano?

• ¿Qué es lo que crees que te hace vivir? ¿Cómo quieres saciar tus deseos? ¿A quién entregas tu corazón? ¿A quién le rindes honor y pleitesía? ¿Quién es el objeto de tu adoración? ¿A quién pones en el centro de tus afanes?

• Lo sabrás si examinas y confrontas tus deseos con estas respuestas: «No solo de pan vive el hombre» «Adorarás al Señor, tu Dios, y a él solo servirás» «No tentarás al Señor, tu Dios» «Respuestas transparentes acerca de lo que está en juego.

• Estas son las respuestas de Jesús al Embaucador. Son respuestas que se encuentran en el libro del Deuteronomio (8,3; 6,13;6,16), a las pruebas que Dios puso al pueblo de la antigua alianza para «conocer lo que había en su corazón».

• «Conocer lo que hay en tu corazón» es lo que está en juego en la tentación de Jesús, que son la tuyas, tus pruebas para examinar cómo nacen y a que te llevan los deseos que anidan en tu corazón.

• Eso es lo que está en juego para el destino de cada quien y de la humanidad toda. Eso es lo que intuyó Dostoievski: qué buscas es la vida, quién pretendes ser, a quién manipulas.

• ¿Quién responde a estas preguntas? El Primogénito de una humanidad nueva: uno que vive de amor no de pan, que sirve en vez de dominar, que pone en juego su libertad embaucar a otros, sin doblez, sin manipular.

• Así lo dice san Agustín: «En Cristo tú eras tentado, porque él tomó de ti la carne, tú de él la salvación; él de ti la muerte, tú de él la vida, él de ti la tentación, tú de él la victoria. Reconócete tentado en él y reconócete vencedor en él».

• De la Colección Jesús Mafa de Camerún: Tentaciones de Cristo

 

Lecturas: Deuteronomio y Corintios II

• En ambas tenemos una confesión de fe o credo. El credo del antiguo pueblo de Dios que está envuelto en gratitud por la liberación de la esclavitud: Mi padre fue un arameo errante que bajo a Egipto; los egipcios nos oprimieron; clamamos al Señor; Él miró nuestra humillación y nos sacó de Egipto.

• Esta memoria de la liberación culmina en acción de gracias: «Por eso yo ahora traigo aquí las primicias de la tierra que tú, Señor, me has dado».

• Pablo recuerda la confesión de fe primitiva, antes de que hubiera un Credo, como el que recitamos hoy en día: «Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvado».

• Antiguos judíos y nuevos cristianos, al adherirnos de corazón al Señor que nos salva y confesar nuestra fe con nuestros labios, agradecemos a Dios el don de ser criaturas nuevas liberadas de la esclavitud del pecado.

 

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Claves para la homilía: Julián Riquelme

• Contexto - Palestina, año 30 y siguientes: Jesús es tentado repetidamente por los seres humanos durante su vida terrena: Las multitudes saciadas quieren hacerlo rey (Jn 6,15), los jefes judíos lo invitan a salvarse bajando de la cruz (Lc 23,35). - Grecia, año 80: Los seguidores de Cristo, en ese ambiente, son puestos a prueba invitándolos a salirse de su camino y a no acertar en su maduración individual y comunitaria.

• Sentido La escena de la “prueba” o “tentaciones en el desierto” es una recapitulación de la experiencia de Cristo, puesta en los inicios de su ministerio. La tentación es una instigación o estímulo, que induce a prescindir de Dios en las otras personas, y a equivocar el camino hacia nuestra felicidad. El amor al prójimo debe ser el centro de nuestras opciones, pues todos somos hijos del mismo Padre, y porque en la relación con las otras personas se alcanza la plenitud de nuestro crecimiento humano. Según el texto de San Lucas, la tentación se manifiesta de tres maneras:

• Cambiar las piedras en pan (2b-4). A los seres humanos les basta saciar el hambre; por eso, algunos afirman “Las multitudes solo necesitan pan y circo”. Además, Dios en el Antiguo Testamento alimentó a su pueblo con el maná (cf. Dt 8,3; Ex 16). Eso de hacer un viaje a la propia interioridad, buscar caminos solidarios y trabajar por la humanización es pura necedad. Solo los comerciantes, los economistas y los que dan limosnas pueden paliar algo el hambre en el mundo. Lección: Algunos afirman hoy “Fuera del mercado no hay salvación”; sin embargo, el Reinado de Dios no puede ser atado por el mercado.

• Adorar a Satán (5-8). El poder social y político es el que saca adelante a las naciones; varios grupos en Israel, especialmente los zelotes, apoyan a un mesías que sea emperador de toda la tierra y expulsedel poder a los romanos. Por otra parte, la Biblia dice que el Mesías gobernará con cetro de hierro a las naciones (Sal 2,9). Lo del servir a los demás no funciona, porque la gente es demasiado individualista. Moraleja: Lo diabólico está encarnado en las estructuras del poder principalmente. El poder absolutizado es un falso dios, que no puede competir con el Dios vivo en la lucha por la libertad humana (cf. Dt 6,10-15; Ex 23,23-33).

• Tirarse desde una altura (9-12). Hay que dejar que Dios haga todo: Si hay pandemia, ¿por qué no soluciona esta enfermedad generalizada? Si hay injusticia, ¿por qué Dios la permite? Si hay educación mediocre, ¿por qué Dios permanece pasivo? La Sagrada Escritura dice: si el Mesías confía en Dios su Padre, puede tirarse desde lo alto del Templo y no le pasará nada (Sal 91,11-12). Están demás los esfuerzos humanos, porque Dios tiene que hacer milagros: para eso es Dios. Moraleja: Nuestro Dios es un Dios encarnado, que no se deja tentar por nuestras veleidades y faltas de compromiso (cf. Dt 6,16; Ex 17,1-7). Dios, que es Amor y que te creó sin ti, no te humanizará sin ti.

• Duccio di Buonisega (1255/1260, Siena-1318/1319): Tentación de Cristo en la montaña

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