Contexto histórico. Los cristianos se han ido expandiendo cada vez más dentro del mundo romano, aunque son vistos con recelo y sospecha. Urge presentar el mensaje cristiano como un ideal apto como una práctica religiosa que puede subvertir el mundo no con la violencia de las armas ni de las guerras, sino con la fuerza del Espíritu que ya está actuando y que va convirtiendo muchos corazones al Señor Jesús. Por otro lado, en la medida que se radicaliza la ruptura entre la Iglesia cristiana y la Sinagoga judía, va surgiendo en las comunidades cristianas cierto rechazo a la historia de salvación precedente, y es necesario resaltar aquello que une el cristianismo con el judaísmo.
Destinatarios. Una comunidad de cristianos de origen pagano y distante de Palestina. Ella estaría llamada a ser testigo del plan liberador de Dios en el mundo, que ya estaba presente a través de los profetas del Antiguo Testamento y que ahora por medio del Espíritu de Jesús se va realizando en la Iglesia, nuevo pueblo de Dios.
Autor, fecha y lugar de composición. La tradición lo ha titulado «según san Lucas», dando así su autoría al «médico querido» de Pablo (Col 4,14), que también aparece en Flm 24. El autor tiene noticia de la destrucción de Jerusalén (año 70), pero no de la persecución de Domiciano (año 90-95), y también parece vivir el rechazo oficial de la sinagoga a los cristianos (entre el año 85 y 90); por eso muchos biblistas sugieren como fecha probable la década de los 80. En cuanto al lugar de su composición la tradición habla tanto de Cesarea, de Alejandría como del sur de Grecia.
Una gran obra singular. Lucas presenta un evangelio muy peculiar que se distingue notablemente de los demás. Constituye la primera parte de una obra mayor que continúa con los Hechos de los Apóstoles, y ocupa una posición intermedia en el gran arco de la historia de la salvación, que comprende: el tiempo de las promesas del Antiguo Testamento; el tiempo de Jesús, realización de las promesas del Antiguo Testamento; y el tiempo de la Iglesia, el tiempo de la acción del Espíritu Santo. La conexión entre estos «tres tiempos» de la historia de la salvación es esencial para conocer la misión de Jesús tal como nos la presenta Lucas en su evangelio.
Visión histórica. Lucas se presenta como un historiador al mejor estilo griego: cuidadoso en consultar sus fuentes y exponer los hechos. Sabe recoger y ordenar los datos de los acontecimientos que le interesa narrar. Entrelaza su relato con fechas de la historiografía secular, colocando así la misión de Jesús en el amplio marco de los acontecimientos del imperio. Jerusalén es el centro geográfico y teológico de su obra. Allí comienza y concluye el itinerario de Jesús. De allí arranca la evangelización, en alas del Espíritu, hasta el confín del mundo.
Jesús, movido por el Espíritu, anuncia la liberación. Los «tres tiempos» de la historia de la salvación se mueven en Lucas a impulso del Espíritu Santo. Es Él el que inspira y guía a los profetas y las profetisas del Antiguo Testamento hasta sus dos últimos representantes, Simeón y Ana (2,25-38). Es Él el que desciende plena y definitivamente sobre Jesús de Nazaret (3,21s). Y es Él el que, siendo ya el Espíritu del resucitado, inaugura el tiempo de la Iglesia en Pentecostés, llevando la palabra de vida y liberación del Evangelio hasta los confines del mundo y hasta el final de los tiempos.
El tema dominante del Evangelio. Aparece ya en la escena programática en la que Jesús, movido por el Espíritu, da inicio a su ministerio: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido para que dé la Buena Noticia a los pobres… la libertad a los cautivos… a los oprimidos… para proclamar el año de gracia del Señor» (4,18s). Después vendrá el viaje hacia Jerusalén (9,51), que llevará a Jesús junto a sus discípulos hacia la cruz, hacia el cielo.
Por el camino va derramando la misericordia y el perdón, acogiendo a los pecadores, buscando a los extraviados y ayudando a los pobres y ne cesitados. Su predicación se abre a los paganos, a la vez que registra una creciente oposición de las autoridades judías. Las mujeres, minusvaloradas y despreciadas en su cultura, desempeñan un papel sobresaliente en su ministerio. Como fruto de la liberación, va dejando tras de sí una estela de gozo y de alegría. El Espíritu comienza a actuar, preparando su acción dominante en los Hechos.
Con otra escena programática cierra Lucas su evangelio: Jesús resucitado, en viaje hacia Emaús, propone la clave pascual del cumplimiento de la profecía y la sella con una eucaristía (24,13-35).
Sinopsis. Empieza con una doble introducción, notable por su construcción en bloques paralelos: infancia de Juan y de Jesús (1s). Continúa con el bautismo y las tentaciones (3,1–4,13). El ministerio en Galilea se abre con la fuerza del Espíritu (4,14) y se cierra con el poder del nombre de Jesús actuando más allá del círculo de sus discípulos (9,49s). Sigue el gran viaje a Jerusalén como cuadro narrativo (9,51–19,28) y concluye toda la obra en esta ciudad: confrontación, pasión, muerte, resurrección y ascensión (19,29–24,53). [De la Introducción de Luis Alonso Schökel en La Biblia de Nuestro Pueblo – F. Q.]
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