EVANGELIO DOMINICAL

Domingo 4º de Adviento


Lecturas: Miqueas 5, 2-5 / Salmo 79, 2-3.15-16.18-19 / Hebreos 10, 5-10 / Lucas 1, 39-45

Botón homilético – Francisco Quijano

• Este Evangelio fue proclamado en México el domingo pasado, Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe. El botón homilético de hoy es afín al de hace ocho días (aquí).

• Gran parte de nuestra vida se desarrolla en lo oculto: nueve meses de gestación, luego son muchas las horas de sueño en la niñez, y luego un tercio del día en la vida adulta lo pasamos durmiendo. ¿Qué sucede durante todo ese tiempo que parece un desperdicio?

• Miles de siglos y siglos tuvieron que pasar para la aparición del homo sapiens. Y luego otros miles de años pasaron para que la razón humana, a decir de Immanuel Kant, llegara a madurez: «Sapere aude! ¡Atrévete a saber!»

• Kant dio un giro a esta expresión del poeta latino Horacio y la acuñó como consigna del Siglo de las Luces en su ensayo: ¿Qué es la Ilustración? A su juicio, la razón humana llegó a madurez porque se desprendió de la matriz de la tradición religiosa. «¡Atrévete a usar la razón!»

• Sea esto así o no, lo cierto es que toma tiempo llegar a madurez en el propio desarrollo. Las sociedades tardan tiempo también en madurar, y luego con frecuencia recaen en una credulidad infantil ante la seducción de líderes fatuos.

• En el orden de la religión, la humanidad tardó miles de siglos en madurar para recibir en su seno a la Palabra de Dios que se hizo carne. Dos mujeres son portadores y dan testimonio de este prodigio inimaginable.

• María e Isabel con sus criaturas en gestación se encuentran. Una lleva en su seno la bendición de su hijo a la otra: «¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!».

• Isabel con un hijo en su seno reciben el saludo y exultan de gozo: «Apenas llegó tu saludo a mis oídos, la criatura saltó de gozo en mi vientre».

• Isabel y Juan son la última generación de mujeres agraciadas por Dios y de profetas de la Antigua Alianza. María y Jesús son el comienzo de la Nueva Alianza.

• Isabel saluda a María como la madre de su Señor. Juan salta de gozo en su seno para dar testimonio de la llegada del Mesías. El Espíritu Santo envuelve y anima estos encuentros portentosos.

• ¿Cuál es el sentido profundo de estos encuentros? Que nuestra historia lleva en su seno un misterio: Dios está presente en ella.

• Hay, por decirlo así, un gen divino oculto en toda criatura humana. Ese gen ha llegado a plenitud en Cristo resucitado. Quienes vivimos en este mundo aún no vemos en nosotros su realización plena.

• Jean-Marie Pirot "Arcabas" (1926-2018): Visitación de María a Isabel.

 

Lectura: Miqueas 5,1-4

• Miqueas es un profeta de los tiempos de la invasión asiria al Reino del Norte, contemporáneo del Primer Isaías, tan importante e incisivo como este, pero con una obra literaria reducida. Ambos colaboran con el rey Ezequías del Reino del Sur en una reforma religiosa y política.  

• El oráculo comienza en el versículo anterior (4,14) que evoca una amenza: «¡Ahora fortiifícate, Fortaleza! Nos ponenen asedio, con el bastón de mando golpean en la mejilla al Juez de Israel». Y sigue la promesa de un rey fuerte descendiente de David que guiará como buen pastor a su pueblo.

• El profeta destaca la pequeñez e insignificancia de la ciudad de David, Belén. Esa misma condición de pequeñez y humildad de la cuna del Mesías es la que pone de relieve la tradición evangélica. Dios obrará obras portentosas desde la insignificancia y la humillación.  

 

• • 

 

Claves para la homilía – Julián Riquelme

• Contexto - Palestina, año 1: Probablemente el Juan Bautista y Jesús no se conocieron ni en su infancia ni en su juventud, porque cuando son adultos, nada se dice sobre un supuesto parentesco entre ellos. Es más: El Bautista afirma que no conocía a Jesús (Jn 1,31.33). - Grecia, año 80: Como los seguidores de Juan Bautista y los de Jesús no están totalmente unidos (Hch 19,1-7), Lucas crea un relato, en el que María visita a Isabel, y ambos niños se encuentren en el vientre de sus respectivas madres. Su mensaje es claro: Jesús es el Mesías, y Juan es su inmediato Precursor.

• Sentido El Evangelio de hoy trata de la “Visitación de la Virgen María”. Este trozo bíblico se puede dividir así:

• Juan Bautista salta de alegría en el vientre de su madre (1,39-41a). María se levanta y va a casa de Zacarías e Isabel. Y, al estar estrechamente unida a Cristo, ella beneficia a otras personas, con su presencia y su saludo: propicia el encuentro entre Jesús y Juan Bautista. Es el único encuentro entre ambos en el Evangelio de Lucas. Por eso, el Precursor, antes de nacer, “saltó de alegríaen el vientre de su madre. De esta manera, Juan, antes de nacer, da testimonio de Cristo como superior a él, y Juan queda como inferior y subordinado. Lección: Jesús, ya desde el vientre de su madre, empieza su misión: Llevar a otros a descubrir los caminos, que conducen a la plenitud humana, y a la alegría de la experiencia de Dios.

• Isabel manifiesta su experiencia en este encuentro (1,41b-44). La madre del Precursor, “llena del Espíritu Santo”, exclama admirada: “¡Tú eres bendita entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre!”. Y, desde la fe, agradece: “¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme?”, con lo cual ella también reconoce que el hijo de María es infinitamente superior al suyo. Moraleja: Todo personaje que conozcamos en nuestra vida, por grandioso que sea, siempre será inferior a Jesús; y cualquier palabra, mensaje o propuesta, que encontremos, siempre estará subordinada a la de Cristo.

• La Madre del Precursor felicita la fe de María (1,45). María, la Madre de Jesús, creyó en Él como el Mesías (Hch 1,14), por eso recibe aquí esta bienaventuranza: “Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor”. Según el relato de la Visitación, María se volvió a Nazaret justo antes de que naciera Juan, cuando Isabel más la necesitaba; o sea que ella solo fue donde Zacarías e Isabel, para que quedara claro quién era más importante. María es superior a Isabel, porque es la “madre de mi Señor” (Lc 1,43). Mensaje: Nosotros también somos invitados a crecer en la fe, es decir, a cultivar la confianza sin límites en Dios, que siempre quiere lo mejor para los seres humanos.

• Domenico Ghirlandaio (1448-1494) La visitación

Adviento IV - Lunes (aquí)