EVANGELIO DOMINICAL

Domingo 18º durante el Año


Botón homilético - Francisco Quijano

Lecturas: Éxodo 16, 2.4.12-15 / Efesios 4, 17.20-24 / Juan 6, 24-35

• La narración de Juan es un itinerario de fe: una iniciación en los misterios cristianos, que en griego se dice mistagogia. Consiste en pasar de los signos visibles al misterio insinuado en ellos, de los panes que sacian el hambre al pan de vida eterna.

• «Ustedes me buscan –dice Jesús– no porque vieron signos, sino porque comieron hasta saciarse». Este es el sentido inmediato de la multiplicación de los panes. Así lo decía el obispo Cipriano de Cartago (210-258) a una dama pudiente:

• «Tus ojos no ven al necesitado y al pobre, porque están oscurecidos y cubiertos de una noche espesa. Tú eres afortunada y rica. Te imaginas celebrar la Cena del Señor sin tener en cuenta la ofrenda. Tú vienes a misa sin ofrecer nada. Tú suprimes la parte del sacrificio que es del pobre».

• Pero Jesús añade: «Trabajen no por un alimento que perece, sino por uno que dura y da vida eterna». Hay un hambre no solo de pan, sino también de vida en plenitud. Busquen lo que puede saciar este deseo de vida sin fin.

• «¿Qué tenemos que hacer –preguntan– para realizar las obras de Dios». Solo una cosa, dice Jesús: «La obra de Dios es esta: creer en aquel que él envió». Jesús, el mistagogo, indica hacia dónde mirar.

• «¿Qué signo realizas para que veamos y creamos? ¿Qué es lo que tú haces?» –preguntan. Jesús vuelve a señalar más allá de lo que sus interlocutores ven: «Es mi Padre quien les da el verdadero pan del cielo».

• Ellos dicen: «Señor, danos siempre de ese pan». Jesús se presenta entonces como el centro del misterio de la vida: «Yo soy el pan de la vida: el que viene a mí jamás tendrá hambre, el que cree en mí, jamás tendrá sed».

• Hemos recorrido una primera fase de la iniciación en los misterios de Cristo. Quedan por delante otras fases para los domingos que vienen. Entre tanto, Pablo nos exhorta: «Den lugar a la renovación espiritual de la mente y revístanse de la nueva criatura, creada a imagen de Dios»

 

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Claves para la homilía - Julián Riquelme
 

• Contexto - Palestina, año 30: La gente busca a Jesús, porque esperan de Él la solución a su estado de indigencia. - Jerusalén, año 100: Los seguidores de Cristo quieren acercarse más a Él, porque desean trabajar generosamente por una vida nueva para sus contemporáneos.

• Sentido Esta primera parte del “Discurso sobre el pan de vida”, muestra los siguientes focos de atención:

 Invitación a aceptar el Pan duradero (Jn 6,25-29). La multitud quiere la satisfacción de su hambre; no entiende la invitación a la generosidad, que hace el Señor. El “pan duradero” significa aquí la donación de sí, el amor gratuito, la persona de Cristo, su Evangelio, la presencia de su Espíritu Santo en el diario vivir. En resumen, Él les pide adherir a su persona.

 Exigencia de una señal por parte de la multitud (Jn 6,30-34). La gente comprende que Jesús se declara Mesías, representante de Dios. No entiende con profundidad el signo de la multiplicación de los panes. Le piden una señal para creer en Él. Para el Nazareno, el “maná” es del pasado; Él mismo es hoy el “pan del cielo”, que da el Padre.

 Jesús, dador de vida (Jn 6,35). Claramente el Maestro se identifica con el “pan”. La fidelidad a Él no deja insatisfecho. Él colma de modo insospechado el crecimiento humano. Quienes se unen a Él van sirviendo a los otros, y creando la igualdad en el amor. Adherirse a Él, es participar de modo nuevo en la misma Sabiduría de Dios (cf. Eclo 24,21).

Semana XVIII - Lunes (aquí)
• Joachim Patinir (h. 1480-1524): Multiplicación de los panes