Lecturas: Job 38,1.8-11 / Salmo 106,23-26.28-31 / II Cor 5,14-17 / Marcos 4,35-41
Botón homilético – Francisco Quijano
• «¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?» El episodio de la tempestad en el lago termina en una admiración enorme y sobrecogedora de los discípulos.
Jesús les había reprochado: «¿Por qué tienen miedo? ¿Cómo no tienen fe?» Pero esta reacción de los discípulos ante la orden de Jesús al mar: «¡Silencio! ¡Cállate!», es una expresión de fe clamorosa.
• El episodio es impresionante: la barca azotada por las olas, los discípulos atemorizados, Jesús duerme como si nada: «Maestro, ¿no te importa que naufraguemos?» Hay que traducir este episodio a otras experiencias.
• En vida de Jesús representaba lo que les estaba sucediendo: aceptación y asombro de mucha gente, hostilidad y acoso de muchos otros.
• Entre los primeros cristianos fue signo de las persecuciones que padecieron, como mucha gente ahora, por diversos fanatismos ideológicos y religiosos.
• ¿No es imagen de las sacudidas que sobrevienen en la vida? ¿Dónde está Dios? Jesús está dormido. ¿Qué pasa? No sé qué hacer. Nos ahogamos. Esta pandemia, ¿cuándo acabará?
• De pronto, sobreviene la calma. Sin que lo notes, Jesús se despierta: «¡Silencio, cálmate, no tengas miedo, ten confianza! Tómate un tiempo, guarda silencio, cálmate, entra en tu interior».
• Rememora la parábola de la semilla que germina y crece sola: ya duermas ya despiertes, en la angustia y en la paz, Dios, su amor, su amistad, estarán siempre sosteniéndote en vida, haciendo que crezcas, fortaleciéndote en las dificultades.
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Claves para la homilía – Julián Riquelme
• Contexto - Palestina, año 30: Jesús pide a sus seguidores: “Crucemos a la otra orilla” (4,35), esto es, vamos a tierra de los gentiles, a poblaciones paganas. - Roma, año 70: Los cristianos saben que deben amar a sus enemigos, lo cual es desconcertante para ellos, porque están siendo perseguidos por sus enemigos,
• Sentido En la narración de la “tempestad calmada” se pueden destacar, entre otros, estos aspectos:
• La tranquilidad de Cristo (4,35-39). El relato está lleno de simbolismos. La “tempestad” retrata el drama interior que viven los discípulos en el seguimiento. El sueño de Jesús es expresión de su soberanía y seguridad (4,38ª). Las palabras del Nazareno a la tormenta y al mar “¡Silencio! ¡Cállate!”, y la bonanza, que sigue (4,39), indican el poder del Mesías del Dios vivo. Lección: El texto ha sido redactado después de la Resurrección: Jesús es el Señor.
• La constatación de la interioridad de los discípulos (4,40). “¿Por qué tienen miedo? ¿Cómo no tienen fe?” (4,40). Si bien están en necesidad, ellos no actúan correctamente al recurrir al Maestro: “¿No te importa que nos ahoguemos?” (4,38). Su postura es equivocada, porque solo piensan en sí mismos, y no están dispuestos a correr los riesgos que conlleva la apertura junto con el Nazareno. Para el Señor, esta actitud es cobardía e incredulidad. Moraleja: ¿Vivo al interior de una burbuja respecto a los pobres y a quienes sufren?
• La profundización en el seguimiento de Jesús (4,41). Se dicen unos a otros: “¿Quién es éste, que hasta el viento y el mar le obedecen?” (4,41). Para el Evangelista San Marcos, lo más importante es que los discípulos se pregunten: “¿Quién es Éste?” (4,41). Antes intuían que el Nazareno era un profeta, ahora comienzan a adherir personalmente a Él como al Mesías. Mensaje: Es bueno buscar a Cristo en el prójimo, en la oración y en el Evangelio; pero es bueno también buscarlo en nuestro propio interior, porque todo lo que hay de bueno en nosotros es de Dios, y lo malo es de nosotros.
Semana XII – Lunes (aquí)
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