Lecturas: Hechos 4,32-35 / Salmo 117,2-4.16-18 / I Juan 5,1-6 / Juan 20,19-31
Botón homilético – Francisco Quijano
• Tres referencias clave en esta manifestación de Jesús resucitado: el soplo creador, las llagas gloriosas, la felicidad de la fe.
• Dice el libro del Génesis en clave mítica: «El espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas» (1;1). Dice el libro del Génesis en clave artesanal: «El Señor Dios modeló al hombre con arcilla del suelo, sopló en su nariz aliento de vida, y el hombre se convirtió en un ser vivo» (2,7). Esa es la creación primera.
• Dice el Evangelista en clave de conjuro: «Jesús sopló sobre ellos y les dijo: ―Reciban el Espíritu Santo». Ese soplo es el Espíritu de Dios. Ese Espíritu es el que Jesús exhaló al momento de morir en la cruz. Esa es la creación nueva.
• La primera creación es el origen, la creación nueva es el fin. En la resurrección de Cristo tenemos condensado nuestro destino último: ser humanidad gloriosa.
• «Por sus santas llagas gloriosas nos proteja y nos guarde Jesucristo nuestro Señor». Palabras que se dicen al colocar los granos de incienso en el cirio pascual.
• ¿Por qué Jesús muestra sus llagas? Porque lleva con él hasta Dios una historia como la nuestra marcada por la violencia.
• ¿Por qué son santas, por qué gloriosas? Porque sus llagas son signo de victoria sobre la violencia y la muerte.
• ¿Por qué son objeto de veneración en tantas imágenes de Cristo crucificado? Porque sus llagas, señal de la violencia que padeció, son sanación de nuestras heridas.
• Cantaban así los primeros cristianos: «Él, insultado, no respondía con insultos. Al padecer, no amenazaba. Llevó a la cruz nuestros pecados, cargándolos en su cuerpo. ¡Sus cicatrices nos han curado!» (I Pedro 2,23-24)
• «Felices los que creen sin haber visto». Si eludimos el capítulo 21 del Evangelio de Juan, que es un apéndice, estas palabras son las últimas de Jesús.
• En Mateo, sus últimas palabras son una promesa: «Yo estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo». En Juan son una declaración de dicha que acompaña a las generaciones de creyentes hasta el fin del mundo.
• ¿Qué dicha es esta? ¿Cuál es la fuente de esta dicha? Esa dicha es Dios mismo, su Espíritu de Amor y Gozo: «Cuando venga él, el Espíritu de la verdad, los guiará hasta la verdad plena» (Jn 16,13).
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Claves para la homilía – Julián Riquelme
• Contexto - Palestina, año 30: Los líderes religiosos de Israel crucificaron a Jesús, e intentan acabar con sus seguidores. Por eso, “las puertas cerradas por temor a los judíos” (cf. Jn 20,19 y 26). - Jerusalén, año 100: Después de muchas dificultades, vacilaciones y dudas, los discípulos experimentaron que Jesús seguía vivo, y, además, les estaba comunicando a ellos su misma Vida. Éste es el mensaje de Pascua.
• Sentido El texto sagrado habla de dos apariciones de Cristo a los discípulos (Jn 20,19-29), y agrega la primera conclusión del Cuarto Evangelio (Jn 20,30-31). El género literario es el de las “apariciones”, que es un intento por comunicar con imágenes vivas la experiencia pascual; esa vivencia fue fruto de un proceso interior, en el que tuvo mucho que ver las reuniones de los discípulos. En el escrito se pueden distinguir, entre otros, los siguientes elementos:
• Preocupación (20,19-23). Jesús se interesa por su comunidad. Vuelve a los suyos en la situación de la vida real; sale al encuentro de manera inesperada y los saluda. Como Resucitado les comunica regalos para la misión: El don del Espíritu Santo, que capacita para formar nuevas comunidades y anunciar la resurrección; la paz, entendida como armonía con el Dios de Jesucristo, con los seres humanos, y con la naturaleza; el perdón y el ordenamiento de nuestra vida, eliminando el sentimiento de lejanía de Dios. Lección: Creer en Jesús Resucitado produce en nosotros una enorme transformación, que invita a cambiar nuestra experiencia, nuestros horizontes y nuestras actitudes.
• Tomás (20,24-29). La historia de Tomás. Este discípulo muestra su incredulidad: No le cabe en la cabeza que el Mesías se manifieste en la entrega del Crucificado. Jesús se hace presente de nuevo y concede la señal pedida por Tomás, no aisladamente, sino en comunidad. Sin embargo, cuando él se encuentra con el Amor gratuito de Cristo, brota desde su interior esta confesión, que contiene nuestra fe común: “¡Señor mío y Dios mío!”. El proceso de fe de Tomás, es símbolo y modelo de la verdadera actitud de fe. Moraleja: Nosotros y los creyentes del porvenir no estamos en situación de inferioridad respecto a los primeros testigos de la Resurrección.
• Signos (20,30-31). Los otros signos. Es la primera anotación final del Evangelio de Juan. El objetivo de esta obra es la fe en Jesús, que obtiene la Vida: Como Jesús, se puede resucitar antes de morir, si practicamos el Amor al Prójimo (cf. Jn 13,34). Mensaje: Si descubrimos los “muchos otros signos”, que Jesús realiza en nuestra propia existencia y en el mundo contemporáneo, crecerá nuestra fe en Él, y recibiremos de Él la comunicación de la Vida Definitiva.
Pascua Semana II – Lunes (aquí)
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