EVANGELIO DOMINICAL

Domingo de Resurrección


Lecturas: Hechos 10,34.37-43 / Salmo 117,1-2.16-17.22-23 / Colosenses 3,1-4 / Juan 20,1-9

Botón homilético – Francisco Quijano

• «Una presencia en modo de ausencia». Así puede calificarse este episodio. María corre de madrugada al sepulcro, no ve nada de lo que esperaba ver, ni siquiera entra al sepulcro, solo ve que está abierto.

• María puebla con su imaginación esa percepción vacía y corre a comunicarla: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto». ¿De dónde o cómo dedujo esa consecuencia?

• Llegan a la carrera Simón Pedro y otro discípulo. Entra aquel, ve los lienzos y el sudario de la mortaja y nada más. Su expectativa de ver algo más se frustra. Vacío, ausencia.

• Entra luego el otro discípulo. El sí, dice el evangelista: «Vio y creyó». ¿Qué fue lo que vio? Lo que no vio María, lo que vio Simón Pedro: un sepulcro abierto, unos lienzos, un sudario.

• ¿Qué fue lo que creyó? Una presencia en modo de ausencia. No tuvo un encuentro con el Resucitado. Antes bien, a él y a Simón Pedro se les encendió el entendimiento para comprender las Escrituras. ¿Cómo fue eso?

• Este relato de resurrección del Señor Jesús es sorprendente porque no refiere ningún encuentro con él de ningún tipo. Tampoco sugiere una deducción al modo de: puesto que el cadáver no está en la tumba, debe estar en otra parte, como supuso María.

• El relato dice que el otro discípulo «vio y creyó». Creyó porque lo vio todo de golpe: la vida de Jesús, su trato con él, lo que compartieron en Galilea, su muerte, bajo otra luz, la luz de la fe en Dios que es Dios de la Vida.

• Varios pasajes de la Escritura, que no cita el Evangelista, declaran que Dios es un Dios de la Vida. Dice así el Salmo 16, que forma parte de la liturgia de Pascua:

«Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré.
Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena:
porque no me entregarás a la muerte
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción».

• Los relatos de encuentro con el Resucitado tienen dos referencias clave: Jesús, o el evangelista, mencionan las Escrituras y su interpretación, y él se encuentra con ellos para compartir una comida.

• Todo ello apunta un itinerario de fe que va integrando las experiencias vividas con Jesús, su pasión y muerte, lo que él anunció acerca del final de su vida, el sentido de las Escrituras y, finalmente, su presencia viva en condiciones que sobrepasan las expectativas humanas.

• Giovanni Francesco Romanelli (1610-1662): Pedro y Juan en el sepulcro

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