Relatos de Resurrección: Una galería de cuadros
La Semana de Pascua es la más solemne del Año Litúrgico. En ella celebramos la victoria de Cristo sobre la muerte y el pecado. A diferencia de los relatos de la Pasión, que en algo difieren en los cuatro Evangelios pero son a la vez convergentes, los relatos de encuentros de las mujeres y de los discpipulos con Jesús Resucitado son completamente diferentes en cada Evangelio. Si uno quisiera ponerlos en una secuencia coherente, no la tienen. Forman más bien una galería de cuadros como las variadas pinturas de tantos pintores que representan estos episodios.
Lo cual es razonable, porque dan cuenta de una realidad –el Señor Jesús Resucitado– que sobrepasa cualquier percepción a nuestro alcance, trasciende todas nuestras expectativas y desafía toda nuestra capacidad de comprensión. Ello por una sencilla razón: la vida del Jesús Resucitado es la vida inmortal de Dios, participada en plenitud por el Jesús que murió en la cruz. Esta vida es tal como él la vive ahora en el Gozo sin fin del Padre y el Hijo en el Espíritu Santo. Esta vida es Dios mismo en su inmensidad infinita inalcanzable por nuestra pequeñez de criaturas.
Pero justo porque Dios vence a la muerte, estos relatos de encuentro con el Resucitado, entre temores, dudas, pasmo, incredulidad de las mujeres y de los discípulos, tienen la garantía de la fe en el amor y poder de Dios que vence todo obstáculo. Una constante de estos relatos es que las mujeres y los discípulos son confirmados en la fe: «¡Realmente ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón!» En la Semana de Pascua veremos los variados cuadros de esta exposición.
Evangelio de San Mateo 28,8-15
El Evangelio de Hoy es continuación del relato del encuentro de las mujeres con el ángel en el sepulcro vacío (28,1-8). Ellas se alejan llenas de miedo y de alegría. ¡Qué contraste insólito!
• La experiencia las desubica: esperaban encontrar un cadáver y escuchan un mensaje que sobrepasa su imaginación y entendimiento. Por eso su temor y su gozo.
• Se crea así el ambiente en que ocurren los hechos: temor de lo que las sobrepasa, gozo por el mensaje escuchado: «Sé que buscan a Jesús, el crucificado. No está aquí, ha resucitado».
• Jesús les sale al encuentro y les procura serenidad y sosiego: «¡Alégrense! No teman». Jesús les hace el mismo encargo que habían escuchado: «¡Avisen a mis hermanos que vayan a Galilea, y allí me verán!»
• Sorprendente: el aviso es el mismo en boca del ángel y en boca de Jesús. Parece que lo importante no es quién habla, sino lo que dice: los discípulos deben ir a Galilea para encontrar al Señor.
• ¿Por qué Mateo habrá destacado un encuentro de Jesús resucitado con sus discípulos precisamente en Galilea? No dice nada de un encuentro en Jerusalén y alrededores. ¿No será porque quiso relacionar a Jesús resucitado con el comienzo de su misión en Galilea?
• Jesús era galileo. Mateo advierte, según el oráculo de Isaías, que allí comenzó su misión: «Territorio de Zabulón y territorio de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los paganos: El pueblo que vivía en tinieblas vio una luz intensa, a los que vivían en sombras de muerte, les amaneció la luz» (Mt 4,14-16).
• Allí, desde Galilea, Jesús envía a sus discípulos al mundo entero y los fortalece con su última promesa indefectible: «Yo estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo» (Mt 28,16-20).
• La vida de Jesús resucitado se vincula en adelante con la misión que deben proseguir sus discípulos. Esa es también la nuestra: iluminar con la luz del Resucitado las sombras de muerte de nuestra humanidad.
Lectura: Hechos 2,14.22-33
• Durante el Tiempo Litúrgico de Pascua se lee en la semana de forma continua el libro de los Hechos de los Apóstoles, que es la segunda parte el Evangelio de San Lucas en el que se narra la actividad de los apóstoles y la vida de las primeras comunidades cristianas que se desarrollan bajo el impulso del Espíritu Santo.
• La lectura de hoy es la primera predicación de Pedro después de que el Espíritu Santo infunde su fuego en ellos y en la gente que residía en Jerusalén, muchos de ellos vendidos de otras partes del mundo.
• La gente se asombra al escuchar a los apóstoles hablar en sus propias lenguas, piensan que están ebrios. Pedro interviene para decir lo que ha ocurrido. Están ebrios, sí, pero de Espíritu Santo.
• En seguida hace ver a esa multitud de judíos, que venían de la dispersión por el mundo a celebrar la fiesta de Pentecostés en Jerusalén, quién es Jesús, profeta de prodigios y señales, a quien dieron muerte violenta.
• A ese hombre entregado a la muerte, Dios lo resucitó de entre los muertos, lo exaltó a su derecha y le comunicó el Espíritu Santo para comunicarlo a su vez a los apóstoles y a quienes escuchen su palabra.
• Con esta predicación Pedro presenta lo esencial del mensaje evangélico y revela que el Espíritu Santo es quien impulsa este anuncio y abre los corazones para que el mensaje sea acogido.
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Reflexión: Julián Riquelme
• Contexto - Palestina, año 30: Los dirigentes judíos continúan con su mala fe en contra de Jesús (cf.27,3ss). - Siria, Antioquía, año 80: Las comunidades judías son contrarias a la primitiva predicación cristiana.
• Sentido El Evangelio contiene un díptico “las mujeres van a los discípulos y los guardias a los sumos sacerdotes”. Miremos los dos espacios del díptico:
• Las mujeres (28,8-11a):
a) Ellas van hacia los discípulos (28,8). El temor de las mujeres está mezclado de gran alegría y van a cumplir el encargo que les ha dado el ángel: ir a los amigos de Jesús.
b) Encuentro con Cristo (28,9-10). El Mesías las saluda al estilo pagano (gr. “jaire” = “salud”, “alégrense”) para indicar la apertura de la misión, que consiste en anunciar a todos los pueblos que en Jesús la vida ha superado a la muerte. El Maestro repite el encargo del ángel y llama a los discípulos “sus hermanos”, esto es, ahora que está disponible el Espíritu Santo, puede llamarlos así: el Espíritu los hace hijos del mismo Padre.
c) Cumplimiento del encargo (28,11a). Ellas son las primeras misioneras: se dirigen a Galilea, lugar de los pobres y de distintas culturas. Lección: La alegría del encuentro es un compromiso serio, que lleva a comunicar a los hermanos la verdad de la resurrección.
Los guardias (28,11b-15):
a) Algunos de ellos van hacia los jefes judíos (28,11b). Ellos van a dar la noticia del sepulcro vacío a los enemigos de Jesús.
b) Encuentro con los jefes religiosos (28,12-14). Ante el informe de los guardias se reúne el Gran Consejo (cf. 26,3.59; 27,1.7.62) para contrarrestar los hechos. No les interesa lo que realmente suceda, sino la repercusión que pueda tener en el pueblo. Sobornan a los soldados, les encargan difundir un rumor y les prometen su apoyo ante Pilato. El gobernador es vulnerable porque se dejó influenciar y dictó una sentencia injusta.
c) Cumplimiento de la consigna (28,15). El dinero y la mentira amarra a los guardias y a las autoridades religiosas. El rumor llega hasta los tiempos de Mateo. Mensaje: El ídolo del dinero se opone al Dios verdadero.
Martes de Pascua (aquí)
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