SEMANA XXIV: EVANGELIOS

Martes: «Muchacho, yo te lo ordeno, levántate»


Evangelio de San Lucas 7,11-17

• Este episodio evangélico que se puede desdoblar en cuatro actos: Desolación. Conmoción. Horizontes nuevos. Resurrección.

• Desolación: Una viuda. Un hijo único muerto. Para una viuda israelita, la muerte de ese hijo único es la peor desgracia, la pérdida total de un futuro, el de su hijo y el suyo. No hay esperanza.

• Conmoción: Jesús se estremece, dice una palabra de consuelo: «No llores». Los evangelistas usan una palabra que significa: «conmoverse por dentro, revolvérsele a uno las entrañas». Ese es el poder de la compasión.

• Horizontes nuevos: Jesús toca el féretro. Dice una palabra eficaz: «Muchacho, yo te lo ordeno, ¡levántate!» Con esta palabra, Jesús actualiza la palabra creadora original: «¡Hágase la luz... Hagamos al hombre!» Esa palabra crea esperanza.

• Resurrección: Todos quedan embargados. Dan gloria a Dios. Jesús realiza un acto profético: anticipa la gloria final de su resurrección y la de toda la humanidad. La esperanza perdida se cumple en la gloria.

 

Lectura: I Corintios 12,12-14.27-31

• San Pablo trata en este pasaje una dimensión de nuestra condición humana que tiene incidencia en diferentes ámbitos: todos somo uno en una misma humanidad y cada persona es única y diferente de las demás.

• En nuestra multiplicidad y diversidad, todos formamos un solo cuerpo en Cristo: judíos y no judíos, esclavos y libres, bautizados todos en un mismo Espíritu.

• En el mismo sentido, se puede decir que todos, en nuestra multiplicidad y diversidad, formamos una misma humanidad.

• En el orden político, todos, en la multiplicidad y diversidad de lenguas, costumbres y culturas, forman parte de una misma comunidad nacional.

• Esa unidad en la diversidad, ¿anula las diferencias? ¿absorbe unas diferencias en otras? ¿reduce la diversidad a homogeneidad indistinta?

• San Pablo argumenta: «Como el cuerpo que, siendo uno tiene muchos miembros, y los miembros, siendo muchos, forman un solo cuerpo, así también es Cristo».

• Trasládese con flexibilidad y atingencia este razonamiento a otros ámbitos para encontrar respuesta a la paradoja de la unidad en la variedad y de la diversidad en la armonía.

 

 

• • • 

 

Reflexión: Julián Riquelme

• Contexto - Palestina, año 30: Juan Bautista encarcelado, a través de sus discípulos, pregunta a Jesús si Él es el Mesías (Lc 7,18-20). El Nazareno responde con su práctica y con un texto de Isaías, en el cual se afirma: “Los muertos resucitan” (Lc 7,22; cf. Is 26,19; 35,5-6; 42,7; 61,1). - Grecia, año 80: Superada la ley de lo puro y de lo impuro, la misión de los cristianos es trabajar por la plenitud de vida para todos los seres humanos.

• Sentido El Evangelio se refiere a la “Resurrección del joven de Naím”, y puede dividirse así:

• Los dos cortejos: el de la vida y el de la muerte (7,11-12). La procesión por la Vida la encabeza Jesús, seguido por sus discípulos y por gran multitud: entran en la ciudad, llevando la buena nueva de la vida. La procesión de la muerte, la encabeza un joven fallecido, seguido por su madre y mucha gente: salen de la ciudad, dirigiéndose a un sepulcro. Lección: Conviene integrar en nuestra experiencia del Reinado de Dios, los dolores, las lágrimas y la muerte.

• Compasión de Jesús, la fe de los portadores de angarillas y entrega del joven vivo a su madre (7,13-15). A Jesús se le remueven las entrañas ante el sufrimiento de la “viuda”, símbolo de la persona más pobre entre los pobres. Toca el “féretro”, se hace legalmente “impuro”, y los angarilleros se detienen (fe). Cristo entrega el joven vivo a su madre. Moraleja: Cuando se cree en Jesús, surge en nuestro interior la pregunta: “¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo?” (Lc 24,5).

• Admiración de la gente (Lc 7,16-17). Jesús es considerado por los habitantes de Judea y de la región vecina, como el más grande de los profetas de Israel. Él es más que el profeta Elías (cf. 1 R 17,23). Mensaje: El verdadero profeta no invita a adorar a los ídolos, sino al único Dios, que es la fuente de la vida.

Semana XXIV: Miércoles (aquí)