EVANGELIO DOMINICAL

Domingo 17º durante el año


Lecturas: I Reyes 3,5-12 / Salmo 118,57.72.76-77.127-130 / Romanos 8,28-30 / Mateo 13,44-52

Botón homilético - Francisco Quijano

• Es una fortuna que te caiga en la mano una joya preciosa perla, diamante, zafiro, esmeralda. Eres afortunado si encuentras un tesoro enterrado en un campo. Tienen una buena fortuna la mujer que posee una joya preciosa y el hombre que halla un tesoro.

• Fortuna: de eso hablan estas parábolas. ¿Qué fortuna es esa? El diccionario admite tres acepciones del vocablo: encadenamiento fortuito de sucesos o mera casualidad, suerte favorable o buena ventura, y hacienda, capital, riqueza en bienes. En los tres sentidos se puede entender estas parábolas.

• Fortuna: casualidad, mera coincidencia, algo fortuito que no depende de tu voluntad ni de tus deseos. Dios irrumpe en tu vida, su reinado, que Jesús anuncia mediante parábolas, ha llegado. Esta casualidad se llama providencia de Dios o con un neologismo: diosidencia. «Sabemos –dice Pablo– que Dios dispone todas las cosas pera el bien de los que le aman» (2ª lectura).

• Fortuna: buena ventura, qué suerte tuviste. Llega alguien a tu vida, una persona que te conmueve, te abre horizontes insospechados, te enriquece. El paradigma de este golpe de suerte es una pareja que “hace química” o personas que congenian en una amistad. A Dios te lo encuentras como amigo.

• Fortuna: riqueza, bienes en abundancia. Las parábolas presentan esta dimensión que pone en juego tu libertad. Es diosidencia que Dios irrumpa en tu vida, es una ventura feliz que lo hayas encontrado… Y tú, ¿qué vas a hacer con eso?

• Los dos cuentos dicen que la afortunada –digamos que era una mujer– y el suertudo vendieron todo para quedarse con una fortuna que les llegó sin esperarla... Tú, ¿qué decides? «Porque donde está tu tesoro, allí estará también tu corazón» (Mt 6,21).

• El tesoro escondido es una pintura de la colección Jesus Mafa. Los mafa es una comunidad étnica del norte de Camerún, con quienes François Vidil, misionero francés, lanzó en 1970 el proyecto Vida de Jesús Mafa, que consiste en una colección de 70 pinturas de la vida de Jesús.

 

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Claves para la homilía - Julián Riquelme
 
• Contexto. ‒ Palestina, año 30: Empeñarse en descubrir el Reino de Dios sólo en el futuro y fuera de nosotros, es un camino equivocado que no conduce a la meta. ‒ Antioquía (Siria), año 80: El futuro Reino de Dios está principalmente en nuestro presente personal, produciendo alegría mesiánica en quienes lo encuentran (cf. 1 R 3,5-6ª.7-12).

• Sentido. Según las “parábolas del tesoro y de la perla”, el Reino de Dios es algo “oculto”, “escondido” y a la vez lo más valioso de la creación. En estas parábolas se puede subrayar los siguientes elementos:

• El Reino de Dios es absolutamente gratuito. Vale decir, es preexistente al hallazgo y al esfuerzo humanos: viene por libre iniciativa divina (El "tesoro está escondido en un campo”; a la perla se la “encuentra”). La realidad descubierta, está “dentro” de cada uno de nosotros; es el mismo Dios, presente en cada uno; es lo más hondo de la realidad que soy, y que son todas las otras criaturas. ‒ La tarea más importante es buscar el Reino de Dios en nuestra propia vida; no es un objetivo fácil, porque no se descubre por los sentidos ni por la razón, sino por la experiencia.

• El hallazgo del Reino de Dios genera espontáneamente una opción fundamental en los seres humanos. Esta opción permite reordenar la realidad presente hacia una prioridad central, y relativizar todo valor antes conocido (Los dos hombres “venden todo lo que poseeny “compran” respectivamente el campo o la perla). ‒ La diferencia entre la experiencia del Reino de Dios y los valores terrenos consiste, en que el primero enriquece a quien lo encuentra y a los demás; mientras que lo segundo se consigue a costa de la pobreza para otras personas.

• La alegría en la parábola del tesoro (13,44b). El hallazgo produce alegría: el campesino se alegra porque va a ser rico. El Reino de Dios todo lo ilumina y ofrece una felicidad continuada. Los valores terrenos aportan una alegría pasajera y que, normalmente, se consigue con la tristeza de muchos. ‒ Es conveniente tener una escala de valores, presidida por la prioridad del Reino, la cual ayude a humanizar nuestro mundo; así podremos vivir y trabajar por la plenitud humana con optimismo.