EVANGELIO DOMINICAL

Domingo 13º durante el año


Lecturas: II Reyes 4,8-11.14-16 / Salmo 88,2-3.19-19 / Romanos 6,3-4.8-11 / Mateo 10, 37-42

Botón homilético – Francisco Quijano

• Es curioso, el amor, esos sentimientos que nacen del fondo del corazón, la solidaridad entre amistades, colegas, compatriotas, fieles religiosos, todo eso puede volverse tóxico.

• En El arte de amar, Eric Fromm dice acerca del amor de pareja: «No es raro que dos personas se idolatren mutuamente, lo cual, en casos extremos, representa el cuadro de una folie à deux. Se establece una alianza de dos contra el mundo, y se confunde ese egoísmo à deux con amor e intimidad».

• En Nudo de víboras, François Mauriac retrata a un viejo de 68 años que escribe una carta en la que desnuda a toda su familia: mujer, hijos, nietos, un enredo de víboras que esperan su muerte para quedarse con su fortuna.

• En el célebre drama Romeo y Julieta, Shakespeare devela el amor fanático de dos familias, los Capuleto y los Montesco, cuya rivalidad destruye la vida de dos enamorados que acaban en una muerte trágica.

• La placentera comedia musical West Side Story – Amor sin barreras – inspirada en el drama de Shakespeare, con música de Leonard Bernstein, acaba en la muerte trágica de dos enamorados, Tony y María, cuyo amor sin barreras no venció las barreras entre dos pandillas neoyorkinas.

• «Our country, right or wrong!» – «Nuestro país, por las buenas o las malas», como dijo un comodoro estadounidense hace dos siglos. Un expresión patriotera que desbarata Chesterton: «Mi país, por las buenas o las malas, no lo diría ningún buen patriota. Es como decir: Mi madre, borracha o sobria».

• Juan le dice a Jesús: «Maestro, vimos a uno echando fuera demonios en tu nombre, y tratamos de impedírselo porque no anda con nosotros». A esta postura integrista, Jesús responde: «Quien no está contra nosotros, está con nosotros».

• El primer dicho de Jesús en este Evangelio: «Quien ame a su padre o a su madre, a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí», advierte que el amor familiar, tan natural y espontáneo, tan valioso y necesario, se puede volver tóxico.

• Y como ese amor de familia, también ese sentido de pertenencia o esa solidaridad estrecha en grupos más amplios pueden volverse tóxicos, degenerar, ser barreras de exclusión de quienes no forman parte del grupo.

• Aun las religiones, que son formas refinadas de cultivo y expresión de sentimientos de benevolencia y altruismo, pueden cristalizar o petrificarse en grupos integristas, hasta llegar a ser violentos.

• ¿Cómo superar estas distorsiones, tanto de orden personal como de vastos grupos humanos? Los siguientes dichos de Jesús son una pista: dejar que otras personas, otra gente, personas ajenas al grupo, extrañas, distintas, irrumpan en la propia vida.

• «El que los recibe a ustedes... el que recibe a un profeta... el que recibe a un justo... el que da de beber un vaso de agua a estos pequeños, menores, inferiores, últimos...». Todas estas son formas en que un tercero irrumpe para curar la ceguera de amores ciegos.

• En la Exhortación La alegría del amor, el papa Francisco tiene esta cautela: «Hay un punto donde el amor de la pareja alcanza su mayor liberación y se convierte en un espacio de sana autonomía: cuando cada uno descubre que el otro no es suyo, sino que tiene un dueño mucho más importante, su único Señor» (n. 320)

• El amor genuino no avasalla, no domina, no posee: antes bien, libera, abre espacios, deja ser, a fin de que la otra persona, los demás, todos sean dueños de su persona, lleguen a ser quienes quieren ser, sean libres en la realización de su futuro.

• La primera lectura es una bella historieta simpática del profeta Eliseo y la sunamita, que ilustra el dicho de Jesús: «Quién recibe a un profeta por ser profeta...». Ver (aquí)

• Frederic Leighton (1830–1896): Eliseo resucita al hijo de la Sunamita

• O •

 

Claves para la homilía - Julián Riquelme

Contexto Palestina, año 30: Para Jesús la opción fundamental de su vida era el Reinado de Dios. Antioquía (Siria) año 80: Los movimientos mesiánicos, resultan sospechosos a las autoridades judías y romanas (Mt 5,10).

Sentido El tema del Evangelio trata de "El Mesianismo de Jesús". Es el del amor, que se responsabiliza de todos los seres humanos. Para ello, es necesario cultivar dos realidades o ámbitos: 

 Nuevas relaciones en tres niveles o campos (Mt 10,37-39):

¤ En lo doméstico, es decir, en las relaciones familiares: “Amar al padre y a la madre, al hijo o a la hija” (Mt 10,37). Estos lazos familiares constituían la base del sistema patriarcal antiguo.


¤ En lo social, esto es, en las relaciones públicas: “Tomar su cruz” (Mt 10,38). La crucifixión era un suplicio público, atroz e ignominioso, mediante el cual se entregaba al condenado a la furia y a la mofa del populacho para escarmiento.

¤ En lo personal, vale decir, en las relaciones del individuo con su “yo”: “Encontrar su vida o perderla” (Mt 10,39). Cristo es el único que puede prometer la vida sin fin a quien sea fiel hasta la muerte.

 Nuevas colaboraciones (Mt 10,40-42). El Nazareno afirma que sus apóstoles y discípulos lo representan y lo manifiestan entre los seres humanos, si son testigos de su Evangelio. Recibirlos es aceptar a Jesús, su Palabra, y al mismo Dios.